Kuric se apunta el duelo de tiradores

El parque de atracciones que vende la publicidad del Baskonia a modo de eslogan este curso reunía al tirador inaudito que asombra a Europa entera (Markus Howard) y a otro hombre de gatillo frío que abate rivales sin alterar apenas las facciones de su rostro. Un duelo de profesionales o solucionadores de problemas, en argot de Tarantino, que prometía mucho, mantuvo el interés durante buena parte de la cita y del que salió victorioso el escolta a las órdenes de Natxo Lezkano.

Pablo Laso ha decidido que el 'dos' azulgrana ejerza el papel devastador partiendo desde el banquillo. De hecho, Howard no actuó ni un solo segundo en el primer cuarto, se metió el segundo entre el pecho y la espalda, apareció la mitad del tercero y el técnico recurrió a él cuando faltaban 41 segundos del último y el Baskonia disponía de la pelota para ejecutar la táctica del conejo (91-92). Aquella tesis del añorado Manel Comas por la que convenía ir a rebufo del oponente hasta rebasarlo en la curva definitiva.

El cuadro vitoriano perdió ayer por razones variadas. A saber, un baloncesto coral peor que el del Andorra, la sangría del rebote en su propio aro durante los instantes calenturientos, ciertas concesiones en el balance defensivo y unas pérdidas reñidas con el concepto capitular de la fluidez.

De ahí que sorprendiese el escaso uso de San Markus, nuestro evangelista de cabecera. Metió dieciséis puntos, a razón de uno por cada minuto, pero el preparador local confió la remontada del equipo a un quinteto sin él pese al impacto subito del escolta -una vez más- desde su subida al escenario.

En cambio, Kuric resultó determinante para sellar el justo triunfo 'principesco'. Llevaba una canastita en el intermedio y arruinó la fiesta azulgrana de la apertura con veintidós puntos a la vuelta de los vestuarios. El 44% de la anotación de su grupo en el segundo tiempo. Kyle coronó la muy notable labor coral visitante para mayor jaqueca de Raieste.