En este fútbol de velocidad, estrés y tanta intensidad, también cuenta la experiencia. Se vio en el minuto 36 de la primera mitad. Muniain contaba los pasos para sacar la falta esquinada que iba a terminar en el 1-0. Al fondo, en la parte ... más lejana del área pequeña del Valencia, Raúl García fijaba sus dos pies en el mejor palmo de césped. Mide 1,84 metros y pesa algo más de 80 kilos. Con los brazos ligeramente abiertos, defendió esa posición. Suya. En verano cumplirá 36 años. Lo que ya no tiene de joven lo tiene de experto. La sabiduría que da el tiempo.
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A Raúl le defendía un chaval, Ilaix Moriba, 19 años recién cumplidos. Algo más alto, 1,85, pero más liviano, unos 75 kilos. Y, sobre todo, más blando. Se colocó a la espalda del delantero navarro. Le dejó de cara a la portería, justo donde Raúl quería. Ya sólo faltaba que Muniain atinase con el envío. Lo hizo. El balón superó a los defensas valencianistas que protegían el centro del área y cayó allí donde lo esperaba Raúl. Moriba, pegado a él, quedó condenado a hacer de testigo del gol del Athletic. Pese a que el reloj juega en su contra, Raúl sigue ahí. Se mantiene como una pieza clave, especialmente en partidos así, de alta tensión, hechos para futbolistas con espolones y mil cicatrices.
La edad de un futbolista, eso sí, le da una mayor memoria. Raúl García tiene un buen recuerdo de sus cruces en eliminatorias con el Valencia. Como apunta 'adurizpedia', le ha marcado 10 goles: 6 cuando sudaba la camiseta del Atlético de Madrid y 4 con la también rojiblanca del Athletic. Con un dato añadido: el navarro ha anotado en cuatro de los últimos cinco encuentros que le han alineado frente al conjunto levantino.
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Cuando llegó al Athletic en 2015, Raúl García era un centrocampista de brega. Un muro. Y, además, con instinto para encontrar el camino más directo hacia la meta rival. Los años le han restado movilidad, pero no puntería. En la página web del club rojiblanco le colocan en el grupo de los delanteros. De eso ejerce. Tiene remate, de pie y de cabeza, y sirve de referencia para sus compañeros. En la última jornada de Liga ante el Espanyol dio el pase de espaldas que facilitó el empate de Sancet cinco minutos después de que se adelantaran los catalanes. Ayer, en la Copa y frente a un rival que se le da bien, le enseñó al joven Ilaix el valor de la experiencia.
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