Vezenkov es el jugador más valorado del Olympiacos (16,6) ABIR SULTAN
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Un ala-pívot nacido en zona dividida

Sasha Vezenkov, ex del Barça y ahora referente del Olympiacos, se crió en la parte griega de Nicosia, cerca del muro que separa la ciudad

Viernes, 4 de febrero 2022, 01:38

Aleksandar Vezenkov se siente búlgaro, nació en Chipre y adopta las costumbres griegas. Tiene los tres pasaportes y se confiesa un afortunado. «Tengo amigos y familia en los tres sitios y los tres son importantes para mí», confiesa al CORREO en la bocana de vestuarios ... del Buesa ArenaNo le tiembla la voz a la hora de hablar de Nicosia, su ciudad natal, la única del mundo dividida por un muro. «Es raro, pero es una historia que duele».

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El ala-pívot del Olympiacos vino al mundo rodeado de caos, odio y rencor. Chipre, codiciada por su ubicación al este del Meditérraneo y sus yacimientos de gas, se independizó en 1960, pero Grecia quería su anexión y alentó un golpe de estado en 1974. A los cinco días, Turquía intervino militarmente y ocupó el norte de la isla. Hubo más de 4.000 muertos, 160.000 grecochipriotas fueron expulsados o huyeron al sur y 50.000 turcochipriotas se mudaron al norte y ocuparon las propiedades de los desplazados. «Perdieron sus casas para siempre y eso es difícil de olvidar».

La familia Vezenkov llegó al país por su padre (Sasho), que hizo carrera en los tres equipos principales de la Nicosia grecochipriota: el Omonia, el PAEEK y el APOEL. Algo que sería impensable en el fútbol, deporte mayoritario también en el país y de rivalidades extremas pese a estar excluido de un conflicto social latente durante 40 años. «Las ligas duraban poco. No había muchos equipos de baloncesto y es impensable jugar contra los de la otra parte». Hasta 2003 ni siquiera se permitía el paso. Ahora hay siete cruces a lo largo de los 180 kilómetros de la divisoria conocida como 'Línea Verde'. «No es un muro como tal. Hay zonas que solo es un alambre o bidones. No es algo exagerado. La gente se ha acostumbrado a vivir así, a cada lado con su identidad cultural».

Ante esta tesitura, no le quedaba otra que salir del país si quería prosperar en el baloncesto. Su hermana, por contra, se quedó y fue capitana de la selección. Él prefirió Bulgaria. «Lo hice por mis padres, que son de allí». Con 14 años, le llegó una oferta «muy buena» del Aris de Salónica y empezó a desarrollar su talento. Pese a que su ídolo es Diamantidis, en 2014 rechazó al Panathinaikos, se convirtió en el MVP de la liga griega y firmó un contrato de tres temporadas con el Barcelona.

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La NBA en el horizonte

«Fue un tiempo difícil para el club. Mucho cambio de entrenador, también en la plantilla, pero me sirvió para coger experiencia en situaciones complicadas y jugar con gente como Navarro». Encontró acomodo en el Olympiacos, donde se ha rencontrado con Bartzokas y muestra su mejor nivel. «No vemos tan fácil meternos en play off. Hay equipos muy buenos que juegan bien como el Mónaco, Bayern, Efes… que no están en las primeras posiciones pero juegan bien. En Vitoria necesitamos la victoria para volver a coger confianza».

La NBA aparece en el horizonte del búlgaro, escogido por los Nets en el Draft de 2017 (posición 57) y con sus derechos acabaron en los Cavaliers tras el traspaso de James Harden. Dice no planteárselo —«mi única preocupación es ganar títulos con el Olympiacos»–, pero la sonrisa le delata. La misma con la que recomienda visitar Chipre. «Limasol y Lárnaca son geniales en verano y no hay ninguna tensión». Para encontrar una pronta solución a la división de la isla no tiene respuesta. «Es difícil».

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