Una de las grandes noticias que deja el arranque de campaña del Athletic es que Oihan Sancet está dispuesto a aprovechar su momento y comportarse como lo que siempre se ha visto en él, un jugador determinante por sus desbordantes condiciones técnicas.

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La espera no ... ha sido corta. El segundo punta lleva tres años de casting. ¿Vale o no para Primera? Marcelino está dispuesto a resolver esa duda y se ha convertido en el entrenador que con mayor firmeza apuesta por él. Le metió en el once en el tramo final de la pasada campaña y en ésta le ha colocado por delante de Raúl García en las alineaciones.

A nadie se escapa que se trata de un jugador de tremenda calidad, pero su realidad hasta ahora era soltar un chispazo de vez en cuando y luego sumergirse en periodos de letargo. Ante el Barcelona fue de lo mejor, si no el mejor, del Athletic. Ayer en Vigo tenía ante sí la prueba de fuego de dar continuidad a una actuación brillante y no quedarse ensimismado degustando los elogios recibidos.

Pues bien, ya puede presentar en su hoja de servicios dos partidos seguidos brillantes, una señal que invita al optimismo y a pensar que está cerca de su consolidación. Y lució además con una jugada que demuestra algo de importancia capital, que está dispuesto a convertirse en un futbolista completo. A nadie se escapa que los jugadores de hoy deben ser atletas. Sancet lanzaba destellos de clase, pero era blando y mordía poco. Sin ir más lejos: la pelota que le robó al central Aidoo en el 0-1 no la habría logrado hace unos meses. Lo demás, esa calidad para conducir y encontrar al compañero, siempre lo ha tenido. Con Muniain de nuevo sin trascendencia en la ofensiva, el Athletic se agarra a Sancet para conectar con Williams. Por fin es lo que le pide Marcelino, un jugador que marque diferencias arriba con su calidad.

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