Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Alfredo Salazar se ha ganado a pulso la etiqueta de cazatalentos. A la manera del montañismo, el secretario técnico azulgrana abrió la vía austral con el fichaje de Marcelo Nicola. El preludio de la camada ultracompetitiva de la misma nacionalidad que procuró noches de gloria ... indeleble al Baskonia. Luis Scola, Andrés Nocioni, la 'repatriación' desde Grecia de Fabricio Oberto… El ojo de halcón vitoriano ampliaba fronteras dentro del extenso mapa sudamericano para reclutar a Tiago Splitter, otro hombre relevante en la fértil historia de Betoño.
Veinte años tenía 'Chapu' cuando llegó a la capital alavesa con la hiperactividad como tarjeta personal de presentación. Recuerdo asistir a un tramo de su primer entrenamiento en el Fernando Buesa Arena y regresar a la redacción impresionado por semejante muestra de fuerza descomunal que requería cierta pausa para aflorar un talento medio oculto. «¿Qué tal el nuevo?», me preguntaron los compañeros. «Un animal», respondí al recordar la forma que Nocioni tenía entonces de reventar el aro mediante mates incontestables.
Era un potro indómito que requería alguna meta volante donde adquirir el poso necesario sin renunciar a la efervescencia que le convirtió en diferencial hasta su retirada madrileña en 2017. Y la entidad de Zurbano le halló acomodo en otra ciudad que vive profundamente el baloncesto. Manresa acogió aquel diamante en bruto y lo devolvió con las aristas algo más pulidas. El volcán de la lava incandescente disponía, además, de una cabeza bien amueblada. Había inteligencia junto a una febril manera de abatir a los oponentes.
Valgan dos ejemplos que revalidan esa idea de la mente preclara. En una de sus primeras entrevistas, antes de empezar la temporada de 2001, Nocioni incidió cuantas veces pudo durante una entrevista a este periódico que él era un alero, no el presunto 'cuatro' que querían catalogar por su potencia física. 'Chapu' ya manejaba entonces la tesis de que su futuro andaba ligado al puesto de 'tres' fuerte, compañero del supremo bailarín de las zonas (Scola) y de otro pívot. A las volcadas, en argot argentino, de juventud sumaba ya su sobresaliente aptitud para irrumpir hasta el tablero rival y un lanzamiento exterior interesante. Un jugador total.
¿El otro síntoma de inteligencia? Su agudo sentido común para adaptarse a la evolución del baloncesto y el transcurso de la edad. Compensaba cierta pérdida de físico, partiendo de niveles muy elevados, con una lectura del juego en cuarto creciente. El deporte moderno de un solo interior y todos abiertos con la opción de clavar triples le deparó un triunfal ocaso de su carrera como 'cuatro' en el Real Madrid que levantó la Euroliga de 2015 a lomos de su MVP. ¿Quién? Nocioni, claro está.
En la Casa Blanca, a lo largo de tres años, acumuló ese trofeo mayor del continente, dos títulos de la ACB y tres Copas. Antes, embistiendo con el escudo del carnero sobre el pecho, ya había levantado la veda triunfal: el doblete de 2002, y el torneo del k.o. de 2004 en Sevilla más el distintivo particular de mejor hombre de la ACB. El formidable 'tres y medio' colgó la camiseta de tirantes hace siete años habiendo esparcido una personalidad arrolladora y una nobleza que le procuraban el respeto y el cariño del vestuario.
Se cumplen dos décadas de la marcha del campeón olímpico en Atenas (2004) a la NBA. 'Chapu', un icono en aquel Baskonia de excelentes plantillas a las órdenes de Dusko Ivanovic en su primera etapa, poseía las virtudes del baloncesto europeo y las condiciones suficientes para explorar la selva estadounidense. Era el verano de su oro con Argentina en la capital griega, el final de una era azulgrana que le mantiene en el retablo del baskonismo. El año de su marcha a los Bulls, la franquicia que elevó al cielo el incomparable Michael Jordan. Un bombazo entonces y el prólogo de un notable quinquenio en Chicago, la ciudad del viento y del 'tornado Nocioni'. Inauguró unos vuelos transoceánicos que tomaron doce meses más tarde José Manuel Calderón y Arvydas Macijauskas en aquella era gloriosa del cuadro alavés.
El protagonista de esta historia, sin cuentas pendientes en Vitoria, aún quiso saldar una emocional con su retorno a Betoño (2012-2014). Dos cursos académicos que enmarcaron el diploma de honor que ya antes le había expedido la afición azulgrana. Fue el retorno del potro indomable, del tipo canchero e inteligente que guardamos en el desván eterno de nuestras memorias.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.