La hora de jóvenes con label

Lejos de una intervención quirúrgica invasiva, el club vitoriano optó por las remodelaciones acotadas. En parte porque entidades con economías superiores pescaron en aguas de Salburua a McIntyre, Marinkovic y Costello. Cinco fichajes, compra de físico en el mercado de la canasta, ascensos de canteranos –los hasta ahora residuales Savkov y Ndiaye– para alinearlos a las órdenes del reclamo mayor (Pablo Laso) y un cruce de dedos, entre la fe y la necesidad, en el ánimo de obtener réditos ya de dos firmes apuestas firmadas en el verano de 2023.

Escribo de Nikos Rogkavopoulos y Khalifa Diop, dúo con label de calidad a los ojos de la directiva alavesa. El ojo de halcón azulgrana reparó en el alero griego después de su notoria temporada en el Merkezefendi turco y el Baskonia soltó a base de dinero el cordón umbilical que unía al pívot senegalés con el Gran Canaria hasta 2025.

Ambos firmaron un vínculo de tres ejercicios en Zurbano y, tras un primer año de más esperanzas futuras que realidades presentes, encaran una temporada crucial. Tanto desde sus perspectivas individuales como, sobre todo, para el beneficio de un grupo que necesita de todos ante el ardor extenuante de la Euroliga y las trampas tendidas cada fin de semana por rivales descansados en el ámbito doméstico. Andorra, sin ir más lejos.

Tal vez convenga a Rogkavopoulos mirarse en el espejo que hace dos años le devolvió la imagen personal a Vanja Marinkovic. El alero serbio, de vuelta a su casa familiar en Belgrado, selló un curso inaugural vitoriano pálido y difuso hasta el punto de que el club sondeó destinos donde enviarle de forma prematura. Pero el 'dos y medio' se repuso de manera valiente y ha abierto el álbum de la melancolía entre los brazos de la afición de Betoño.

El griego parte con el aval de la confianza, la que tenía Alfreso Salazar en él cuando recomendó su fichaje. Pero, pese a sus todavía tiernos veintitrés años, ha de empezar a rendir tributos a la empresa. Cierto que el curso apenas ha abierto las aulas escolares y, sin embargo, le urge en cierto modo responder a la fe de su mentor en la capital alavesa. Laso lo ha utilizado poco hasta la fecha y partiendo desde el banquillo. Claro que observa a los poliédricos y fundamentales Luwawu-Cabarrot y Sedekerskis delante, pero de momento le condenan la ansiedad ofensiva y los despistes atrás. Los que limitaron su presencia sobre el parqué a siete minutos escasos durante la visita continental del Partizan.

A Diop se le juntaron el año pasado el hambre y las ganas de comer, dos contrariedades encadenadas de resultado letal. Sus primeras actuaciones no remitían ni siquiera algo al vigor intimidatorio que mostraba en el 'Granca', la razón del fichaje junto a su margen de mejora. No convenció a Joan Peñarroya ni luego a Dusko Ivanovic y la operación de muñeca obró como el colmo de sus desdichas.

Así que ahora encara un auténtico desafío, el de resultar muy útil a un Baskonia justo de elementos en la parcela interior y necesitado de subir el listón físico de un plantel abatido tantas noches el ejercicio anterior debajo de los tableros. El técnico vitoriano intenta componer un 'cinco' de plenas garantías con la suma de Donta Hall y Diop y para ello viene registrando cierta moción de confianza en el atlético cuerpo del joven africano. Un pívot ante el reto de refrendar cuanto se preveía de él.