La Real vuelve a reconocerse

Las palabras de Imanol no son gratuitas. El técnico conoce perfectamente los números de la Real y que sólo la temporada 2002-03, cuando el equipo de Denoueix fue subcampeón, se mejoraron. Aquel curso tenía 54 puntos en 28 jornadas, mientras que el pasado año, en la 2019-20 y en la 2012-13, cuando Montanier llevó al equipo a la Champions, la Real tenía 47 puntos a estas alturas de Liga. La reivindicación del entrenador de Orio viene a cuenta de las dudas que había generado la marcha del equipo en esta segunda vuelta, tras un primer giro donde los donostiarras asombraron con esos 39 puntos en su casillero.

Después han llegado nueve encuentros con números muy equilibrados, tres victorias, tres empates y tres derrotas, que han alejado a la Real de esa tercera plaza que ocupa el Atlético para ocupar una cuarta posición más adecuada a las aspiraciones y al rendimiento de los txuriurdin. Ganar al Elche y al Getafe en el Reale Arena ha devuelto el aliento al equipo de Imanol Alguacil, que parecía cada vez más atascado en su fútbol y en esos problemas goleadores que ha llevado al técnico a jugar sin delantero centro en el último encuentro.

La cuestión es saber qué tipo de rival se encontrará este sábado el Athletic en San Mamés. En principio todo apunta a un bloque en recuperación, que va dejando atrás esos problemas para sacar resultados como lo hacía en la primera vuelta. La acumulación de lesiones que arrastró el grupo en enero y febrero trajo como consecuencia que el rendimiento bajó en marzo, no por las ausencias sino por el nivel de forma de algunas de sus piezas clave. Futbolistas como Mikel Merino y Silva estuvieron fuera del equipo y cuando volvieron, en especial en el caso del primero, le costó mucho volver a su mejor versión. Brais Méndez también atravesó problemas que le han hecho alejarse de las cifras de la primera vuelta, Sorloth se ha quedado sin gol de repente y a Oyarzabal, pese a dar pasos en su vuelta tras un año de lesión, todavía le queda camio por andar. De este modo, salvo un Kubo que no afloja su ritmo –seis goles y cinco asistencias– y Zubimendi, Imanol ha tenido problemas en todas las zonas de creación y de ataque, y la Real se convirtió en marzo y principios de abril en un equipo previsible al que le costaba un mundo marcar. Eso, unido a la eliminación europea frente a la Roma en una competición donde había puestas tantas esperanzas, dejó un poso de decepción que los donostiarras quieren borrar a base de victorias que les acerquen a la Champions. Y si es con una victoria en el derbi, mejor.

En este sentido, la vuelta de Silva ha sido una vez más fundamental. El de Arguineguín tiene a sus 37 años una incidencia absoluta en el juego de ataque de la Real, un equipo diferente con él en el terreno de juego. Esta semana ha entrenado al margen, a menor ritmo, pero todo apunta a que este sábado estará en el once titular en San Mamés. Junto a su presencia, la recuperación de Merino ha sido clave para que los donostiarras vean con mayor optimismo lo que queda de Liga. Ellos dos, Zubimendi y Brais forman el cuarteto titular en el centro del campo, el principal arma de esta Real que, por otro lado, trata de resolver sus principales carencias. Imanol ha perdido el acierto goleador de un Sorloth desconocido y no logra que Carlos Fernández sea un sustituto de garantías en el ataque.

Sin nueve puro

Como resultado, ha apostado por jugar sin nueve, con Oyarzabal y Kubo en ataque, algo que podría repetir en San Mamés. Y por otro, esas limitaciones en los laterales a los que da vueltas en busca de una solución. Ahora ha dado confianza a Aihen en la izquierda y Gorosabel en la derecha, y parece que ambos han dado algo más de profundidad al equipo por los laterales. Esta mejoría, unida a la ausencia de lesionados –sólo es baja Sadiq– y al hecho de estar ya centrados en la Liga llevan a Imanol y a su grupo a ser optimistas en este tramo final del campeonato que arranca este sábado en San Mamés.