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Aunque con las cuestiones del mercado del fútbol nunca se sabe, todo indica que el Athletic no va a hacer fichajes este verano. Al menos, fichajes de una cierta entidad, «de perfil europeo», por citar la jerarquía que utilizó Aitor Elizegi hace unas semanas en ... una entrevista con este periódico. 'Au revoir', por tanto, a Herrera, Javi Martínez y Llorente. De llegar alguien, y no lo parece tampoco, hablaríamos de futbolistas como Berenguer o Ruiz de Galarreta, es decir, de dos apuestas que debe valorar la dirección deportiva. ¿Supone esto un jarro de agua fría? Depende de cómo se mire, de las expectativas que uno se haya hecho. Yo no sería alarmista. Creo que puede ser incluso positivo en un momento en el que el Athletic debe hacer de la necesidad virtud. Y esto pasa, en primer lugar, por no engañarse.
Los fichajes nunca van a ser una solución para los males de este club. Nunca lo han sido. Otra cosa es que, a lo largo de la historia, hayan llegado futbolistas que han ayudado mucho a elevar el nivel competitivo del equipo. Faltaría más. Pensemos en Herrera, Raúl García e Iñigo Martínez, por citar a tres de la última década. Pero la solución nunca estuvo en ellos y continúa sin estarlo. Es más, si algo ha quedado claro en los últimos años es que el Athletic cada vez puede esperar menos de un mercado global y cada vez más disparatado. De hecho, sospecho que todos nos conformaríamos con que no nos diese disgustos.
La solución está donde siempre ha estado, en Lezama. Digamos, por señalar, que está en los seis jóvenes canteranos que harán la pretemporada con el primer equipo y cuya fotografía publicó la web del club el pasado 25 de mayo: Oleaga, Vivian, Iñigo Vicente, Sancet, Villalibre y Larrazabal. Y no se trata de cargarles de una responsabilidad excesiva. Sólo faltaría que ahora tengan que ser los chavales los que saquen las castañas del fuego. No. Ellos son la esperanza de futuro, el oxígeno de un grupo cuyos cimientos serán los mismos que en años anteriores. La continuidad es evidente y probablemente inevitable. ¿Hubieran cambiado mucho las cosas en el diseño de la plantilla de no haberse producido un relevo en la presidencia del club?, podríamos preguntarnos. Yo creo que muy poco, pero parece que Josu Urrutia es de otra opinión. Por lo que insinuó ayer en una entrevista en 'Deia', podrían haber cambiado dos cosas. Una sería la continuidad de De Marcos y Balenziaga, cuyas renovaciones en diciembre calificó de «premio» a dos jugadores cuyo «futuro podía estar en riesgo». El argumento es alucinante y obliga a traducirlo un poco a las bravas: «Renovemos por si acaso a estos dos a ver si van a ganar esos desgraciados y se los cargan». Qué fuerte.
El segundo cambio hipotético tendría que ver con Susaeta. Si él no lo renovó, dijo, fue porque tanto a Susaeta como a Aduriz les consideraba en un estatus superior y nunca pensó que su futuro peligrase. Esto puede ser verdad. Nadie lo discute. La discusión está en otro lado, en otras palabras del expresidente. Cuando el entrevistador le recordó que algunos le criticaban por no haber prolongado el contrato de Susaeta como sí hizo con el de otros jugadores, Urrutia se salió por la tangente. «Cuando en diciembre hicimos esas renovaciones nadie aludió a que Susaeta no fuese renovado. Ahora que ha salido del club sí me han llegado mensajes y alusiones al respecto que están generando una idea concreta», declaró.
Seamos benévolos y achaquemos estas palabras a un lapsus de memoria que también podríamos interpretar como un éxito personal de Urrutia en su propósito de olvidar aquellas semanas de diciembre con el equipo hundido y él viviendo sus últimas horas en Ibaigane. ¿Cómo que nadie aludió entonces, con extrañeza, a que Susaeta no era renovado? Para muestra, un botón propio. El artículo se titulaba 'La fábrica de turrones' y se publicó en estas páginas el 17 de diciembre, tres días después de las renovaciones de Balenziaga y De Marcos. Este era su último párrafo. «Analizando la situación de cada uno de ellos, yo veo a un hombre que es carne de renovación inmediata: Susaeta. Aduriz tiene que ver cómo termina la temporada, aunque es probable que haya decidido que lo deja. Iturraspe y Rico apenas intervienen y renovarles ahora no tendría sentido, lo mismo que ocurre con los dos cedidos. En fin, que si yo fuera el eibarrés ya estaría preguntándome qué es de lo mío». Por recordarlo, vaya.
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