De los focos a los huecos
Baskonia ·
Pablo Laso busca una menor dependencia de Howard, quien vive ahora más lejos de la pelota, reduce su volumen de tiros y abre huecos para las penetraciones de los basesSecciones
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Baskonia ·
Pablo Laso busca una menor dependencia de Howard, quien vive ahora más lejos de la pelota, reduce su volumen de tiros y abre huecos para las penetraciones de los basesHay parroquianos de la iglesia azulgrana, y no pocos, que aluden a un dicho popular. El de «este no es mi Howard, que me lo han cambiado». Al hombre no, salvo por su estrenada paternidad. Al tirador inaudito de talla corta que lleva dos años ... dejando a la Europa de la canasta con la boca abierta y la baba colgando, sí. Ya no lideran el banquillo de Betoño Joan Peñarroya ni Dusko Ivanovic. Lo hace Pablo Laso, el técnico de la tierra que modela dentro de su taller de alfarero una versión algo distinta de San Markus, el evangelista con sitio de honor en el retablo del baskonismo.
El propósito del entrenador alavés, acostumbrado a lidiar con figurones en su prolongada etapa madridista, parece claro: el beneficio del grupo por encima de la cegadora pirotecnia que enciende Howard en las noches de fiesta. Por supuesto que el anotador compulsivo conserva el relevante papel acorde a su capacidad de destrucción masiva. Pero el objetivo consiste en rebajar la dependencia, excesiva tantas veces los dos cursos anteriores, de la puntería que atesora un escolta bajito con un rango de tiro difícilmente abarcable.
Claro que Markus es uno de esos factores diferenciales que todos los clubes quieren y sólo el Baskonia tiene. Pero por lo visto hasta la fecha, el ideario 'lasista' en Vitoria trata de involucrar a más actores de reparto con el fin de rodar una película coral donde primen los diálogos sobre los soliloquios. Únicamente la visita continental del Alba mostró a Howard en estado puro. Selló aquella velada 26 puntos en 24 minutos con siete triples y abundantes disparos.
Hasta el advenimiento del preparador local al banquillo del Fernando Buesa Arena, Moneke era el único que discutía el gasto de munición al 'dos'. En lo que llevamos de ejercicio, varios compañeros levantan más lanzamientos que el máximo 'goleador' de la ACB y la Euroliga. El mismo Chima, pero también Luwawu-Cabarrot, Baldwin y Forrest.
Es evidente que cambia la tarea encomendada a Markus. Seguro que resolverá encuentros al límite con la punta afilada de sus dardos, pero ya vive más lejos de la pelota, entra menos en contacto con ella y hasta se le aprecia con cierta frecuencia en el córner del lado débil. De los focos potentes que le alumbraban a los huecos por los que se mueve ahora.
Ya no se ven tantos fotogramas en los que salía de bloqueos indirectos para tomar el balón muy lejos de la zona antes de hipnotizar a sus pares mediante botes velocísimos o armar el brazo sin reparar en distancias. Cuenta Pablo Laso lo que le comentó su hijo al llegar a casa después de un partido. «A Howard le marcan cara a cara a diez metros del aro». Y el técnico azulgrana quiere transformar la hipervigilancia a su formidable tirador en rentabilidad para el equipo.
La pregunta sobre qué le ocurre a Howard en parte de la hinchada parece lógica. Sorprende contemplar a un anotador de semejante calibre en terrenos ajenos a la pelota y a falta del protagonismo y la enorme responsabilidad de obrar como redentor demasiadas noches. Ciertos datos refrendan la nueva encomienda a Markus, que pasa por ceder planos del metraje para filmar una cinta más coral.
Ahí van números que llevan su carga de contundencia. Al término de la primera campaña en el Baskonia, el 'pichichi' de New Jersey y criado en Arizona lanzó doce tiros a canasta por cita contando ambas competiciones. Un volumen que subió hasta los casi catorce dentro de la ACB y quince largos en la Euroliga la última temporada. En ésta el promedio, tomando en consideración los dos torneos, apenas alcanza las diez balas gastadas.
Del miedo que infunde el escolta se aprovechan los bases. Baldwin tiene puntos en su mano zurda, tanto detrás del arco como hacia adentro. Pero quien más disfruta con las atenciones superlativas a Howard es Forrest. El 'uno' llegado de Atlanta perpetúa la tendencia del club de Zurbano a contratar timoneles físicos. Clavó perfectamente el cuadro con el elegante Thompson y volvió a repetir jugada en el caso de McIntyre. Y ahora ve a Trent como el cuchillo vertical que absorbe los contactos y solventa duelos mediante canastas encadenadas en los tramos decisivos. Como la reciente visita del Milán, el coloso con los pies metidos en el barro.
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