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... Habrá que acabar escribiendo un tratado psicológico sobre las causas de la superioridad mental de la Real en los derbis. Uno que vaya más allá de ese argumento tantas veces repetido de que para el equipo txuriurdin este es el partido de la temporada. Puede que lo sea, efectivamente. Y es posible que, por ese lado, la Real parta siempre con una superioridad anímica que le viene, precisamente, de una inferioridad histórica asumida que le acaba reforzando en dos aspectos claves en este tipo de duelos: El equipo de Garitano saltó al césped de Anoeta rebosante de moral tras una magnífica racha de resultados y perfectamente consciente de que Que el futbolista navarro asegurase al término del encuentro que San José ocupó el puesto de Beñat. Fue algo que muchos imaginaron presuponiendo una pelea muy física. El partido, sin embargo, acabó requiriendo para el Athletic algo más que músculos y contundencia. Había que hacer daño con el balón, meterle piedras en el zapato a la Real, rebajarle sus impulsos con un poco de calidad. Y no hubo manera. San José se liaba demasiado, A esta jugada desgraciada siguieron otras que, por primera vez, dejaron Y lo peor es que tampoco hubo mucho más en la reanudación. Aunque la Real les entregó el balón, los rojiblancos no supieron qué hacer con él. Los cambios de Garitano no surtieron efecto. Ni los de Beñat y Raúl García, ni mucho menos el de Guruzeta por Muniain en el minuto 70. La impresión es que el partido tenía una inercia imparable que desembocaba sin remedio en la derrota del Athletic. De hecho, ni siquiera con el 2-1 hubo manera de acercarse al empate en los diez últimos minutos.
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