Villalibre, el Pichichi de la Copa que no celebra los goles

El primero llegó tras una brillante combinación por la banda izquierda, Sancet encontró a Villalibre en el área poco antes de la media hora. El gernikarra intentó regatear a Tenaglia con tanta suerte que la pelota rebotó en el argentino y le colocó ante Sivera, a quien sorprendió con un misil con la zurda.

Cuando el Alavés mejor estaba y el Athletic lo pasaba mal, el gernikarra cazó en la segunda parte en el área un preciso centro de De Marcos para colocar el 2-0 de cabeza. Son ya seis dianas en la Copa, lo que le convierte en el Pichichi de la competición. Tan llamativo como su altísima producción es lo que ha sucedido después de sus dianas. Por unas cosas o por otras, no ha celebrado ninguna de ellas.

En Cayón se sospechó que su apatía tenía que ver con su escasa participación, pero el delantero aclaró al acabar el duelo que se trataba de una cuestión personal. Había fallecido una abuela unos días antes. «Ha sido una semana complicada personalmente para mi familia y ha sido por eso. Me he acordado de los familiares, de mi padre sobre todo, que no ha pasado buen momento y le mando un fuerte abrazo», dijo.

En Ipurua también anotó un doblete. Tampoco encontró motivo para festejar. «El primero ha sido muy cerca de la línea y el segundo un poco de rebote. No me ha salido celebrarlo. También es un cúmulo de situaciones. Hay mucho conocido en el Eibar y es un equipo euskaldun al que tengo mucho aprecio. Todo cuenta un poco».

Esta vez el motivo estaba claro desde que anotó el primero. Se medía al equipo en el que se convirtió en un héroe la pasada campaña al anotar el penalti que devolvió a los albiazules a Primera. De hecho, el propio delantero ya había anunciado a través de una entrevista con EL CORREO lo que iba a hacer. «No creo que me salga hacer nada si marco porque al final he estado ahí y siento mucho respeto». Dicho y hecho. Marcó y no lo festejó. Se quedó quieto y esperó a que sus compañeros le abrazaran. Cuando acabaron y se dirigía al centro, se limitó a Levantar un puño. «Quría agradecer a la gente que haya venido porque al día siguiente hay que trabajar» «Tranquilo, ya llegarán las celebraciones», dijo entre risas cuando un periodista le recordó que se quedó quieto nada más meter sus dos dianas.

El héroe de la Copa presenta un balance muy pobre en la Liga. Hay veinte compañeros que han jugado más minutos en ese torneo. Valverde sólo lo ha empleado en 179 minutos, ninguno de ellos como titular. Varios equipos han pedido su cesión, el último de ellos el Eibar. Pero Villalibre ha dejado claro que no quiere irse. «Seguiré luchando para tener más minutos y demostrarme que puedo continuar aquí», insistió. Las estadísticas le avalan. A sus seis tantos en Copa suma uno en Liga. Con un total de 448 minutos, presenta la espectacular cifra de uno cada 64.

Villalibre decidió además un partido que no fue sencillo para los rojiblancos. El Alavés saltó al campo como un equipo lleno de suplentes (ocho cambios con respecto al último partido), pero enseguida se convirtió en otra cosa, en un grupo bien plantado y dispuesto a vender cara su piel. Aquí apereció el gernikarra para dejar sin sentido su planteamiento numantino.

La segunda parte los vitorianos tuvieron la capacidad de dar un paso adelante y convertir en algunos momentos la euforia rojiblanca en pánico, despejado con un par de magníficas intervenciones de Agirrezabala y el 2-0 de Villalibre. Los elogios le llovieron al atacante al acabar el partido. «A su delantero que juega muy poco, nosotros lo queríamos. Ha estado muy bien. El fútbol es así, el que le da el ascenso te mete dos».

Valverde se alegró por su rendimiento y resaltó que el jugador hace caso a sus demandas. «Está en un buen momento. Es fundamental tener jugadores que conviertan en gol lo que creamos y Asier está en ese punto. Ha estado muy combativo, algo que le pido bastante. Ha dado un paso adelante. Es bueno que haya competencia y que nuestros delantero se relacionen bien con el gol. Me encanta que los jugadores que salgan hagan goles».

«Dentro del campo no hay amigos, aunque respetando al rival. Estoy muy contento con el trabajo. Es un orgullo y una felicidad que apostara por quedarme aquí y que las cosas me estén saliendo. Meter goles en lo más importante, pero una racha así no es lo más normal», resumió el gran protagonista de la noche.