El Santos de Pelé desciende por primera vez en su historia

La catástrofe llegó de la forma más cruel, con un gol del Fortaleza en el minuto 97. Después de 111 años de historia el Santos jugará por primera vez en el segundo nivel. El Flamengo y el Sao Paulo ya son los dos únicos eternos que quedan en el Brasileirao. El Palmeiras y el Corinthians, sus rivales más encarnizados tendrán que esperar a su regreso para revivir viejas batallas.

Además de los dos citados conjuntos cariocas, el fútbol cuenta ahora con otros dieciséis equipos que nunca han perdido la máxima categoría. Además del Athletic, en España tampoco lo han hecho Real Madrid y Barcelona. En Europa tenemos al histórico Celtic escocés, al italiano Inter, a los portugueses Benfica y Oporto y al trío de holandeses compuesto por Ajax, PSV y Feyenoord. Al otro lado del charco están los mexicanos América y Chivas (club con una filosofía similar a la del Athletic), los uruguayos Peñarol y Nacional, el chileno Colo Colo y Boca Juniors, de Argentina.

El Santos era Pelé y Pelé fue el Santos. La imagen de 'o rei' vistiendo la elástica blanca con la sempiterna publicidad del refresco estadounidense mundialmente conocido le resulta tan familiar al aficionado como las fotos del legendario jugador levantando la Copa del Mundo con la camiseta amarilla de la seleçao.

Con el Santos marcó Pelé desde el punto de penalti al Vasco de Gama el gol número mil de su carrera, una suerte que, según él, era una forma cobarde de marcar un gol y gracias a los 643 que marcó en los 1.120 partidos que jugó con su equipo, el Santos ganó la mayoría de sus grandes títulos con su liderazgo. Desde que fichó en 1956 con tan solo quince años, hasta que abandonó a su equipo de toda la vida en 1974 para engrosar su cuenta corriente con los dólares del New York Cosmos, Pelé y el Santos ganaron dos Copas Intercontinentales, dos Libertadores, seis títulos del Brasileirao, cuatro torneos Río-Sao Paulo y diez campeonatos Paulistas.

La simbiosis entre equipo y jugador fue tal que hasta la autoridad política tomó medidas para que no se rompiera nunca. Aunque nunca hubo una confirmación oficial no faltan quienes aseguran que el Santos llegó a recibir ayudas económicas para retener a Pelé ante las ofertas que le llegaban desde el otro lado del océano. Pocos se referían al Santos simplemente por su nombre, aquel equipo era el Santos de Pelé.

Fue en la década de los sesenta cuando el 'Peixe' escribió la parte más brillante de su historia, la que le ha convertido en uno de los más laureados de su país y en el primer equipo brasileño en ganar la Copa Libertadores y la Intercontinental batiendo al Peñarol y al histórico Benfica de Eusebio y Coluna. Después de la lluvia de títulos de los sesenta y setenta, sus vitrinas no se volvieron a abrir hasta la primera década del presente siglo. La Copa Libertadores de 2011 y el campeonato Paulista de 2016 son sus dos últimos grandes títulos.

El Santos también ha sido vivero de algunos grandes futbolistas. Además de a Pelé aportó a Clodoaldo, Edu, Joel, Gerson y a Carlos Alberto, el capitán que levantó la Copa, a aquella inolvidable selección que ganó el Mundial de México de 1970. Ocho años antes, en el Mundial de Chile, en el que Brasil ganó su segundo título, participaron siete futbolistas del Santos: Pelé, el portero Gilmar, el capitán Mauro Ramos, Zito, Coutinho, Pepe y Mengalvio. Neymar, Rodrigo, Danilo o Ganso son los últimos futbolistas que el 'Peixe' ha exportado a Europa.

En agosto de 1990 el Santos fue el equipo invitado por el Athletic para celebrar el partido de homenaje a Estanis Argote, el último gran exponente de la estirpe de extremos zurdos rojiblancos. Ganaron los brasileños por 0-2 en un mal partido del equipo que dirigía Clemente en su segunda época. Fue la primera derrota de un verano donde los leones lograron su segundo Trofeo Colombino.

El choque contra el Santos era el último de aquel verano y era el más importante por la entidad del rival, el escenario y el motivo. Un autogol fruto de un malentendido entre Alkorta e Iru, y un tanto de calidad de Ney sentenciaron el partido. Lo que importaba era la despedida de Argote, que abandonó el campo a la carrera en el minuto 8, sustituido por Mendiguren, sin casi dar tiempo a los aficionados a tributarle la ovación que se merecía.

La derrota se tomó como un simple accidente, justificado en parte por el mejor estado de forma de los brasileños, que ya estaban en plena competición, y por la dureza con la que se emplearon, más allá de la buena técnica individual que mostró la mayoría de sus jugadores. Nada hacía prever entonces la dura temporada que se avecinaba.