El hijo pródigo necesita materia prima

Aún hubo de aguardar bastante tiempo la hinchada alavesa para verter combustible del bueno a un tanque justito de optimismo. Eso sí, fue un golpe de efecto mayúsculo, de esos que cambian el ánimo desde cierto grado de depresión a niveles altos de euforia. En la misma mañana del 28 de junio levantaba el Bayern las orejas de la liebre, la renuncia de Pablo Laso a continuar en Múnich, y el advenimiento del hijo pródigo a la casa del padre veintinueve años después de abandonarla en camiseta de tirantes. El retorno de uno de los nuestros. Sin duda, el gran gancho con el que seducir a una parroquia descreída por los pecados de una campaña doméstica tan decepcionante.

A partir del justificado entusiasmo que genera la vuelta de Pablo a Vitoria surge el asunto prioritario: dotar de buenos mimbres a a un recolector de títulos habituado a girar la cabeza y ver jugadores muy relevantes en el banquillo. El hijo de Pepe se encontraba la mirada fija de tipos como Musa. Deck o Hezonja que esperaban entrar en acción. Y aquí era Dani Díez el noveno hombre durante frecuentes pasajes del ejercicio anterior.

Los detractores de Laso dirán que con plantillas como las que manejó en la Casa Blanca resulta sencillo acumular éxitos. Y, sin embargo, otros técnicos no han levantado tantos trofeos dirigiendo transatlánticos ni devolvieron el júbilo a una sección madridista que había perdido su aura de trascendencia, la que recuperó durante la fértil estancia del técnico vitoriano en el WiZink. Pero, lo escrito, habrá que procurarle materia prima al hijo pródigo que retorna al hogar después de sellar un palmarés formidable en la villa y corte.

El universo de la canasta no vive al margen de la realidad social. De ahí que las economías manden y que el Baskonia adopte la estrategia del cazador agazapado. La táctica consiste en aguardar las piezas todavía interesantes que los grandes depredadores han dejado vivas después de sus ávidas batidas o detectar aves que vuelan por debajo del radar. La entidad alavesa acostumbra a pedir el comodín de la paciencia a la hora de establecer el equipo y a reclamar fe a sus seguidores. Ambas virtudes harán falta para aceptar la actual cuenta de resultados. Aparte de las incorporaciones de los canteranos Savkov y Ndiaye, aún en fase de maduración, el balance habla de menos tres entre las siete bajas -algunas tan sensibles como las de McIntyre, Marinkovic y Costello- y las cuatro incorporaciones a cinco semanas de izar el telón del teatro.

Hay que remontarse a los modestos orígenes del Baskonia para toparnos con una campaña doméstica tan mal resuelta con un suspenso en el boletín académico. Al cuadro de Dusko Ivanovic, y antes de Joan Peñarroya, le precedieron los dos clubes de fútbol y los adversarios naturales (Unicaja y Valencia). Pero también los consolidados proyectos canarios, el Murcia de Sito Alonso y hasta el Manresa de Pedro Martínez. Un fracaso de puertas hacia adentro por la incomparecencia a la Copa y la novena plaza en la ACB. Al otro lado de la muga.

Y, a expensas de cómo redondee su plantilla el Baskonia, los rivales directos del ejercicio anterior -salvo el representante del Bagés- apuestan por el continuismo para mantener los éxitos o avanzar una larga zancada. Es el caso último de Barça y Valencia, que reclutan a dos expreparadores de la causa vitoriana al frente de grupos reforzados. Algo semejante cabe afirmar del frente continental, donde el bloque de Betoño sí alcanzó el notable. Muchos movimientos ajenos, con la revolución del Partizan a la cabeza, frente a la cautela de un Baskonia necesitado de apuntalar ciertas posiciones fundamentales en el baloncesto.

Es evidente que la directiva alavesa abraza la tendencia física del juego a la vista de los cuatro fichajes. Tal vez Hall encarne mejor que ningún otro esa decidida apuesta por las cualidades atléticas y la intimidación que podrían faltarle a Kotsar, el estonio con mejores fundamentos de lo que parecía. Pero la salida de Costello a La Fonteta priva al conjunto vitoriano del grande con buena mano para abrir el campo mediante sus dardos frontales. Ni Diop ni el fichaje procedente del Mónaco viajan con la caja de herramientas para elaborarse sus propios tiros.

La feligresía azulgrana habrá de confiar en el ojo de halcón que viene clavando el dardo en el centro de la diana con bases extraídos de la Eurocup. Soberbia vista de lince para reclutar a Thompson y McIntyre, que dejan el listón de las prestaciones a la altura de récord mundial. Y deberá de creer en los activos mayores que encarnan el inaudito Howard, el dinámico Moneke y el compromiso innegable de Sedekerskis. Además de en el gancho mayor: Pablo Laso, naturalmente.