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La UEFA ha abierto un expediente sancionador al Athletic por los incidentes registrados el pasado jueves en la explanada de San Mamés antes y después ... del partido de vuelta de octavos de final contra la Roma. Era de esperar porque el encuentro sirvió de ensayo en materia de seguridad con la vista puesta en la gran final del 21 de mayo y las medidas no funcionaron ni en los momentos previos al choque, cuando ultras de ambos equipos se buscaron para desafiarse, ni después, cuando grupos de radicales rojiblancos provocaron graves altercados y se enfrentaron con la Ertzaintza. En el informe remitido a Ibaigane, la máxima institución del fútbol europeo alude al lanzamiento de bengalas y objetos en los aledaños de La Catedral y también destaca que, dentro del estadio, los aficionados de la escuadra italiana ocuparon algunas vías de evacuación al sentarse en las escaleras de sus sectores.
El club dispone ahora de un plazo no definido para enviar a la UEFA documentación en su defensa. Será al término de ese período cuando haya una decisión. Si hubiera sanción, no sería descartable una multa –el Athletic ya tuvo que pagar 30.000 euros por el lanzamiento de una bengala en el Olímpico–, pero también podría darse el caso de que se produzca una seria advertencia y se urgiera a reconsiderar el dispositivo para evitar nuevos disturbios, con el aviso de que no pueden repetirse.
Según establece el artículo 16 del reglamento de la UEFA, los clubes anfitriones y las asociaciones nacionales son responsables de la seguridad dentro y en los alrededores de los campos antes, durante y después de los partidos. Por tanto, «serán responsables de los incidentes de cualquier tipo y podrán ser objeto de medidas disciplinarias y directivas, a menos que puedan demostrar que no ha habido negligencia en la organización».
El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, declaró al día siguiente del encuentro de la Europa League que el «retraso» en el traslado de la hinchada romana a San Mamés provocó que sus ultras y los locales confluyeran en las proximidades del estadio, junto a la valla parcial instalada en la explanada para controlar el acceso de los aficionados visitantes. El embudo en los accesos y la cercanía de unos y otros en un espacio muy reducido generaron instantes de máxima tensión en los que bengalas y objetos diversos volaron sobre las cabezas de seguidores y ertzainas. Hubo incluso cargas en el recinto habilitado para los italianos, cuya facción violenta, formada por unos 400 miembros, recibió el apoyo de integrantes del Frente Atlético . El día de la final la valla de seguridad estará instalada en todo el perímetro del estadio y actuará de eventual filtro de cara a evitar nuevos disturbios en la explanada.
Durante el partido el ambiente fue espectacular, con las gradas a rebosar. Una gran noche de fútbol en la que el Athletic rubricó su pase a los cuartos de final de la competición al derrotar (3-1) a la escuadra de Claudio Ranieri. Sin embargo, los incidentes se reprodujeron a su término, cuando radicales de Herri Norte esperaron la salida de los hinchas foráneos con el ánimo de enfrentarse a ellos. Se encararon y se enfrentaron a los agentes en unas horas fatales en la que resultó dañada la imagen del club y también de la ciudad como sede de la final. Y es que el caos se extendió después por Pozas, Felipe Serrate, Doctor Areilza... En total hubo 15 ertzainas heridos y 14 detenidos.
El Departamento de Seguridad del Gobierno vasco evitó la autocrítica a pesar de lo sucedido. El consejero Bingen Zupiria no reconoció fallos en el operativo desplegado por la Ertzaintza y la Policía Municipal y defendió que se habían cumplido los «dos objetivos principales», como eran «evitar el enfrentamiento entre ultras y que el encuentro se celebrara con la mayor normalidad». «No podemos aceptar las agresiones contra la Ertzaintza, que se agreda a médicos y enfermeras ni a conductores de autobús. No podemos normalizar estas situaciones que alteran nuestra convivencia. La Ertzaintza hará lo que tenga que hacer»,añadió.
La preocupación en el club y en la villa es máxima porque los radicales rojiblancos han convertido los partidos europeos en su sustento y en su principal escaparate. El 17 de abril, Jueves Santo, San Mamés acogerá el choque de vuelta de cuartos contra el Rangers FC escocés y, si el Athletic saca la eliminatoria adelante, jugaría la ida de las semifinales el 1 de mayo. Y el 21, la gran final, con los focos de todo el mundo sobre La Catedral y la capital vizcaína.
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