Cada uno en su sitio

Estamos en pleno verano, cuando la gente del común toma sus vacaciones y los futbolistas regresan al tajo. Tiempo de rumores y de noticias que antes se sabían 'de buena tinta' y ahora se disparan a ráfagas con la credibilidad que tienen los anuncios que solo tienen vigencia 'a día de hoy' porque en este negocio mañana es una forma de futuro imperfecto.

Han cambiado mucho las cosas en ese terreno. El fútbol no cierra en verano. Al contrario, para los satélites que orbitan el balón es temporada alta. Traspasos, cesiones, intercambios, agentes, representantes, fondos de inversión… Cada lunes empieza una 'semana decisiva' para el futuro de tal o cual jugador. Con los últimos flecos que quedan para cerrar tantos contratos se podrían decorar los telones de varios teatros. Cada día descubrimos un delantero que está a punto de salir de su equipo o un defensa cuya llegada es inminente. Hay ofertas estratosféricas de las que nunca más se supo y cláusulas innegociables que se rebajarán a lo que dé el mejor postor.

Los futbolistas besan escudos rozando la lujuria, y confiesan que desde su más tierna infancia deseaban vestir esa camiseta que sostienen para la foto en medio del presidente y el secretario técnico. No importa que aquel niño que soñaba con la camiseta del Granada, pongamos por caso, sea ahora un bielorruso multitatuado. ¿Vamos a fijarnos en esas nimiedades cuando estamos ante una temporada tan ilusionante?

Se detecta una cierta inquietud en el entorno del Athletic, mezclada con un punto de indiferencia, ante el curso que acaba de comenzar. No hubo el primer día noticias de atascos en Lezama provocados por multitud de aficionados ávidos ante la inminente temporada. Está claro que las caras nuevas de los que llegan desde el filial despiertan menos curiosidad. No debería ser así en el Athletic, pero en esto sí que hemos perdido buena parte de nuestra identidad. Ya no somos tan diferentes a los demás. El bombardeo mediático nos ha abducido de tal forma que parece que nos falta algo si no tenemos fichajes. Todo el mundo comprando y vendiendo y nosotros mirando, ¡qué desastre!

Propongo un ejercicio al aficionado inquieto. Busque una de esas listas de altas y bajas, cedidos y recuperados, deseados y repudiados de cada equipo, y repase los nombres. No se preocupe si a pesar de que sus amigos le consideren un entendido, no haya oído hablar en su vida de tres cuartas partes de los futbolistas que aparecen en la lista. Usted a fin de cuentas es un simple aficionado; puede apostar a que muchos profesionales comparten su ignorancia.

Descarte a los que conoce, porque acabarán en los equipos que todos sabemos y trate de calcular el resultado final de las idas y venidas de los que le quedan. Recuerde lo que se profetizaba el año pasado por estas fechas, compárelo con el resultado final de la temporada y disfrute del verano. El balón pondrá a cada uno en su sitio.