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ROBERT BASIC
Miércoles, 31 de enero 2018, 13:37
Iñigo Martínez entró este miércoles por primera vez a los vestuarios de Lezama y conoció a los que hasta hace unas horas eran sus eternos rivales. El «enemigo» se llevó los 32 millones de euros y a cambio el Athletic se hizo con ... los servicios de un gran jugador, cuyo estado de ánimo cabía en una sonrisa. No se le borraba de la cara, la regalaba a cada paso que daba y contagiaba al que tenía al lado. Sobre todo a Iturraspe, su espejo y pareja en varios ejercicios. Dentro, antes de pisar la hierba del campo número uno, saludó a sus nuevos compañeros, intercambió unas cuantas bromas con los que tenía confianza y se encontró con una bienvenida coral. Se le pusieron fácil los rojiblancos en su día de estreno y también unos 300 aficionados que no le quitaron ojo durante hora y media que duró la sesión. No hubo gritos ni tampoco ruido -solo al final un espontáneo «¡aupa Iñigo!»-, sino mucha expectación en un clima de tranquilidad y satisfacción por ver al zurdo de Ondarroa entrenándose junto a Aduriz, Raúl García y compañía, de la que él ya forma parte.
El central subió las escaleras que llevan al campo uno con el grupo y al lado de Iago Herrerín, Kepa, Williams y Raúl García. Hubo unos tímidos aplausos para el equipo y uno de los rojiblancos saludó. No fue Iñigo, quien debajo de la ropa azul llevaba una camiseta interior roja de manga larga y unas ganas inmensas de entrar en contacto con el balón y la gente que le rodeaba. Le tocó formar con Iturraspe en uno de los ejercicios iniciales y el buen humor presidía cada carrera. «Le he visto suelto en el terreno de juego y poco a poco se irá soltando más», apuntó Unai Núñez al término de la sesión. El portugalujo se emparejará en breve con el exrealista y formará una sociedad nueva, una vez disuelta la que integraba con Aymeric Laporte y en la que se sentía cómodo y arropado. Espera que la experiencia se repita con el vizcaíno, un hombre curtido en cientos de batallas e internacional absoluto. «No sé qué diferencias habrá respecto a Ayme -así llamaban al francés- y no podré decirlo hasta que no juegue con él», razonó. Tal vez lo haga el domingo.
El entrenamiento matinal se desarrollaba en un clima distendido y con la afición atenta a cada movimiento del fichaje más caro en la historia del Athletic. Ziganda no paraba de animar y corregir enérgicamente a sus jugadores y aplaudía las acciones bien ejecutadas, como una que acabó en el robo de balón del central a Vesga. «¡Buena, Iñigo!», le felicitó su técnico, con quien mantuvo una breve charla a la conclusión de la jornada matinal. El defensa se implicaba al máximo y si nada raro ocurre será de la partida en Girona, donde empezará a construir su carrera como rojiblanco. Rápido y contundente, se espera que supla con garantías la baja de Laporte y se convierta en una de las piezas fundamentales de la defensa bilbaína.
Al término de la sesión, Ziganda reclamó la presencia de los defensas para trabajar los despejes de las faltas laterales. Y luego quiso estar un rato a solas con Iñigo. Hablaron un momento, rieron y se pasaron la mano por el hombro. Salieron juntos del terreno de juego y el exrealista escuchó un grito de ánimo por parte de uno de los aficionados presentes. Le deseó suerte, al igual que la plantilla cuando se cambió junto a hombres con los que hace nada libraba auténticas batallas en el campo. «Le hemos dado la bienvenida. Es un futbolista que viene a aportar», comentó poco después Núñez. Mucho más suelto ante los atacantes rivales que ante las cámaras, el portugalujo expresó su deseo de encajar pronto con el de Ondarroa. «Con Ayme he tenido una buena experiencia y me ha enseñado bastantes aspectos de juego. Espero que con Iñigo pase lo mismo», avanzó.
Núñez también expresó su sorpresa por el mes tan ajetreado que le ha tocado vivir al Athletic, con una renovación que hasta el club daba por perdida (Kepa), la salida de Bóveda (Deportivo) y las contrataciones de Ganea (efectivo en verano) e Iñigo Martínez. Más que nada porque el propio Ziganda aseguró hace unas semanas que la plantilla no sufriría ningún cambio en enero y que seguiría contando con los mismos. «Ha sido un mercado de fichajes extraño aquí», admitió el central, quien negó que los recientes movimientos hayan afectado al equipo. «Hemos estado centrados en el fútbol y el juego, y ahora toca pensar en el Girona». Salvo sorpresa, será en Montilivi donde verá debutar al hombre de los 32 millones. Una nueva vida en rojiblanco.
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