Valverde utiliza veinte titulares en cuatro partidos

Durante su comparecencia ante los medios del pasado lunes, Mikel González aportó un dato interesante que pasó algo desapercibido entre el carrusel de valoraciones positivas y optimismo olímpico que mostraron tanto el director de fútbol del Athletic como el propio presidente, Jon Uriarte. Nos referimos a la cifra de 20 jugadores que han sido ya titulares esta temporada sobre un total de 22 utilizados (serían 23 si sumamos a Adu Ares, cedido al Zaragoza). Se trata de un número muy alto, y más si se tiene en cuenta que al menos tres de los cuatro futbolistas que todavía no han entrado en el once, y de hecho no han jugado ni un solo minuto (Unai Simón, Ruiz de Galarreta, Unai Nuñez y Nico Serrano), son piezas importantes, dos de ellos titulares indiscutibles.  

Puestos a comparar, la pasada temporada Valverde sólo dio la titularidad a quince futbolistas en las cuatro primeras jornadas, y en la anterior Marcelino únicamente a trece. La causa de este incremento de titulares parece evidente: el técnico ya está empezando a sentar las bases de un plan estratégico en el que las rotaciones en su once titular serán una constante. De hecho, todo indica que empezarán a serlo a la vuelta de la competición, cuando el Athletic tenga que afrontar cuatro partidos en once días, tres de Liga –ante Las Palmas, Leganés y Celta– y uno de la Europa League, frente a la Roma.

Equipos reconocibles

De que a Valverde le funcione bien este plan va a depender en gran medida que el equipo cumpla sus objetivos esta temporada. O al menos, el objetivo esencial proclamado por Jon Uriarte: que el Athletic vuelva a Europa «por el camino natural de la Liga». No va a ser una tarea fácil, desde luego. Y el técnico rojiblanco, por lo que dijo el lunes Uriarte, ya se ha encargado de ilustrarlo sobre las dificultades que vienen. Lo hizo recordándoles su experiencia en la temporada 2014-15, cuando su equipo, metido en la vorágine de la Champions, acabó la primera vuelta con 19 puntos, a tres del descenso, 17 menos que la campaña anterior, en la que no tuvo que jugar en Europa.

¿Cómo actuará Valverde? Es interesante hacer un ejercicio de imaginación al respecto. Aunque en el fútbol se producen muchos imponderables que a veces obligan a los entrenadores a improvisar, es de suponer que Txingurri tiene las ideas claras. Y lo lógico es pensar que su apuesta consistirá en hacer rotaciones continuas pero bien medidas, preservando siempre lo que podríamos llamar un núcleo duro, de forma que al equipo nunca le cueste reconocerse. Dicho de otro modo: no hay que pensar en un equipo A y en otro B, sino en una mezcla muy bien calculada. Por supuesto que habrá futbolistas que tengan más continuidad que otros, pero la cifra de titulares a lo largo de la temporada es muy posible que llegue a 26; es decir, a toda la plantilla.

En aquella temporada 2014-15 de la que hablábamos antes Valverde aprendió una lección: que en el tema de las rotaciones, siempre tan delicado y explosivo, nada es seguro y que al final lo más razonable suele ser el equilibrio. No conviene ni pasarte ni quedarte corto. Entre el 13 y el 30 de septiembre de 2014, los rojiblancos disputaron seis partidos, cuatro de Liga y dos de la Champions (los calendarios ya eran demenciales, como podemos comprobar). En los dos primeros, ante el Barcelona y el Shakhtar, Txingurri mantuvo su once de gala con el único cambio de Ibai Gómez por Susaeta en el choque contra los ucranianos. Perdió el primero (2-0) y empató el segundo (0-0).

En el tercer encuentro, contra el Granada en San Mamés, Valverde decidió tirar la casa por la ventana e introdujo de golpe a Erik Morán, San José, Iraola, Etxeita y Unai López. El resultado no pudo ser peor. El Athletic perdió 0-1. Y volvió a perder en Vallecas cuatro días después cuando el entrenador recuperó por entero su once titular, el del Camp Nou. Nada le funcionaba. Ni el trazo fino, ni el grueso. De ahí que en los dos siguientes partidos, ante el Eibar y el Bate Borisov, optara por una especie de término medio: mantener el bloque pero introduciendo dos cambios. Iraola y Viguera en lugar de De Marcos y Beñat contra el Eibar, y San José e Ibai Gómez por Gurpegui y Susaeta ante el Bate Borisov. Y tampoco sirvió: un empate y una derrota.

Alternar 3 o 4 cambios

Se diría que el exceso de pruebas fue un desastre, que no dio ningún resultado. Pero tampoco es cierto. Esa sería una lectura superficial. Convendría precisar un poco. Desde luego, no dio resultados de forma inmediata porque el equipo se derrumbó en la Liga y no pudo superar la liguilla de la Champions y cayó a la Europa League. Ahora bien, a largo plazo la inversión dio sus réditos. Al fin y al cabo, aquel Athletic alcanzó la final de Copa y, tras caer eliminado de competición europea a finales de febrero ante el Torino, sumó 28 puntos en las últimas catorce jornadas hasta quedar séptimo.  

¿En qué se pueden traducir aquellas y otras experiencias que ha tenido Valverde? La impresión es que irá alternando tres o cuatro cambios, más o menos uno por línea. En defensa no lo tiene complicado, al menos desde el punto de vista del número de efectivos. Con los cuatro centrales se pueden formar varias parejas y en los laterales también hay alternativas. Algo parecido puede decirse del frente de ataque. Sin negar la importancia que tuvieron la pasada temporada Sancet, los hermanos Williams y Guruzeta, ahí están Djaló, Berenguer y Unai Gómez para disputarles la titularidad.

Más complicada se antoja la situación del centro del campo, donde todo va a estar muy pendiente de que Ruiz de Galarreta pueda tener continuidad y de que Jauregizar confirme lo mucho y bueno que ha apuntado en los últimos partidos. Y es que el eibarrés o el bermeano, al menos uno de los dos, es imprescindible para que la sala de máquinas funciones como es debido con un correcto reparto de funciones.