A falta de anunciar los fichajes restantes del nuevo proyecto, el Baskonia recordó ayer la visita del curso pasado de Antoine Griezmann al Buesa Arena. El futbolista del Atlético de Madrid se pasó por el recinto de Zurbano para presenciar en directo la victoria ante el Armani Milán y el club le realizó un pequeño reconocimiento. Los seguidores azulgranas, resignados ante la falta de noticias oficiales, bromearon sobre la posibilidad de que el astro francés, gran aficionado al baloncesto, se convierta en nuevo jugador del equipo vitoriano.
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En concreto, el usuario @Grezai respondió en la red social X, antigua Twitter, con una pregunta irónica. «¿Puede jugar de base?». La dirección de juego es el puesto que más cojo tiene el Baskonia tras la marcha de McIntyre, además de Chiozza y Theodore, y la única llegada de Kamar Baldwin.
Griezmann, haciendo gala de su buen sentido del humor y manejo de las redes sociales, reaccionó rápido ofreciéndose a ello. «Puedo sí», replicó con una cara sonriente. El galo mide tan solo dos centímetros menos (1,76) que Markus Howard y es uno de los jugadores de fútbol que mejor contemporiza el juego. Su respuesta desató las carcajadas de su chef, David Rodríguez y más respuestas con gracia.
El cocinero vitoriano es un ferviente seguidor del conjunto azulgrana. Afincado en Madrid, es el chef personal del futbolista y su trabajo le impide ser asiduo del Buesa Arena. Aprovechando una jornada de descanso del delantero del Atlético, se acercaron al Buesa Arena con el también vitoriano Héctor Hernández, periodista y director ejecutivo de la agencia By&For con la que trabaja Griezmann y también su amigo Nikola Mirotic. El hispano-montenegrino, en las filas del Milán, ejercía como rival del Baskonia, aunque la victoria cayó del bando azulgrana.
El resultado no parecío desagradar al francés, que se llevó una camiseta azulgrana de recuerdo. No es la primera, ya que cuando jugaba en la Real Sociedad, se acercó con sus compañeros Sergio Canales, Carlos Vela y Diego Ifrán a ver uno de los pocos partidos que Lamar Odom jugó con el Baskonia. Entonces la distancia era menor y pudo acudir a encuentros más, convirtiéndose en una figura reconocible para el público azulgrana.
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