Raúl García ha decidido «poner fin a esta bonita aventura» en el fútbol y empezar una nueva etapa. No ha sido fácil dar el paso porque «me encanta mi profesión», pero a sus 37 años, siempre ha tenido claro que «todo tiene un final». En ... su caso, la razón que le lleva a colgar las botas es «más mental que física». «El cuerpo me pide cambios y creo que es el momento ideal», reconoce el todoterreno navarro.
Publicidad
Dejará la competición a final de curso con 813 partidos como profesional a sus espaldas -podrían ser más dado que restan todavía siete jornadas de Liga por delante-, repartidos entre Osasuna, Atlético y Athletic, además de dos amistosos con la selección.
Su andadura arrancó la temporada 2004-2005 con los rojillos y su buen hacer le ha permitido convertirse en uno de los grandes nombres del fútbol español en las 20 campañas en las que ha estado en activo. Es sinónimo de entrega y acierto de cara al gol, un auténtico incordio para las defensas rivales con las que ha batallado sin desfallecer. En sus inicios en Osasuna destacó como mediocentro y ello le llevó a fichar por el Atlético. Tras cuatro cursos con altibajos como colchonero, regresó cedido al conjunto navarro (2011-2012), donde el entonces técnico rojillo José Luis Mendilibar decidió adelantar su posición y colocarle como mediopunta.
El de Zaldibar acertó de pleno con el cambio. Raúl García desplegó todo su potencial rematador y sumó 11 goles en 33 partidos, además de repartir ocho asistencias. De vuelta al equipo de Simeone, el navarro se ganó un hueco en el corazón de la afición atlética por su carácter luchador hasta que decidió buscar nuevos retos. El curso 2015-2016 desembarcó en el Athletic como gran apuesta del mercado veraniego de la junta directiva presidida por Josu Urrutia. Y nadie duda de que su fichaje, aunque no generaba consenso, fue un acierto.
Publicidad
Noticias relacionadas
Julen Ensunza
En sus 356 batallas con los bilbaínos ha hecho 83 goles que la grada ha coreado con fervor al grito de 'Rulo, Rulo'. Sin ser un delantero nato, solo Iñaki Williams ha logrado más dianas que él en la actual plantilla. La decisión de retirarse la tenía tomada antes de la final de La Cartuja. «No dependía de ganar el título o no, pero es un colofón precioso», asegura. Otro sería despedirse de la afición en plazas Champions. La presencia rojiblanca en Europa está asegurada, pero la Liga de Campeones supondría la guinda a una campaña histórica y conociendo su espíritu guerrero pondrá todo de su parte para que así sea cuando salte al campo.
El curso pasado, el navarro acababa contrato y, aunque su protagonismo había ido en claro descenso, amplió su vinculación sobre la bocina hasta el próximo 30 de junio. Poco importó que tuviera más propuestas sobre la mesa, una de ellas del Mallorca que entrena su amigo Javier Aguirre. Él quería seguir en Lezama y de hecho reconoció que, de no haber sido así, se planteó adelantar un año la retirada. «Estaba más cerca de dejarlo que de irme a otro equipo», apuntó entonces.
Publicidad
Esta temporada, aunque su presencia sobre el verde en Liga ha llegado a cuentagotas -393 minutos en 18 partidos-, Raúl García ha participado activamente en la consecución de la 25 Copa del Rey después de 40 años. Además de disputar las eliminatorias ante Rubí, Cayón, Eibar y Atlético, en la final ante el Mallorca saltó al césped en la recta final del choque y fue el encargado de abrir la tanda de penaltis que permitió al Athletic tocar el cielo. No le templó el pulso pese a la presión.
El navarro, que se despedirá del fútbol con una Liga, dos Copas, dos Supercopas, dos Europa League y dos Supercopas de Europa en sus vitrinas es «un león inolvidable». Raúl García comunicó oficialmente su decisión a los que han sido sus compañeros las nueve últimas campañas y al cuerpo técnico, aunque algunos ya lo intuían.
Publicidad
El mediopunta navarro ha vivido pegado a un balón desde los cuatro años. Su familia dejó Irurzun y se trasladó a Zizur Mayor, donde germinó su pasión por el fútbol. Empezó a entrenar y a competir como federado en el Ardoi, pero las calles seguían siendo su escuela. El apoyo de su familia fue clave. Tanto su padre como su tío veían en él a un joven decidido y firme ante la adversidad que trataba de mejorar día a día y le alentaron a que cumpliera su sueño.
Hubo momentos duros en los que su tenacidad y capacidad de trabajo le permitieron superar. Discreto fuera del campo y siempre dispuesto a transmitir su experiencia a los más jóvenes, seguirá dando todo lo que lleva dentro hasta que se cierre el curso. Quería colgar las botas en Bilbao, y puestos a pedir, con «una temporada bonita» como la que le está tocando vivir. Algunas veces los deseos se cumplen.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.