Vuelta a la normalidad

Lo acabamos de comprobar durante el clásico PSG-Olympique de Marsella, que ha dado la vuelta al mundo por una espectacular tangana al final del partido. La bronca comenzó a prepararse tras un escupitajo de Di María a Álvaro. Este tipo de acciones son siempre indignas, particularmente miserables, pero en el momento actual resultan de juzgado de guardia. El argentino se justifica asegurando que todo fue culpa del central de Potes, al que acusa de proferir insultos racistas, algo que éste niega, pero da igual. Escupir a un rival en estos tiempos debería ser como para suspender al jugador hasta el final de la pandemia. Con los ánimos bien caldeados, ya al punto de ebullición, en los instantes finales se produjo la tangana que acabó con las expulsiones de Kurzawa, Paredes, Neymar, Amavi y Benedetto.

Las imágenes del árbitro sacando tarjetas a discreción son casi enternecedoras. El hombre no daba abasto y no se acabó amonestando a sí mismo de milagro. La bronca continuó en el túnel de vestuarios, donde Tuchel y Vilas-Boas se dijeron cosas muy lindas que luego reiteraron en la sala de prensa, ya con la sutileza debida, en forma de dardos envenenados. El portugués pegó a los parisinos donde más les duele: en los 1.500 millones de euros que se llevan gastados para lograr esa Champions que se les resiste. Lo cierto es que toda Francia utiliza esa misma munición contra el PSG. En fin, que debemos ser discretamente irónicos y convenir que el fútbol europeo vuelve poco a poco a la normalidad. Las tanganas y los cruces de declaraciones son un paso más.

Después de casi dos décadas parece que el dominio absoluto que han ejercido Federer, Nadal y Djokovic ya puede darse por terminado. Esto no significa que el mallorquín y, sobre todo, el serbio no vayan a sumar algún gran título. Significa que la nueva generación se los va a disputar sin complejos y que un tenista, Dominic Thiem, lo tiene todo para convertirse pronto en el número 1 del mundo. El austriaco acaba de ganar en Nueva York su primer 'major' tras firmar una remontada extraordinaria ante Zverev. Thiem demostró sobre la pista Arthur Ashe una madurez impresionante para sobreponerse a su peor versión, la que ofreció en los dos primeros sets, donde le pudo la responsabilidad de ser el favorito por primera vez en una final de Gran Slam, la cuarta que disputaba tras dos derrotas en Roland Garros ante Nadal y otra en Australia ante Djokovic en enero. A ver quién para ahora a este impresionante tenista.

Es imposible no interesarse por el caso Gareth Bale, al que por lo visto es más difícil sacar del Real Madrid que conseguir que Bartleby, el famoso personaje de Melville, se moviera de su escritorio. Recordemos que el pasado verano, concretamente en julio de 2019, durante la pretemporada que el club blanco realizó en Estados Unidos, la salida del galés parecía hecha, una cuestión de días. «Ojalá que su salida sea inminente por el bien de todos», aseguró entonces Zidane. Pues bien, Bale continúa sin moverse cuando ya ha pasado más de un año de aquellas palabras nada proféticas de su entrenador. Puede que su salida siga siendo cuestión de días, pero es que como ya han pasado más de cuatrocientos desde que se dijo esto es lógico que tengamos dudas. Las casas de apuestas inglesas ya se han lanzado a jugar con el destino del galés. El Tottenham y el United son los dos grandes favoritos. Le siguen en tercera y cuarta posición posibles destinos en la MSL o en China. Milan e Inter son el quinto y sexto. Lo que no entiendo es que nadie apueste por el Real Madrid.