El Athletic, aburrido de ver cómo se le escapa el tren europeo las seis últimas temporadas, parece decidido a poner remedio de forma drástica, a base de romper registros de su era moderna. 35 puntos en 18 jornadas, equipo más goleador en su campo –25 ... tantos en diez partidos–, siete triunfos en San Mamés, igualado a puntos con la zona Champions y siete de ventaja sobre el séptimo clasificado. Y por encima de todo, un sentimiento común. Que por fin este Athletic tiene muy claro a lo que juega, con un bloque muy reconocible se ha presentado en el final de la primera vuelta desatado y sometiendo a sus rivales.
Con el equipo instalado en la planta noble de la clasificación de Liga, la euforia ha regresado a Bilbao y uno de los principales artífices es Ernesto Valverde. En la segunda temporada de su tercera etapa en el club, el de Viandar de la Vera ha acertado con los retoques que han cambiado a un equipo previsible para convertirlo en un bloque temible por su físico y su pegada. Pero, ¿qué ha pasado para esta evolución de una temporada a otra?
Tras ver el decepcionante rendimiento de su equipo el pasado curso, Valverde tomó nota. No le gustó nada el desplome que vivió el Athletic tras el parón mundialista y el paso de pelear por las plazas de Champions a quedarse fuera de Europa. El equipo no recuperó la chispa del primer tramo, se volvió previsible en su ataque, se convirtió en una máquina de desperdiciar oportunidades y saldó los 38 encuentros de Liga con 47 tantos a favor y con más derrotas que victorias (15-14). Esos 51 puntos, de hecho, igualaron su peor temporada al frente del Athletic –la 2004-05, con idénticos números–.
Así que este verano, el técnico decidió que había que estimular al equipo de alguna manera. Y lo hizo con la entrada de Galarreta en la medular, una pieza ideal para su filosofía de recuperación rápida de balón y distribución. La experiencia del eibarrés y su visión de juego le han permitido encajar como un guante en el doble pivote. Valverde intentó contar el pasado año con Ander Herrera para ese plan, pero sus constantes lesiones le llevaron a apostar por Vesga y Dani García, grandes trabajadores pero con menos clarividencia que Galarreta.
Por delante ha apostado por cuatro futbolistas que cumplen a la perfección su idea de juego veloz. Sancet es fijo en el centro para lanzar a sus puntas y es un futbolista con el que el balón viaja rápido y sin pausas. En Guruzeta ha encontrado a ese '9' que trabaja sin desmayo, se mueve con facilidad en el frente de ataque y encima marca goles, y sobre todo cuenta ahora mismo con dos puñales por las bandas que son los hermanos Williams. El hecho de llevar al extremo derecho a Iñaki ha sido fundamental para desatascar el juego de ataque y darle de la profundidad que necesitaba.
Pero hay más cambios respecto al técnico del pasado curso. Uno muy llamativo es su apuesta fija por los jóvenes, a los que está dando oportunidades y en los que confía para mantenerles en el once si las cosas funcionan. El ejemplo más claro es el de Beñat Prados, que el pasado curso se curtió en Segunda con el Mirandés. Esta temporada, el técnico comenzó dándole minutos en segundas partes hasta que en el duelo de Copa ante el Cayón le colocó de lateral derecho y el canterano le respondió con un partido muy completo. Y ante la baja de Vesga, Valverde decidió apostar por él. En su posición, Prados ha crecido en confianza y juego de tal forma que acumula tres titularidades consecutivas. Además, Unai Gómez y Jauregizar se han sumado al carro de los recambios de Valverde y solo hay que recordar la media hora que ofreció el primero en el duelo frente a la UD Las Palmas.
Los jóvenes
Llama la atención que esa apuesta por el de Bermeo haya supuesto dejar a un lado las jerarquías en la plantilla. De hecho, en los últimos partidos ha contado antes con él que con Raúl García (último cambio ante los canarios), Iker Muniain o Villalibre, que directamente se quedaron en el banquillo.
Con estos retoques en su estilo, Valverde ha logrado que el Athletic juegue a todo tren, que no haya respiro y que sus futbolistas de ataque disfruten de espacios y velocidad, que es como despuntan sus virtudes. Y de este modo, el de Viandar de la Vera ha logrado sus mejores cifras a estas alturas de campeonato tras ocho temporadas y 284 encuentros de Liga con el Athletic. Habrá que ver hasta dónde llega el equipo, pero lo que está claro es que ha sabido dar con la tecla para reactivar a un plantel apagado y a una afición que estaba desencantada y hoy vibra de nuevo.
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