Rangers 0-0 Athletic

El Athletic tiene un serio problema de gol

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Los escoceses no necesitan gradas de animación porque todos sus estadios son por entero una grada de animación imparable. Los hinchas del Rangers, además, tuvieron ayer una motivación extra: la de apoyar a sus muchachos ante un rival superior y en ventaja numérica durante cien minutos, ya que el partido se fue hasta el 112 por una intervención del VAR, los cambios tras el descanso y, sobre todo, por un largo parón tras una grave lesión de Rice pasada la hora de juego. Lo cierto es que los pupilos de Barry Ferguson tiraron de épica de una forma memorable. Se dejaron la piel en un ejercicio de resistencia emocionante y consiguieron aguantar a un Athletic de nuevo atrancado, sin fluidez en su juego, sin precisión en sus centros y fallón en sus escasas oportunidades; la más clara, aparte del penalti por supuesto, fue una de Maroan en el minuto 58 a pase de De Marcos.

Más allá de su estajanovismo feroz, el exdelantero del Barakaldo tiene limitaciones evidentes para Primera y una de ellas es su escasa eficacia de cara a portería. Dicho esto, sería una injusticia flagrante poner en él, al fin y al cabo un principiante, el foco de la falta de pegada. Hay que ponerlo en los demás futbolistas del frente de ataque, entre ellos las estrellas. En Nico Williams, que no la olió ante Tavernier, en su hermano Iñaki, de nuevo muy fallón, o en un Sancet al que apenas se le vio y al que sus cinco semanas de parón le han hecho perder chispa. Si a eso se añade que Berenguer, aunque su salida mejoró al equipo, falló el penalti, y que Guruzeta sigue siendo intrascendente, ya salga de titular o en la segunda parte, está dicho todo.

En sus primeros compases, el partido fue un batiburrillo entre dos equipos embarullados que, más que jugar, parecían estar examinado a su rival y viendo por dónde soplaba el viento. Y en esas, en el minuto 12, poco después de que Maroan desperdiciara una buena oportunidad con dos disparos de lo más ortopédicos, llegó la jugada del partido. Propper derribó a Iñaki Williams en el borde del área, cuando el delantero rojiblanco ya le había superado con un buen giro y se iba hacia la portería. Istvan Kovascs pitó la falta y castigó al central holandés con una tarjeta amarilla, pero avisado por el VAR acabó cambiando el color de la cartulina y dejando al Rangers en inferioridad. Se repitió, por tanto, la historia vivida en el partido contra la Roma con la expulsión tempranera de Hummels.

El Athletic, por lo tanto, se encontró con un escenario favorable y bien conocido. ¿Lo aprovecharía para dejar la eliminatoria bien encarrilada o, directamente, sentenciada? Esta era la pregunta que se hacían todos los hinchas rojiblancos y en especial los 2.600 presentes en el Ibrox Stadium. La respuesta final fue que no. Y lo cierto es que fue una respuesta que se vio venir porque la tropa de Valverde volvió a caer en los mismos errores que ya le han hecho atrncarse y sufrir ante equipos que se le encierran, ya sea casi por obligación como el Rangers tras la expulsión de Propper, o por voluntad propia, como ocurrió con el Leganés, el Mallorca o el Osasuna.

En estos casos, ante empalizadas muy sólidas, al Athletic le está faltando velocidad en la circulación, más profundidad por dentro y, desde luego, mayor capacidad de desborde por las bandas. Así se explica que no aprovecharan su ventaja numérica y que su producción de ocasiones fuera tan pobre en esas circunstancias tan favorables. En la primera parte, aparte de un par de revoltijos inquietantes en el área escocesa, las ocasiones se limitaron a los dos remates ya citados de Maroan en el minuto 10 y un cabezazo que se le fue alto a la media hora, y luego otro remate a las nubes de Nico Williams casi antes del descanso. Y si este bagaje ya fue pobre todavía fue peor el de la segunda parte, aunque sólo sea porque los jugadores del Rangers tenían un desgaste mayor.

Se vio a un Athletic decepcionante, con pocas ideas, corto de imaginación y nulo de acierto a la hora de dar las últimas a las jugadas. Es cierto que el gol de la victoria pudo caer a base de pura insistencia, pero también que el Rangers tuvo fortaleza y coraje no sólo para aguantar el tipo como los bravos guerreros de la Highlands que son hasta lograr el empate por el que suspiraron durante más de hora y media sino que, jugando ya con dos menos los siete minutos finales del descuento por la lesión de Sterling, acabaron el partido lanzando una falta peligrosa por una falta tonta de Prados y luego un córner. En fin, que el billete habrá que sacarlo en la ventanilla de San Mamés.