Una videollamada desde Milwaukee para ver la final en compañía

Se marchó por amor. Él mismo lo cuenta. «Conocí a mi ahora mujer mientras ella estaba estudiando en la universidad de Deusto y cuando volvió para EEUU me vine con ella. Me matriculé en el college de Green Bay (Wisconsin) que es donde ella vivía y trabajaba. Me vine como estudiante los primeros años. Y cuando nos casamos, nos mudamos a Milwaukee, que es de donde es ella», explica este analista de datos de 36 años que hace dos se convirtió en ciudadano estadounidense.

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Pero su amor por el Athletic sigue intacto. «Las dos semifinales contra el Atlético las tuve que oír por la radio mientras trabajaba. Aquí tenemos siete horas de diferencia con España, así que me pilló a las tres de la tarde», explica este vizcaíno que, cuando puede, acude a la televisión para seguir las evoluciones de los Williams, Yeray, Sancet y compañía: «Normalmente intento ver los partidos importantes por streaming en ESPN», aporta.

A poco más de 6.500 kilómetros de casa, Alesander se ha encontrado con gente que sabe qué es eso del Athletic. «Te sorprendería –aporta– la de gente que hay aquí que lo conoce. Aunque el fútbol no es el deporte predominante en Estados Unidos, sí que hay bastantes personas a las que le gusta y cuando me preguntan de qué equipo soy, algunos sí que reconocen al Athletic».

Y, en este punto, desvela una anécdota curiosa. «Una vez fuimos mi mujer y yo a un restaurante a cenar y el camarero era de Azerbaiyán. Empezamos a hablar de fútbol y, para mi sorpresa, sabía más datos del Athletic que yo. E incluso el himno. La siguiente vez que fuimos a Bilbao, le compré un souvenir en la tienda del Athletic y se lo llevé como recuerdo», dice.

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Esas exportaciones de material rojiblancos son frecuentes en casa de Romero, que ha conseguido convertir «a sus suegros. Siempre que han venido mis padres de visita les han traído camisetas y sudaderas, así que cuando saben que elAthletic está jugando una final se ponen las camisetas, y alguna vez hemos visto una final de Copa juntos». Y, por supuesto, el pequeño de la casa también dispone de sus prendas de la formación vizcaína. «La última vez que vinieron de visita le trajeron una equipación del Athletic a su nieto Silas», indica con orgullo Alesander, que todavía no ha estado en el nuevo San Mamés. Eso sí, cruza los dedos para que Muniain levante el título en Sevilla. «Mi padre cumple 50 años de socio y me encantaría celebrar con él la victoria, pero por trabajo y con un niño pequeño no es tan fácil viajar». Pero para eso están las nuevas tecnologías.