Jaume Costa abraza al ya recuperado Iñigo Ruiz de Galarreta antes de un partido. EL CORREO

Las tres resurrecciones de Ruiz de Galarreta

El medio del Mallorca, criado en Lezama, supera una tercera rotura de rodilla. «No juego con miedo, disfruto»

Robert Basic

Bilbao

Sábado, 1 de octubre 2022, 01:21

Las rodillas le han traicionado tres veces a Iñigo Ruiz de Galarreta. Tres. Lo han hecho, además, del peor modo posible, en forma de roturas de ligamentos cruzados, estallidos que anticipaban meses de sufrimiento y silencio. Son sensaciones que conoce bien el centrocampista del Mallorca, ... diamante pulido y criado en Lezama, quien se resiste a perder el brillo con el que vino al mundo. Acaba de levantarse una vez más, un hombre que cose cristal y tiene acero en la cabeza. Solo así se explica su tercera y última resurrección, la que comenzó el pasado 20 de febrero en el Benito Villamarín. Aquel día, domingo, una entrada de Víctor Ruiz le dejó clavado en la hierba. «Supe lo que era al instante», recuerda para EL CORREO el ex del Athletic, quien apenas seis meses después reapareció en Vallecas. Una recuperación exprés dentro de un proceso largo en el que volvió a ponerse de pie. «¿Miedo? No juego con miedo, disfruto», asegura rotundo el exrojiblanco.

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Ruiz de Galarreta se ha roto el cruzado tres veces en apenas una década. El primer golpe llegó en octubre de 2012, en un encuentro del Bilbao Athletic contra el Lleida. Fue la rodilla izquierda la que saltó por los aires –la misma que ahora– y justo 365 días más tarde, nada más salir del túnel, se partió la derecha cuando defendía el escudo del Mirandés frente al Numancia. «Nunca he dudado de que volvería, ni entonces ni ahora. Jamás he pensado que el fútbol se acabaría por este motivo porque el fútbol es mi vida. Disfruto cada entrenamiento y cada partido. No tenía derecho a dudar», comenta desde Mallorca, donde todo el mundo se volcó con él tras el duro episodio del Villamarín. «Mis compañeros me apoyaron mucho». Escenificaron su felicidad al término del choque ante el Rayo, cuando no pararon de felicitarle por su regreso.

Explica el eibarrés que esta vez las sensaciones fueron mejores desde el principio. «La operación fue bien. Me comentaron que la estabilidad de la rodilla era buena». Un pequeño rayo de luz en medio de la oscuridad. Porque el fútbol volvió a apagarse para Ruiz de Galarreta tras aquel encontronazo con Víctor Ruiz. «Vi que venía y quise proteger el balón. Noté el impacto y el dolor. Sabía que me había roto. No quise que me moviesen la rodilla. Cuando estaba en el suelo no paraba de repetir 'el cruzado, el cruzado'. Me sacaron en camilla». Le llevaron al vestuario. «Me vine abajo», confiesa. «Era otra vez lo mismo, el mismo dolor, después de tantos años». Lo tenía olvidado, pero irrumpió de nuevo en su vida. El bético Sergio Canales entró en la caseta para interesarse por el centrocampista. «Me dio ánimos porque él también había vivido situaciones parecidas». Y el propio Víctor Ruiz no dejó de consultarle cómo estaba y le acompañó durante todo el proceso de recuperación. «Me felicitó cuando reaparecí».

Trabajo y sudor

Tras el hundimiento inicial, lógico por la gravedad de lo ocurrido, el guipuzcoano se recompuso. «Me vine arriba. Sabía lo que tenía por delante». Experiencia en forma de cicatrices, de cristal cosido. Se puso en manos de Jurdan Mendigutxia, en Pamplona, y empezó a picar piedra. Sesiones de hasta más de cinco horas diarias divididas entre deberes matinales y vespertinos, además de los ejercicios programados en clave casera. Máquinas y sudor. Pidió permiso al Mallorca para ir a Navarra y comenzó a sufrir para curarse. «Había que coger nuevas rutinas. Después de operarme en Barcelona, Jurdan me hizo pasar por su consulta antes de ir a casa. Empezamos a trabajar. Fortalecimientos, camilla... Cada día era diferente. Íbamos por fases. Estuve así casi cinco meses». El ejercicio físico vino acompañado del mental. El psicólogo del club bermellón, «Emilio», estuvo encima. «Se volcó conmigo para gestionar cosas». Hubo hasta videollamadas. «Me ha ayudado muchísimo», confiesa el eibarrés.

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Medio año después de lesionarse, Ruiz de Galarreta dispuso de cuatro minutos en Vallecas. «Fue una pasada. Viajé porque faltaba gente. Pensaba que no iba a jugar, pero entré. Hubo muchas emociones. En aquel momento recordé lo que había soportado otra vez para volver». De hecho, antes de retomar el pulso competitivo «simulamos situaciones de contacto para que estuviera preparado». Le afilaron tan bien que tres semanas más tarde ante el Almería vio una amarilla –«era más bien naranja»– por entrar con todo a un rival. «Le pisé fuerte. No pasó nada», rememora el centrocampista armero.

Ahora solo piensa en «disfrutar» de su profesión, que le apasiona. «Sueño con asentarme en Primera», admite Ruiz de Galarreta, quien no pierde de vista a su Athletic. «Me encanta como juegan. El nivel de la plantilla es increíble. Mucha gente de calidad, talento, jóvenes con ganas e ilusión. Estoy seguro de que irán a Europa», augura 'Galaxy', apodo que se lo pusieron en Lezama cuando llegó al primer equipo. «No sé si fue Iker (Muniain), pero luego todos me llamaban así. ¡Hasta Valverde!».

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