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Núñez ayuda a levantarse a De Marcos. AFP

El VAR no es humano, los árbitros sí

Se dejan influir por lo que ven y lo que escuchan dentro y fuera del campo. Antes y después de los partidos

Domingo, 12 de noviembre 2023, 18:30

Miro una y otra vez, en bucle, la jugada del minuto 94 en la que Unai Núñez le clava los tacos en el muslo a Óscar De Marcos y no puedo dejar de pensar que los árbitros son humanos y que se dejan influir por ... lo que ven y lo que escuchan dentro y fuera del campo. Antes y después de los partidos. Como en las películas sobre juicios, que tantas hemos visto, en las que el juez le dice al jurado que no debe tener en cuenta tal o cual cosa que se ha dicho, pero el abogado sonríe porque con su insinuación, y a pesar de ese «¡protesto, señoría!» del fiscal, ya ha conseguido que esas doce personas que van a decidir hayan tomado nota mental de sus palabras.

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Los árbitros, que también juzgan, hacen lo mismo, aunque se pongan muy dignos apuntando que eso no ocurre. Porque sí ocurre, y basta con repasar lo que sucedió en San Mamés, en el partido entre el Athletic y el Celta. La semana anterior, desde Vigo se insistió con fuerza, y no sin razón, sobre los errores arbitrales en contra de su equipo. Algunos de ellos habían sido flagrantes y otros escandalosos. Y se presentan en San Mamés con afán de no dejar pasar ni una.

El partido transcurre normal, marca el Celta, no pasa nada, y cuando empata el Athletic, salen todos los jugadores celestes en tromba a protestar una supuesta falta de Vesga a Starfelt en una acción en la que el sueco pareció una monja ursulina. Ni en la más calenturienta de las imaginaciones se puede pensar que en esa jugada existe infracción, y posiblemente, todos los jugadores del Celta lo sabían, pero acudieron a marcar territorio, claro que Aspas se pasó los límites y vio la tarjeta amarilla, porque por mucha paciencia que tuviera el árbitro no la podía obviar.

O sí, porque solo dos minutos más tarde le perdonó la segunda después de sus escandalosas protestas por una falta que recibió. Sus compañeros le tuvieron que apartar de allí porque se comía al árbitro, pero allí estaba todo lo que se dijo en los días previos, en los agravios arbitrales que, por mucho que lo niegue, influyeron en la benevolencia que tuvo Pulido Santana con el capitán del Celta. Eso, y la jerarquía que tiene Aspas en la Liga, que también influye, y mucho. Recuerda Joseba Agirre que recién ascendido a la primera plantilla del Athletic, en un partido que dirigía Ramos Marco, Goikoetxea, Liceranzu y otros veteranos, protestaban sin parar, Joaquín esto, Joaquín lo otro, salpicando sus frases con palabras gruesas, sin que recibieran ninguna advertencia. Hasta que, en una falta, él se atrevió a decirle: «Joaquín, la barrera está muy cerca». Entonces Ramos Marco le sacó la tarjeta amarilla del bolsillo y se la enseñó diciéndole, además: «Pero tú chaval, ¿quién te crees que eres?» Aspas tiene esa jerarquía.

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Y en el descuento, que los finos llaman alargue, se produjo la acción entre Núñez y De Marcos, que algunos quisieron comparar a una jugada previa en la que Iago Aspas disparó y después Dani García le golpeó en en pie. Aclaremos que la jurisprudencia –que son las instrucciones del Comité Técnico de Árbitros–, determina que en esa situación no se debe pitar falta si no hay oportunidad de volver a jugar el balón. Pero la jugada de autos se parece a la otra como un huevo a una castaña. La patada de Núñez era susceptible de tarjeta roja porque era una acción temeraria y peligrosa, y por tanto, penalti. A Sancet le expulsaron por ese mismo criterio, pero el árbitro del VAR, Pizarro Gómez, no intervino para que no le crucificaran como a Prieto Iglesias, sospechoso habitual para el celtismo.

El árbitro también cometió delito en esa ocasión, porque pudo no verla, pero, por si acaso le llamaban del VAR y le metía en un aprieto, apremió a Guaita a que sacara rápido. Ahí, De Marcos pudo haberse quedado haciéndose el muerto en el campo, como hacen muchos, para obligar a detener el juego y propiciar la revisión, pero Óscar, que no es de ese tipo de futbolistas, protestó de pie. Su honradez tuvo premio en la última jugada. Dos penaltis hurtados hubiera sido mucho para cualquier árbitro.

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