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Los agentes se tuvieron que parapetar junto al estadio, e incluso hubo un momento que tuvieron que meterse dentro y cerrar las puertas. Jordi Alemany

Los ultras del Athletic emborronan el pase a la final y dejan en evidencia el operativo policial

Ibaigane condena «sin paliativos» los disturbios y el Atlético denuncia el «deficiente» dispositivo que los sindicatos de la Ertzaintza censuran

Sábado, 2 de marzo 2024, 01:04

Los graves altercados provocados por seguidores radicales del Athletic el jueves en las inmediaciones de San Mamés no sólo empañaron el pase de los leones a la final de Copa, sino que también dejaron al descubierto las brechas en el operativo de seguridad para un ... partido declarado de alto riesgo. El Atlético de Madrid denunció ayer el «deficiente» dispositivo, cuyos máximos responsables se limitan a señalar a los causantes de los incidentes mientras los sindicatos les exigen «depurar responsabilidades penales y administrativas» por sus «errores». Ibaigane, por su parte, mostró su «condena sin paliativos» y arremetió contra los «ultras descerebrados» que «no representan» a la afición.

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Los aledaños del campo registraron escenas de máxima tensión tanto en las horas previas al encuentro como al término del mismo. Los alborotadores arrojaron contra los agentes botellas, vasos de cristal, objetos contundentes y artefactos pirotécnicos. El pico se vivió tras la llegada del autobús del Athletic, cuando un grupo de radicales rompió el cordón policial y obligó a los ertzainas a refugiarse en el interior del estadio. Los ánimos se volvieron a calentar pocos minutos después con la entrada de los 600 aficionados colchoneros, entre ellos ultras del Frente Atlético, cuando se produjeron cargas en la explanada.

Para «evitar incidentes»

El club colchonero no venderá entradas para la afición bilbaína de cara al partido de Liga en Madrid

Los disturbios se saldaron con seis agentes heridos -uno de ellos tuvo que ser trasladado a un centro sanitario y los demás fueron atendidos en el lugar por cortes y contusiones-, un joven de 23 años detenido por desórdenes públicos y un menor investigado por un presunto delito de atentado a la autoridad. A todos estos incidentes hay que sumar la trifulca sucedida fuera de la zona del operativo en el restaurante Farketa, en la cercana calle Rodríguez Arias, donde siete ultras locales irrumpieron a última hora de la tarde para atacar a una cincuentena de hinchas visitantes y uno de ellos resultó herido.

El de ayer fue un día de resaca no sólo por lo deportivo, sino también por lo extradeportivo. El Athletic condenó los incidentes y lamentó el «enorme desprestigio» que han causado a la imagen de una «ejemplar afición» que desde la grada, con récord de asistencia incluido, llevó en volandas al equipo a una nueva final de Copa. «Se comportaron como ultras descerebrados. No representan al Athletic y merecen la reprobación y el rechazo de todos los que realmente formamos la familia athleticzale», reza el comunicado emitido por la directiva de Jon Uriarte, en el que también se muestra «el afecto y la solidaridad» a los heridos.

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En todo caso, el posicionamiento más duro llegó poco más tarde por parte del Atlético. El club presidido por Enrique Cerezo denunció la actitud de radicales que «amedrentaron y amenazaron» a sus seguidores «durante toda la jornada» e incluso anunció su decisión de no vender entradas para la afición del Athletic de cara al partido de vuelta de Liga que se disputará el fin de semana del 26 y 27 de abril en su estadio, el Cívitas Metropolitano. Según la nota, este paso, que los colchoneros justifican con tal de «evitar incidentes», ha sido «consensuado» con la Policía Nacional e «informado» tanto a La Liga como al propio conjunto bilbaíno.

«Actitudes fanáticas»

Erkoreka evita evaluar el dispositivo y se limita a señalar a «incívicos» por «alterar la convivencia»

«Totalmente desestructurado»

Pero, más allá del «caos provocado por el comportamiento inaceptable» de los ultras, el Atlético también puso el foco sobre el dispositivo policial en sí mismo. Un operativo que tachó de «deficiente» a pesar de que «durante los días previos al partido» el club madrileño «insistió en reiteradas ocasiones en la necesidad de proteger adecuadamente» tanto a los aficionados como a los propios jugadores y el cuerpo técnico. No en vano, el autobús que les trasladó desde el hotel de concentración, situado junto al Sagrado Corazón, tuvo que alterar su itinerario e invertir 35 minutos en un trayecto que en condiciones normales requeriría apenas cinco.

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Que el operativo no estuvo a la altura lo comparten los sindicatos de la Ertzaintza. Según ErNE, Esan y Sipe, fue un dispositivo «totalmente desestructurado». Denuncian que la unidad de antidisturbios «no contaba con su total de efectivos» y había equipos de reacción «que no se movilizaron», lo que provocó que los desplegados se vieran «sobrepasados». La preocupación de las centrales es mayúscula, máxime si se tienen en cuenta los incidentes que también se registraron el martes en Anoeta antes del Real Sociedad-Mallorca de Copa y que se pueden repetir en el partido de Champions contra el PSG. Los sindicatos llaman a que los responsables «asuman públicamente sus errores».

Por lo pronto, el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco evitó ayer hacer una evaluación pública sobre el dispositivo de la víspera. El consejero, Josu Erkoreka, se limitó a referirse a los altercados tanto en San Mamés como en Anoeta como «incidentes intolerables, provocados por personas y grupos incívicos que han alterado la convivencia y quebrantado la seguridad pública». El también vicelehendakari primero condenó «actitudes fanáticas, intolerantes y violentas que recuerdan a etapas ya superadas de nuestra historia», en una alusión velada al terrorismo de ETA.

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