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Varios seguidores baskonistas celebran con rabia una canasta azulgrana en el O'Connors. Igor Aizpuru
Final Liga Endesa

La afición que nunca defrauda

Los baskonistas toman los bares para animar al equipo durante el emocionante primer asalto del 'play off'

Jueves, 14 de junio 2018, 11:57

Ocho años ha tenido que esperar la afición baskonista para volver a ver al equipo en una final de liga. Ocho años desde aquella ya histórica canasta del santo San Emeterio en la memoria son demasiados. 2.920 días –se dice pronto– después, ayer la ... ciudad se volcaba con los hombres de Pedro Martínez. Ellos, sudando la elástica en el Wizink Center de Madrid y los vitorianos, llenando los bares de azulgrana durante la primera batalla de una guerra también conocida como 'play off'. Había ganas de volver a llenar la Virgen Blanca, de autobús descubierto y de otra rapada de Marcelinho Huertas. Se notaba en el ambiente.

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En una de las mesas más cercanas a la pantalla gigante del Siete, en la 'Kutxi', la cuadrilla formada por Ander, Iñigo, Andoni y Aitor vivía el partido al máximo desde que sonó el pitido inicial. Cada canasta era un aplauso y cada triple, un brinco de la silla, y los errores del Real Madrid se celebraban desde el minuto uno. «El primer partido lo veo complicado porque ellos están a un nivel increíble, pero el segundo lo ganamos fijo», se aventuraba Ander ante el asentimiento generalizado de sus amigos. Se equivocaba en su predicción…

«Tenemos que rellenar la vitrina de trofeos, que hace mucho que no ganamos uno», añadía a su lado Iñigo. A sus 19 años, el grupo de aficionados todavía recordaba la liga de 2010. «Sí, sí. Éramos socios. Me acuerdo perfectamente de la canasta de San Emeterio y de que Marcelinho Huertas se rapó, ojalá volvamos a vivir algo parecido este año», reflexionaba en alto Andoni. «¡Este año ha dicho que si ganamos se vuelve a rapar!», aportaba otro de ellos.

En otra de las mesas, Paula, Marina y Ane compartían optimismo a escasos minutos de que comenzara el primer partido de una serie que esperan sea de lo más emocionante. «Hombre, lo ideal sería un 0-3, pero está complicado, claro. Terminar la serie aquí, en el Buesa, ganando sería la leche», confesaba Ane, socia del equipo desde que apenas daba sus primeros pasos. A sus 17 años, Marina reconocía no tener recuerdo casi de la última final que jugó y ganó el equipo azulgrana, pero lo que sí tiene claro es que esta la va a vivir a tope. «Llevo nerviosa desde primera hora de la mañana y eso que solo es el primer partido», aseguraba entre risas.

«Se puede, se puede»

Julen y Aitor ya fueron testigos de la mágica canasta de Fernando San Emeterio el 15 de junio de 2010 en el Buesa Arena. «Fue increíble, recuerdo que nos abrazamos y lo flipamos mucho. Sería bonito volver a vivir algo así en casa y yo apuesto por que esta final nos la llevamos», lanzaba Aitor. Su amigo Julen era también optimista. Bufanda azulgrana al cuello, apostaba por un 1-3 a favor de los nuestros y despedida de la temporada en casa. «'Toko' va a ser el MVP y nos va a devolver a lo más alto. El Madrid está en un muy buen momento, pero tenemos que dar la sorpresa».

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«Tenemos que rellenar la vitrina de trofeos», decía un joven aficionado vitoriano

El Toba's, punto de encuentro habitual del baskonismo en la calle Gorbea, lucía ayer un lleno hasta la bandera. Desde una de las mesas de la terraza seguían el primer asalto Xabi, Paula, Eva y otros amigos. «Se puede, se puede», aseguraba Xabi preguntado por las posibilidades de llevarnos la liga esta temporada. «Por lo que estamos viendo hasta ahora tenemos posibilidades, aunque el Madrid es un equipazo», analizaba el joven al descanso. «No estamos jugando mal, pero va a haber cuarto o quinto partido fijo», aportaban las chicas.

En el interior, el ambiente con el inconfundible sello de un carácter Baskonia que traspasa la cancha y se contagia a las gradas, al bar en este caso, era el mismo que en la calle. En primera fila, frente a la enorme pantalla, Iker y Miren se mostraban positivos aunque con cautela. «Yo creo que nos podemos llevar el 'play off' pero esto es muy largo. Eso sí, hasta ahora bastante decente», valoraba él. No muy lejos de allí, el O'Connor's, frente a la catedral Nueva, se convertía en la tarde noche de ayer en otra sede de ilusión.

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Parejas, grupos de amigos y familias sin perder detalle de la televisión colocada encima de la puerta aun a riesgo de levantarse hoy con tortícolis. «Ojalá un 0-3, ganar aquí el domingo y a celebrarlo por todo lo alto. A ver quién va el lunes a trabajar…», bromeaban Eva y Ohiana, enfundadas en la elástica azulgrana. Tras la primera victoria, la opción no suena del todo descabellada.

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