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La carga de la pretemporada se deja notar en los jugadores del Mallorca, que salen al campo de entrenamiento de Marbella con desgana y cansancio. A Vicente Moreno no le gusta lo que ve y toma medidas antes de iniciar la sesión. «Vamos ... diez minutos tarde. Y alguno ya con las caritas… 30 segundos me van a durar a mí esas caritas. Alguno está aquí regalado, regalado. Pretemporada con un equipo de Primera División. ¡Regalado! Hay futbolistas que juegan 300 partidos, 400 partidos en Segunda División y no llegan a hacer ni un puto entrenamiento con un equipo de Primera. Primer entrenamiento que vea una carita, primer entrenamiento que uno afloje un poquito, a tomar por culo. ¿Lo tenemos claro? Y si nos quedamos ocho, pues nos quedamos ocho. Da igual. Ya pondremos a Pendín (segundo entrenador) a jugar. Él no hizo ni un entrenamiento con un equipo de Primera».
, abroncó al equipo
Moreno, técnico del Mallorca, habla con propiedad. Tuvo que esperar a los 35 años para jugar 22 partidos en Primera aquel mediocentro espigado que se retiró en el Xerez en 2011 con más de 400 partidos con la camiseta azulina. El valenciano sabe perfectamente lo que hay que esforzarse para alcanzar la élite, y ahora que es entrenador, no quiere que el viaje con el Mallorca en Primera sea igual de efímero que el que vivió él como futbolista con el Xerez. Porque Vicente Moreno Peris (Massanassa, 1974) es hoy el preparador de moda del fútbol español tras dos ascensos consecutivos, gracias a una labor encomiable al frente de una plantilla recién ascendida a Segunda y que la exprimió al máximo primero para entrar en el play-off y después para hundir al Deportivo con una remontada en Son Moix que sirvió para que los bermellones regresaran a Primera seis años después. Ha llevado al conjunto balear de Segunda B a la máxima categoría del fútbol español en apenas un año, pero sigue siendo un técnico casi desconocido para los aficionados.
Como jugador pasó de la Falla del Poble al Catarroja, de ahí le fichó el Levante UD y posteriormente fue al Valencia donde estuvo seis temporadas en las categorías inferiores entre juveniles, sub'19 y filial en las que coincidió con Albelda, Farinós, Angulo y Palop, entre otros. En una etapa muy convulsa no llegó a debutar en el primer equipo ni con Luis Aragonés, ni con Rielo, ni con Valdano, ni con Ranieri. Eso le llevó a salir rumbo a Ontinyent, de allí al Guadix y de ahí, a su vez, al Xerez, donde se convirtió en el símbolo del club de Chapín.
Jugó, como queda dicho, más de 400 partidos, pero en el camino no perdió el tiempo. Se sacó el título nacional de entrenador y la titulación como director deportivo, y mientras jugaba llegó a entrenar a los infantiles del club. Allí se produjo su cambio de rol, cuando el Xerez le pidió que fuera segundo entrenador de Juan Merino tras el descenso a Segunda. Duró media temporada, ya que el primer técnico fue destituido y a él le tocó la complicada tarea de salvar al equipo del descenso a Segunda B, algo que finalmente logró.
Terminó su carrera en el Xerez, ya que decidió regresar a Valencia en 2013 y hacerse cargo de la selección valenciana sub'18. Pero apenas estuvo dos meses en el cargo ya que el Gimnástic le llamó y Moreno se trasladó a Tarragona para vivir la experiencia que le curtió como entrenador. Primero clasificó al club para la promoción de ascenso a Segunda, que no superó. En la 2014-2015 sí que logró el objetivo, y el Nastic ascendió a la categoría de plata, y en su tercera temporada en el banquillo grana coló al equipo en el play-off de ascenso a Primera, pero se le cruzó en el camino el lanzado Osasuna de Martín Monreal y el sueño de la élite se esfumó. En el inicio de la 2016-2017 vivió la otra cara de la moneda, ya que el mal inicio del Gimnástic le llevó a la salida del club.
A Moreno no le importó volver a la categoría de bronce para tomar impulso de nuevo. Seducido por el proyecto del Mallorca, asumió el reto de reflotar la nave bermellona, algo que logró de forma inesperada. Dos ascensos consecutivos le han consagrado como un técnico de moda y todo en base a su mandamiento de orden, trabajo e intensidad, ya que la ajustada economía de la entidad balear obliga a sacar el máximo rendimiento a la plantilla. De hecho, cinco de los 11 jugadores que ganaron al Eibar (2-1) en el primer partido de la temporada estaban en la plantilla en Segunda B: Manolo Reina, Sastre, Raíllo, Salva Sevilla y Lago Junior. Y otros cuatro llegaron a la isla el año pasado, en Segunda: Valjent, Baba, Dani Rodríguez y Budimir. Con estos mimbres, el técnico de Massamassa afronta un nuevo reto, mantener y consolidar al Mallorca en la élite del fútbol español a la vez que él sigue su crecimiento como técnico.
Vicente Moreno admitió las dificultades que planteará la visita del Athletic, un rival «al que hay que tenerle respeto, no miedo», dijo en rueda de prensa. «Llega con muy buenos números, segundo en la tabla, invicto tras ganar al Barça, a la Real y empatar en Getafe, que no es fácil. Es un equipo muy intenso con un entrenador (Gaizka Garitano) con el que coincidí en mi etapa como jugador y que se ajusta muy bien a la cultura de ese club. Gaizka transmite ese gen competitivo a su equipo».
El técnico fue cuestionado sobre el límite salarial del Mallorca, el más bajo de Primera con 29,9 millones. «Es una dificultad añadida. Ese era el presupuesto que teníamos en Segunda y, por ejemplo, el Athletic está tres veces y pico más arriba», reflejó.
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