Unai Simón sostiene a un Athletic valiente

Se trata de la imagen que los aficionados quieren ver de su equipo fuera de San Mamés, la que llevan echando de menos toda la temporada. Comparada con tantas y tantas actuaciones estupefacientes que hemos visto y sufrido por esos campos de Dios, lo de este domingo ha sido como una película de Indiana Jones.

El juego invitó a no perder ripio de lo que sucedía, de las idas y venidas de cada equipo, cada uno con su estilo, combinando con clase los pupilos de Calleja y más directos los de Garitano.

El caso es que, poco a poco, la tropa de Garitano se fue soltando. El Villarreal no presiona arriba, prefiere esperar en su campo para buscar el contragolpe, y el Athletic lo agradeció pese a ser consciente de que jugaba en el alambre. Aunque no podía evitar la imprecisiones de Dani García y San José, tener el balón le daba aire y le permitía escarbar por las bandas con Williams y con Berchiche, que ayer se desplegó en ataque como pocas veces fuera de casa.

El partido ya se había convertido en lo que no dejaría de ser: un toma y daca muy abierto que se prolongó hasta el descanso. Y así continuó en la reanudación.

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