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Qué gozada de partido. Permitan que haga durar y comparta con ustedes el sabor dulce de una victoria clara, rotunda, incontestable. A veces, en el fútbol y en la vida, no sabemos disfrutar lo suficiente de los buenos momentos: se nos pasan enseguida, nos duran ... más que las alegrías los berrinches por las derrotas, las decepciones o los sueños incumplidos. La pura alegría se reconoce al vuelo, se explica por sí misma. Así que hagamos el propósito de aprender a disfrutar cuando corresponda (vivir es seguir aprendiendo), como en este partido ante el Cádiz.
Sí, ya sé, no faltará quien diga, con razón, que el Cádiz fue muy poquita cosa, y bien que deseo la mejoría de un equipo al que he visto subir y bajar en directo, con toda la afición detrás y casi la misma guasa bullanguera y admirable. Pero cuántas veces el Athletic ha tropezado ante rivales menores. En esta ocasión, no. Al Cádiz le metió cuatro, más un quinto dudosamente anulado, y un penalti que Iñaki Williams explicó al portero cómo y por dónde lo tiraría, con un lenguaje gestual inconfundible. Pero bueno, no es momento de reproches, estuvo listo el mayor de los Williams en el primer gol. Listo y preciso. Y se esmeró con sus compañeros en la presión adelantada, de manera que los pobrecitos defensas del Cádiz terminaban rifando el balón, y a veces regalándolo.
Entonces se lucieron los rojiblancos del medio campo. El hombre del partido, en mi opinión, fue Vesga. Y siempre es más fácil combinar con Sancet o Muniain, abrir a las bandas ocupadas por Nico y Berenguer. De nuevo un medio campo que defiende y arma el juego con el balón en los pies. Permítanme que repita mi teoría de Albelda. Y digo Albelda para no señalar a nadie cercano, que me perdone Albelda. Durante mucho tiempo la selección jugaba con Albelda o jugadores similares en el centro del campo. La idea era un jugador creativo equilibrado por otro rompedor, hasta que Luis, y más tarde Del Bosque, apostaron por entregar el control a los jugadores creativos, que defendían con el balón. Ya sé que eran muy buenos, pero siempre hubo muy buenos centrocampistas en la Liga y no siempre jugaron juntos. Hay que ser valiente para apostar por la calidad, como lo está siendo Valverde para alinear a los que juegan mejor. La cautela en el Athletic ahora mismo es Vesga, un jugador de gran clase que ha mejorado muchísimo con la confianza del entrenador.
El Athletic fue dueño y señor del partido, tanto que nos dio un poco de pena el Cádiz, como en esos combates de boxeo en el que uno de los contendientes, aunque sea rival, está cobrando tanto que nos gustaría decirle al nuestro que no le pegue más. La defensa del Athletic estuvo de nuevo intratable y como novedad parece de justicia destacar a Lekue, que cubrió su parcela y se sumó al ataque sin desmayo y con desborde. Y cómo no a Guruzeta. Metió dos goles de delantero centro, y no es una tautología, hasta hace poco no estábamos seguros de tenerlo. No olviden que estuvo a punto de hacer otro, en semifallo, ante el Mallorca, que nos habría puesto aún más en órbita.
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