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robert basic
Lunes, 3 de septiembre 2018
En el verano de 2007, Markel Susaeta hizo la pretemporada con el primer equipo gracias a la recomendación de Luis de la Fuente. Joaquín Caparrós acababa de aterrizar en Bilbao y no conocía a los chicos de las categorías inferiores. El riojano, entonces técnico del filial y ahora seleccionador de la Sub'21, le dijo al utrerano que no podía irse al 'stage' de Papendal (Holanda) sin el eibarrés, que ni siquiera era titular indiscutible en el filial. Caparrós agradeció el consejo de su amigo –habían trabajado juntos en el Sevilla– y mandó avisar al chaval. El canterano recibió la llamada estando en la playa con sus amigos y su cara les anticipó algo grande. No se lo esperaba, como tampoco podía imaginar hasta qué punto cambiaría su vida aquella comunicación telefónica. Metió sus cosas en la maleta y la subió al autobús y luego al avión. Y allí sigue, el bulto que marca una época, siempre entre las seleccionadas e inmune al paso del tiempo y de los entrenadores. Primero con el dorsal 27 serigrafiado y luego con el 14, el que le acompaña e identifica en la última década. El extremo se ha convertido en capitán y en el sexto jugador con más partidos en la historia del Athletic –acaba de superar a Orue–; solo un accidente podría impedir que esta temporada no rompa la barrera de los 500.
Dicen los que le conocen que le encanta pasar desapercibido y que solo se muestra cómo es en su círculo de confianza, con la gente con la que se siente cómodo y seguro. El ruido le hace ponerse la coraza, el silencio se la quita. Con el paso del tiempo se ha endurecido y soporta mejor los juicios y los murmullos sobre su fútbol, a veces mejor y otras peor, jamás falto de entrega y compromiso, y le duele menos que los aplausos vayan dirigidos siempre a los mismos, hagan lo que hagan. Él agacha la cabeza, aplaude a San Mamés y desaparece. Gane o pierda su actitud es la misma y al día siguiente vuelve a intentarlo. ¿Si no sale? Repite. Así hasta el infinito. «Es un martillo pilón», dicen sus amigos y compañeros. Contra el Huesca jugó su partido 484 y marcó. Está a diez de un mito como Gainza, a 26 de Iraola, quien le vio entrar en el mundo adulto en aquel verano de 2007 y ahora portar el brazalete que él se quitó en 2015, y a 30 de Etxeberria.
EL CORREO ha querido hablar con algunas personas que asistieron a su nacimiento como futbolista profesional e incluso participaron activamente en la construcción de su carrera, desde la banda o acompañándole en el terreno de juego. Joaquín Caparrós, ahora director deportivo del Sevilla, le hizo debutar en la élite; Pablo Orbaiz fue uno de los pesos pesados cuando Susaeta entró por primera vez en el vestuario rojiblanco; David López llegó a la vez que él y le vio crecer y evolucionar hasta lo que es ahora; e Iñigo Pérez se hizo su amigo en las categorías inferiores y luego jugaron juntos ahí arriba durante cinco años. Todos hablan maravillas del eibarrés, elogian su comportamiento y profesionalidad y coinciden en señalar que encarna a la perfección los valores del Athletic. «Susaeta es el espejo de Lezama», resume Caparrós, quien anima a los más jóvenes a fijarse en el capitán y a seguir su ejemplo de fidelidad y entrega a unos colores.
Sorprenden todos al dibujar el retrato robot del extremo, alejado del hermetismo que proyecta cada vez que se sienta ante las cámaras o atiende compromisos profesionales. En la intimidad –aseguran– es alegre, divertido, dinamizador de grupos y chistoso. «Bromea, hace vestuario y lo llena de risas», describen. Fuera se pone la máscara, la armadura, abraza la seriedad y cumple con su trabajo. En el campo las cosas le pueden salir mejor o peor, pero jamás deja de intentarlo. Ha tenido cinco entrenadores en su carrera de élite –Caparrós, Bielsa, Valverde, Ziganda y ahora Berizzo– y ha jugado con todos. «Es la mejor tarjeta de presentación», sentencia Caparrós sobre un futbolista poco aplaudido en San Mamés y que va camino de hacer historia.
Joaquín Caparrós
«Cuando llegué no conocía a Markel, pero en la pretemporada enseguida me di cuenta de que era distinto a lo que ya teníamos. Encaraba, quería aprender, escuchaba; atendía a veteranos como Gabilondo, Iraola, Orbaiz, Etxeberria... Se empapaba de lo que le decían. Quería ser futbolista y llegar ahí arriba, y así fue. Estaba predestinado a ser jugador. Lleva 484 partidos y pasará de los 500. Son números para ponerse de pie. Me alegro mucho porque se lo merece. Es un chico encantador. Parece tímido, pero en el campo encara, es vertical, insiste. Le veo capitán y pienso: 'Susa', qué alegría. Markel transmite valores Athletic y por desgracia últimamente se están perdiendo un poco. Él tiene que ser una referencia porque es el espejo de Lezama. Es un ejemplo para que los chavales se den cuenta de que los valores están por encima de otras cosas. Que haya jugado tanto no me sorprende porque es fruto de su profesionalidad, dedicación, implicación y compromiso. Quiere el club, la camiseta, pudo marcharse y no lo hizo. Le deseo que siga triunfando en su club y transmita lo que es el Athletic. Es un chico que me ha marcado».
Pablo Orbaiz
«Markel es un caso raro porque lo normal es que cuando subes tengas un período de adaptación, que alternes actuaciones buenas con irregulares. Pero él arrancó desde el primer día con mucha explosividad. Regateaba, se iba, disparaba con facilidad... En cuanto al rendimiento, fue uno más y no necesitó tiempo para acoplarse. Es una buena persona, excelente compañero, sincero, ejemplar. Es un orgullo para mí decir que jugué con Markel Susaeta. Le tengo mucho cariño y respeto. Hablamos de alguien que hace grande un vestuario y que ha jugado con todos sus entrenadores. Hay que valorarlo. Jamás ha hecho ruido ni lo hará, pero es un emblema para mí. Es cierto que no ha tenido el reconocimiento de San Mamés como otros, pero el fútbol es así. Hay jugadores que agradan más a la afición y tienen más gancho, así está montado esto. No es algo malo. Markel es discreto, buena gente, da siempre lo máximo y los que coincidimos con él nos alegramos de que le vaya bien. Que marque récords y juegue tantos partidos me hace especialmente feliz. Todo el mundo agradece contar con un compañero como él».
iñigo Pérez
«Conozco a Markel desde la cantera. Cuando él estaba en el Cadete A yo estaba en B y así íbamos subiendo. Al entrar en el fútbol profesional tuvo una adaptación inmediata. No le vi apenas sufrimiento que el resto sí hemos tenido. Llegó y empezó a marcar un ritmo alto en todo lo que hacía. Es una persona que siempre está uniendo a la gente en el vestuario, propone planes, es activo, le gusta la broma. Cuando no se le conoce da la sensación de tímido, serio y hermético, pero dentro de su círculo de confianza es diferente. Le gusta estar de cachondeo y de risas; la risa une el vestuario y Markel ríe. Luego está el Susaeta jugador. Ofrece tantas cosas y es tan polifacético... Hace repeticiones de mucha calidad y es un martillo pilón. Ningún lateral le quiere marcar por su capacidad física y técnica, y por su insistencia. La afición del Athletic sabe lo que ha dado y lo que va a dar y lo valora, pero en mi opinión debería ser valorado todavía más. Entiendo que es querido, aunque de acuerdo con sus datos futbolísticos, por el hecho de ser de Lezama y por su comportamiento siempre ejemplar el reconocimiento debería ser bastante mayor».
David López
«Guardo un muy buen recuerdo de Markel Susaeta. En 2007 debutamos los dos con el Athletic –aquel año David López dejó Osasuna y fichó por los rojiblancos– y en la pretemporada ya se le veían muchos detalles y unas ganas descomunales de hacerse con un hueco en el vestuario. Siempre ha estado ahí, con su compromiso y profesionalidad. Es una persona llana y humilde, que ha logrado todo con su trabajo. Siempre da la cara y hacia fuera proyecta una imagen de introvertido, no expresa realmente cómo es, pero con los compañeros y su gente se transforma. Se vuelve una persona diferente, humilde y amable y puedes hablar con él de cualquier cosa. No me sorprenden los casi 500 partidos que lleva. Desde que subió al primer equipo se le veían maneras y detalles de calidad que no se suelen detectar en otros jugadores. No me cansaré de repetir que Susaeta siempre ha estado ahí y que jamás ha dejado de dar la cara y el do de pecho, por eso me gustaría que se valorara lo que está haciendo. Personalmente, estoy muy feliz de verle con tantos encuentros oficiales disputados y le deseo que consiga muchísimos más».
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