Sancet, Vencedor, Nico Williams… la hora definitiva de las promesas en el Athletic

Esto es indiscutible. Ahora bien, la lógica, la experiencia y hasta las leyes naturales del fútbol nos indican que las mayores esperanzas de crecimiento hay que depositarlas en los futbolistas jóvenes más prometedores, no en los ya instalados o en los veteranos curtidos en mil batallas que bastante hacen con ir disimulando como pueden su decadencia inevitable.

En el nuevo Athletic de Ernesto Valverde estarán mañana en los campos de entrenamiento Agirrezabala, Vivian, Vencedor, Zarraga, Sancet, Nico Williams, Nico Serrano, Asier Villalibre y los tres cedidos procedentes del primer equipo: Morcillo, Iñigo Vicente y Córdoba. Este último ya está fuera y el de Derio tiene pocas opciones de quedarse.

Se trata de un grupo muy heterogéneo. Algunos son indiscutibles y otros están todavía sujetos a discusión. Pero hay algo evidente: el futuro del Athletic lo van a escribir en buena medida estos futbolistas que todavía no han eclosionado del todo o que, pese a haber disputado ya un número considerable de partidos, aún plantean el interrogante de saber, parafraseando a Menotti, si van a ser toros o toreros.

En la historia del Athletic de las tres últimas décadas hay dos casos paradigmáticos, relativos al crecimiento de jugadores, que pueden servir de referencia en la situación actual. Para intentar imitarlos, si fuera posible. Ernesto Valverde recordará perfectamente el primero de estos casos porque pertenecía a aquella plantilla de la temporada 1992-93. Había en ella un grupo muy interesante de promesas que apuntaban buenas maneras pero no terminaban de dar el golpe en la mesa y ya habían recibido las estocadas de Javier Clemente, que los bautizó como los 'mingafrías'.

Hablamos de Garitano, Urrutia, Lakabeg, Eskurza, Mendiguren... Jupp Heynckes los transformó, al tiempo que hizo debutar a Julen Guerrero, a Juanjo Valencia y a Aitor Karanka en su segunda campaña. Algo similar ocurrió con Marcelo Bielsa en 2011. De repente, todos los jugadores ofrecieron su mejor nivel -la mayoría no volvieron a esa cima de rendimiento nunca más- y futbolistas como Iturraspe, De Marcos o Ibai Gómez, sencillamente, vieron la luz.

El Athletic necesita revivir algo así si quiere despegar. El grupo de futbolistas jóvenes antes citados es tan grande y la casuística tan dispar que debemos personalizar. Y lo mejor es hacerlo empezando por Oihan Sancet, el número 1 en la lista de esperanzas. El navarro tiene facultades para ser un futbolista fundamental y desequilibrante, pero lo cierto es que lleva ya tres temporadas en el primer equipo y todavía no ha conseguido serlo. Una lesión de pubis le ha lastrado en los últimos meses y habrá que cruzar los dedos para que no acabe pasando por el quirófano como muchos otros de sus compañeros en sus mismas circunstancias. Si Txingurri consigue que Sancet explote por fin, el Athletic puede revolucionar su juego de ataque y aumentar su producción goleadora, uno de sus grandes objetivos tras un lustro con una pobre media de 42,4 goles en Liga.

También es obligado hablar de Unai Vencedor, al que después de 71 partidos -34 en la última campaña- ya se puede considerar un medio centro titular. El de Rekalde, pese a todo, necesita subir un escalón en su rendimiento -mayor dinamismo, un punto suplementario de velocidad en sus acciones- si quiere destacar con Valverde. Asier Villalibre, por su parte, es una de las grandes incógnitas que van a tener que despejarse en los próximos meses. Cinco años después de que el propio Valverde le hiciera debutar, el delantero de Gernika no se sabe bien lo que puede llegar a aportar. Pese a ser el único 'nueve' puro de la plantilla, su papel ha sido siempre secundario, a veces anecdótico. Cerca ya de los 25 años, el futuro de Villalibre puede decidirse en los próximos meses. Dependerá de si convence a Valverde o no.

El resto de los jugadores llamados a crecer y a impulsar con su crecimiento al equipo presenta cada uno su propia historia, muy particular. Zarraga necesita dar un golpe en la mesa -ya no le vale con tímidos toques en la puerta- y los dos Nicos, Williams y Serrano, deberán hacer una demostración de personalidad. Y es que en las dos bandas hay mucha competencia. En general, en todo el frente de ataque la pelea por los puestos será muy dura.

Los casos de Agirrezabala y Vivian son diferentes. La única duda respecto al portero guipuzcoano es cómo se gestionará su situación, si subirá al primer equipo como suplente o se intentará que siga acumulando partidos, ya sea en el filial o cedido. Respecto a Vivian, en cambio, no hay duda alguna. Todo lo contrario. Es un señor ya instalado en el primer equipo.