Una muestra de seriedad

Llegaba calentito el conjunto de la Casa Banca, ganador de todo lo imaginable el curso pasado dentro de la geografía española y finalista de la Euroliga que le devolvió la gloria pretérita al Panathinaikos. Hezonja había tocado el domingo los bombos de la percusión mediante sus declaraciones en contra de la escasa permanencia de un mismo quinteto sobre el parqué de Miribilla.

Consecuencia de tener un plantel largo, aunque menos valioso que el del ejercicio pasado. Unos tanto y otros tan poco podríamos pensar aquí al escuchar las quejas del fino 'tres y medio' merengue. Mientras Chus Mateo afronta el quebradero de cabeza de hallar sitio a tanta figura, Pablo Laso recuerda el milagro multiplicador de los panes y de los peces.

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Cierto que las ausencias de los dos bases visitantes equilibraban una cita que respondió a esa paridad. Sobre todo la baja disciplinaria de Campazzo, el base más desequilibrante de Europa por hiperactividad, visión, nervio y eficacia. Junto a Tavares forma el dúo dinámico y diferencial del torneo. El hueco del argentino privó al Real Madrid de una creatividad que el Baskonia, en la parte que le corresponde, aún debe de conseguir también.

Ha de alabarse el mérito indudable que encierra la victoria alavesa. El bloque de Laso, abierto por obras y con la tarea todavía pendiente de la solvencia en el timón, va tomando las hechuras necesarias. Acaba de aceptar un duelo denso y de marcador rácano. Y se ha sobrepuesto al inquietante 53-59 a siete minutos del final. A base de apretar los dientes, sostener la mirada en el rebote al rascacielos caboverdiano que todo lo condiciona y de involucrar para la causa azulgrana a Diop. Toda una necesidad.