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«Recoger mi taquilla fue un momento raro, duro»
Mikel Rico | Jugador del Athletic ·
El mediocentro habla con el corazón en la mano de la vida y del fútbol, de su carrera y de su adiós al Athletic, el equipo de sus «sueños»Secciones
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Mikel Rico | Jugador del Athletic ·
El mediocentro habla con el corazón en la mano de la vida y del fútbol, de su carrera y de su adiós al Athletic, el equipo de sus «sueños»Mikel Rico ha logrado estabilizar su pulso. Han sido días de emociones fuertes, de recuerdos y momentos de recibir y dar las gracias, en los que se ha despedido de San Mamés y vaciado su taquilla en Lezama. Un trance complicado del que ya le ... advirtió Carlos Gurpegui. «Es duro», le preparó el excapitán. El mediocentro atiende a EL CORREO desde su casa en Berango y en esta entrevista regresa al pasado para explicar su presente y también su futuro. Una conversación interesante con un hombre humilde y trabajador y que habla sin pelos en la lengua, preparado para dejar Bilbao y emprender una nueva vida lejos de la tierra que le vio nacer.
- ¿Emociones bajo control?
- Sí. Han sido días de muchas emociones, de despedidas. Y había que recoger la taquilla.
- ¿Cómo fue ese momento?
- Raro, duro. Ya me había avisado 'Gurpe': «Para mí, uno de los peores momentos fue recoger la taquilla». Y yo pensaba que había acabado todo. Fue un momento raro, duro.
- ¿Ha reflexionado sobre sus seis temporadas en el Athletic?
- Es difícil hacerlo. ¿Por qué? Porque siempre te quedas con lo último. El final no ha sido fácil. He ido de más a menos y por esa misma razón no voy a seguir en el Athletic. Pero en el cómputo global ha sido una experiencia muy favorable.
- Retrocedamos en el tiempo. «Aguanta un mes más y si sigues así yo soy el primero que va a ir a buscarte». ¿Recuerda la frase?
- Me la dijo mi padre cuando estaba en Cuenca. Lo hizo en el primer verano en que volví a casa. Al regresar al Conquense en mi segundo año se me hizo duro el inicio -quiso volver- y mi padre me dijo aquello. Lo recuerdo perfectamente.
- Es futbolista por su padre.
- Así es. Si mi padre no me hubiera dicho lo que me dijo, probablemente hubiera vuelto y lo hubiese dejado. Con 18 años, era duro para mí estar lejos de mi familia y de mis amigos.
- Trabajaba en una serrería.
- Trabajaba en una empresa que hacía sierras en Arrigorriaga. Era un trabajo normal. Antes había trabajado en la obra durante un año con mi padre. Luego te metes en una empresa, en una nave, haces tus ocho horas, entras y fichas, sales y fichas. Ocho horas dándole.
- Lo dejó para ir al Conquense B, de Tercera. Le pagaban menos que en la serrería.
- Me pagaban prácticamente la mitad de lo que ganaba en la empresa. No quería llegar a los 30 años y pensar 'qué hubiera pasado si me hubiera ido a jugar al fútbol a Cuenca'. Siempre había tiempo para trabajar y volver a casa. Me lancé y me fui.
- ¿Ese momento fue clave para que se hiciera futbolista?
- Fue más el segundo año. En el primero estuve más con el filial y ya luego con el primer equipo vi a gente que había jugado en Primera, en Segunda. Me juntaba con ellos y les oía hablar. Me decía: «¿Y por qué yo no puedo vivir del fútbol?». Había una persona, Rafa Barber, que me guió y aconsejó. Me hizo ver lo que estaba bien y lo que estaba mal, me pidió que le diera el valor a todo en el fútbol y que me lo tomara en serio porque podía llegar lejos.
- ¿En algún momento pensó en dejarlo todo y volver al trabajo?
- Sí, sí, sí. La vuelta a casa del segundo año... En el primero estás fuera, tienes días malos y entonces regresas y pasas mes y medio con tu familia y amigos. Volver a separarte otra vez sabiendo lo que habías pasado antes es difícil.
- Cuando se fue, en 2003, en el Athletic estaban Guerrero, Del Horno, Larrazabal, Orbaiz, Yeste, Urzaiz, Aduriz, Etxeberria, Ezquerro... ¿Pensaba que algún día regresaría para cambiarse en el vestuario en el que lo habían hecho ellos?
- No. Nunca me lo había planteado hasta jugar en Segunda. Estás a una categoría de Primera, piensas que el mercado del Athletic es limitado y que si estás bien quizás, y solo quizás, tendrías una oportunidad. Aun así, en Segunda, lo veía difícil. Y mucho más en la época en la que salí para ir a un Tercera o a un Segunda B. Ni se me pasaba por la cabeza.
- ¿Tenía un ídolo de pequeño?
- Sí, al que hemos tenido un poco todos: Julen Guerrero. Nos ha marcado. Y fuera de aquí, Luis Enrique.
- Ha tenido que recorrer un camino largo y complicado para fichar por el Athletic. Tardó más de una década en volver y había jugado en Tercera, Segunda B, Segunda A y finalmente en Primera con el Granada. ¿Qué se aprende allí fuera?
- Se aprende mucho y muy rápido. Te vas de casa con 18 años sin saber hacer prácticamente nada. O espabilas o la vida te pasa por encima. La experiencia de salir me lo ha dado todo. Me ha dado la familia que tengo, me ha dado relaciones personales, me ha hecho conocerme a mí mismo y me ha ayudado a tratar a los demás, a empatizar. La experiencia vivida no la cambio por nada.
- Perdonó 200.000 euros al Granada para ir al Athletic.
- Sí. Había unas cláusulas que firmé pensando que en mi vida nadie iba a venir a ficharme. Había que perdonar un dinero para venir y no fue ningún problema.
- Hablando de dinero, ¿le gusta lo que ve a su alrededor? Jóvenes millonarios, egos desmesurados, pieles muy finas, realidades paralelas... ¿Cómo se lleva todo esto?
- Es difícil. A mí me vino todo de otra manera. Estaba fuera, ganaba poco, luego ganaba un poco más, subía un poquito y canalizaba todo aquello de una manera diferente. Pero cuando con 18 años te viene todo de golpe y eres jugador de Primera y te entra dinero... Es difícil llevarlo. Por suerte, en el Athletic los chavales están o muy bien aconsejados o tienen mucha cabeza. No creo que haya ninguno que se crea una estrellita. La gente es bastante humilde aquí. Es verdad que ha cambiado todo, el fútbol, la sociedad.
- Ha hecho buenas migas con varios jóvenes del vestuario. ¿Qué les dice? ¿Saben de lo que va esto? ¿Es difícil que no se confundan?
- Tuve una persona que me ayudó un montón y le estaré eternamente agradecido. Siempre que sube alguien del filial o se ficha a un jugador, joven o no, intentas acercarte e intentar que se sienta integrado. Aunque parezca una tontería, igual necesita chanclas el primer día y estás ahí para echar una mano. Enseguida ves quién se deja ayudar más y quién menos, quién te pide y quién no te pide. Ni he sido el padre de nadie ni lo he pretendido.
- ¿El futbolista de élite está desconectado de la realidad?
- A nivel económico, sí. Es la realidad. El futbolista cobra un dinero que hoy en día no lo gana el 95% de la gente. En ese sentido nuestra cabeza está liberada de los problemas que tienen muchas personas. A partir de ahí, estamos expuestos a todo. Eres conocido, de joven no tienes la vida normal de un amigo tuyo de tu misma edad, no puedes hacer lo que hace él, no vas a cualquier lado. Tiene sus pros y sus contras.
- ¿Cuál ha sido su peor momento en un campo de fútbol y el mejor?
- El mejor momento fue el ascenso a Primera con el Granada. Cuando estás en Segunda y si no subes es muy difícil meterte en Primera División. Me estaba jugando mucho. Me jugaba parte de mi carrera, mi nivel económico. Tenía familia, mi hijo estaba en camino... A partir de ahí, también podría mencionar la Supercopa con el Athletic, la Champions. Pero a nivel personal, lo que más me dio para conseguir lo demás fue el ascenso con el Granada.
- Le falta el peor.
- El peor momento fue la final de la Copa en el Camp Nou y la eliminación de los cuartos de final de la Europa League contra el Sevilla. Esos dos momentos han sido para mí los más duros dentro de un campo. Estar en el equipo de tus sueños y poder conseguir un título y el pase a las semifinales europeas y no conseguirlo... Fue complicado.
- ¿Entiende su marcha, que el club no le haya renovado?
- Sí, lo entiendo al cien por cien. Soy un futbolista de 34 años, estamos 27 o 28 en plantilla, no he jugado prácticamente nada y las etapas se acaban. Es más, creo que una renovación sería más difícil de entender que una no renovación.
- ¿Cómo le ha explicado a su hijo que no va a seguir en el Athletic?
- No le gusta el fútbol. Lo que le preocupa es si va a ver a sus amigos o no. Es lo que le hemos tenido que explicar. Ya sabe que no vamos a seguir en Bilbao. El otro día disfrutó en la despedida. No suelo sacarle, pero quería que estuviera conmigo. Sabe que hay cambio de destino.
- ¿Hacia dónde?
- Ahora me iré de vacaciones, desconectaré, haré mudanza y ya se verá. Quiero seguir jugando y hacerlo en algún sitio que me ilusione.
- ¿En el Huesca?
- Es una opción.
- ¿Haber estado fuera hace que se valore más lo que es el Athletic?
- Las instalaciones de Lezama muchos no las tienen. Lo valoras mucho. Sabes lo que te ha costado, en qué campos has jugado, en qué vestuarios te has cambiado, los problemas económicos que has tenido. Llegas aquí y dices: «Bufff, madre mía».
- Dentro de muchos años, cuando le pregunten por el Athletic, ¿qué le vendrá a la mente?
- El día a día en Lezama. Desde que entras todos son sonrisas. La gente que trabaja allí está como en la sombra y hace que todo vaya rodado. También esos momentos de desayuno, de acabar de entrenar y estar mosqueado porque no lo has hecho bien y un compañero te gasta una broma y te anima. Echaré de menos el día a día con 25 amigos. Y momentos de San Mamés, imborrables.
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