Solidez y máxima eficacia para desactivar al Valencia

«Sabíamos que el Valencia es complicado en su casa así que salimos a apretar», dijo Iker Muniain nada más terminar el partido. Fue generoso el capitán del Athletic en la elección de adjetivos para referirse al rival, que por momentos parecía una orquesta desafinada, sin director y desconectada del evento. En unos cuartos de final de Copa, a domicilio, los bilbaínos dejaron a los locales con un único tiro entre los tres palos. Fue en un libre directo que acunó Agirrezabala como si estuviera calentando. Había menos peligro que en una aldea alpina suiza en verano. Los hombres de Ernesto Valverde remataron diez veces por los cinco de los de Gennaro Gattuso –ninguno llevaba veneno–; sacaron tres córners por uno de los ches; dispusieron de dos ocasiones clarísimas por ninguna del contrario; hicieron menos faltas –15 por 19–; y ganaron más duelos – 61 por 54– y balones aéreos –16 por 12–. Solo la posesión fue para los de Mestalla (53%), la mayor parte del tiempo posicional.

El Athletic hizo lo que tenía que hacer ante un adversario que vive sumido en un mar de dudas. Fue solvente en todas las líneas y agrandó la sensación de vacío de un Valencia convertido en un manejo de nervios y en una máquina de fabricar errores. «Nos encontramos con el gol, luego nos empataron y enseguida le dimos la vuelta (al partido). A partir de ahí, controlamos el encuentro. No nos han creado ocasiones claras», expuso Muniain, autor del 0-1. Efectivamente, la defensa del Athletic con un gran Yeray a la cabeza desbarató todos los intentos de los locales, que no llegaron a transformarse en peligro. «Les apretamos arriba para que no estuvieran cómodos», añadió el navarro. De ahí que los de Gattuso cometieran más errores que un alumno sin estudiar en los exámenes finales. Incluso un amante del fútbol neutral pudo hasta haber sentido un poco de lástima por un equipo descosido por los cuatro costados.

El Athletic consiguió que Cavani solo tocase la pelota 17 veces, que no rematase, que no diera ni una asistencia y que no intentase ni un solo regate. Duró 57 minutos en el campo. Samu Castillejo, la gran novedad en el once, se equivocó en casi todo, anulado por los bilbaínos. Sus estadísticas acabaron en cero casi todas y lo único bueno que hizo fue el pase en la bonita jugada personal de Diakhaby que culminó De Marcos. Por el otro costado, Samuel Lino disparó una vez y probó irse de su par en una ocasión sin lograrlo. Los rojiblancos desactivaron todas las figuras ches.

Y arriba mataban cada vez que llegaban. «Cuando no metemos, falta puntería; hoy (por ayer) hemos convertido tres. Son ya unas cuantas semifinales ya y queremos más», avisó Muniain. El Athletic sabrá el lunes quién será su pareja en semifinales de otra edición de Copa que promete emociones fuertes.