La incertidumbre mira hacia adentro en el Baskonia

Toda reconstrucción debe empezar por algún sitio y el club azulgrana viene trabajando la reforma de su casa de afuera hacia adentro. Del espléndido base (McIntyre) que descubrió para Europa entera y sus satélites diluidos (Chiozza y Theodore) no queda ni un solo cascote del edificio en pie. Y el fichaje de otro Baldwin, éste de nombre Kamar, ojalá suponga la tercera edición de un 'best seller' que firmaron los años anteriores Thompson y el 'Lobo' que llevará sus aullidos a Belgrado.

El último advenimiento, la llegada del francés Luwawu-Cabarrot que suena bien en los oídos, casi cierra las demarcaciones reservadas a los escoltas y los aleros. Se trata de la parcela más estable del equipo vitoriano por las permanencias de Howard, Raieste, Rogkavopoulos y Sedekerskis. El exterior galo suple, por peso específico en el plantel, el retorno al hogar de Marinkovic. De manera que sólo queda añadir un cupo formativo en el lugar de Díez.

Por todo ello, la incertidumbre para la afición alavesa mira hacia adentro en un ejercicio introspectivo. A día de hoy sólo Diop tiene garantizada su presencia dentro del grupo el ejercicio entrante. De la batería interior pueden seguir uno, dos o tres hombres. No es un juego ascendente de numeración ni un modo de eludir la manía de mojarse en cada pronóstico.

Sencillamente, Costello -integrante de la guardia pretoriana del mariscal Ivanovic- escucha ofertas económicas superiores tras su sólido trieno en Betoño. El porvenir de un Kotsar en cuarto menguante tras su ilusionante debut azulgrana parece depender de algo más que un hombro doliente. Y la carrera deportiva de Moneke, que tanto se asemeja al juego de la oca por los vaivenes nerviosos de unas casillas a otras, tal vez prosiga lejos de Zurbano pese al año de contrato que le une al Baskonia. O no.

De ahí esas dudas centrípetas que confluyen dentro de las zonas, pese a la tendencia del baloncesto moderno a abrir tanto a sus protagonistas que algún día terminarán también los gigantes por ver el partido sentados en la grada.

Si la terna que sostiene la margarita de deshojar pétalos la deja casi en nada, bien por intereses de los jugadores o según el criterio del club, la entidad alavesa habrá de encarar el conocido sistema de la puerta giratoria. El pasado ejercicio padeció el Baskonia, privado de un Khalifa que afrontará la próxima campaña su reválida mayor, el poderío físico de oponentes con verdaderos ogros adiestrados para asustar allá donde los aros inoculan veneno y escupen balones.