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Vuelve Osasuna a San Mamés y lo hace en una situación desconocida para el equipo rojillo al menos en este último lustro: agobiado, empezando a ... sentir en el cuello ese nudo corredizo que supone la obligación de luchar por la permanencia. Se puede hablar ya de crisis, de una crisis inesperada y de gravedad incierta. Los navarros, sencillamente, han tropezado de repente y todavía no se han levantado, pero incluso su tropiezo ha sido extraño. No hay razones deportivas que lo expliquen. Y no sólo eso. Resulta asombroso que esta mala racha haya coincidido con el regreso de Bryan Zaragoza después de su lesión. El equipo le esperaba como agua de mayo y resulta que con su vuelta los resultados han empeorado. Cosas del fútbol.
Si uno analiza lo ocurrido a Osasuna acaba encogiéndose de hombros. Tras ganar a la Real en El Sadar en la jornada 22, hace mes y medio, el equipo de Vicente Moreno vivía un momento dulce. Era séptimo con 30 puntos, a sólo dos del sexto, por entonces el Rayo. Y estaba empatado con el Mallorca de Jagoba Arrasate, lo cual tenía su morbo para los hinchas rojillos. A esa victoria siguió precisamente un empate en el descuento en Son Moix y luego otro muy meritorio ante el Real Madrid en El Sadar. Dicho de otro modo: a mediados de febrero, cumplida la jornada 24, se podía decir que Osasuna vivía tranquilo y esperanzado con el regreso a Europa, que sólo le quedaba a tres puntos. Pues bien, han bastado tres derrotas -una por la mínima en Balaídos, una muy dañina contra el Getafe en casa y una lógica ayer en Montjuic-, más un empate doloroso ante el Valencia en Pamplona, para que todo se enturbie y el equipo llegue a San Mamés muy exigido, con Europa a once puntos y el descenso, a seis.
Como decíamos al comienzo del texto, se trata de una situación desconocida para los rojillos en el último lustro. En sus siete últimas visitas desde el ascenso en la temporada 2019-20 con Arrasate, dos de Copa y cinco de Liga, siempre han llegado a San Mamés con buen ánimo, en un puesto cómodo e incluso atractivo en la clasificación. Es decir, han llegado con ganas de liarla y poner una pica en un campo que para ellos siempre ha tenido un significado especial: el de ser el gran bastión de un enemigo cercano y poderoso. Algo así.
El caso es que en estos siete partidos Osasuna ha logrado dos victorias -la de la Copa esta temporada y en la campaña 2019-20-, cuatro empates y una única derrota, la de la jornada 37 de la campaña 2021-22, cuando los rojiblancos, que ya no se jugaban nada, ganaron con goles de Berenguer y Villalibre. No hace falta decir que se trata de una serie de resultados de lo más meritoria. Hasta el punto de que ni siquiera el Barça ha obtenido mejores registros en sus últimas siete visitas a San Mamés. Sólo los tiene el Real Madrid, con cinco victorias y dos derrotas.
Aliento en el cogote
Este dato sorprendente obliga a descartar cualquier tipo de confianza por parte del Athletic para el partido del domingo. Y no importa que Osasuna venga castigado por el desgaste del choque de anoche en Montjuic y el equipo de Valverde, en cambio, haya podido entrenar tranquilo durante toda la semana. A los rojillos hay que roerlos, como se decía del histórico Pontevedra de mediados de los sesenta cuando jugaba en Pasarón. Son un equipo que compite bien, que se mantiene en pie incluso cuando le supera el rival -lo vimos en el último partido de Copa en San Mamés-, que tiene futbolistas importantes con ganas de reivindicarse en San Mamés, como Areso y Oroz, y que encima está muy exigido. Pensemos que, en caso de perder, Valencia, Alavés e incluso Espanyol, si da la sorpresa y gana en Cornellá al Atlético, le pondrían el aliento en el cogote.
El Athletic, por supuesto, también está exigido, aunque de otra manera. En esta jornada 29 -y en las siguientes, claro- los rojiblancos van a estar muy pendientes del Villarreal, que juega en el Coliseum contra el Getafe. Pase lo que pase en este choque, que comenzará a las dos de la tarde, los de Valverde saldrán al campo sabiendo el resultado e inevitablemente presionados. Veamos las dos principales opciones. De ganar el Villarreal, el Athletic necesitaría los tres puntos ante Osasuna. En caso de no sumar ninguno, los rojiblancos quedarían a cinco del submarino amarillo, que tiene un partido menos. Es decir, que la diferencia posible sería de dos. Y eso, claro, en vísperas del Villarreal-Athletic de la siguiente jornada.
De perder los de Marcelino contra la tropa de Bordalás, a los de Valverde se les abriría el cielo. Ganando se pondrían a once puntos. Es decir a ocho si gana el Villarreal el aplazado contra el Espanyol. De manera que, en ese caso, el choque de La Cerámica no sería para los rojiblancos un cara y cruz por el cuarto puesto.
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