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Jan Oblak realiza una parada durante un entrenamiento. efe

Las primeras grietas en el blindaje de Oblak

Tras ser cinco campañas el portero menos goleado, el meta esloveno ha dado en lo que va de temporada síntomas de inseguridad y comete más errores

Jueves, 13 de enero 2022, 01:20

Lo mejor que le puede pasar a un portero es que le coloquen la etiqueta de indiscutible. En marzo de 2015, en su segunda temporada en el Atlético, Jan Oblak tuvo que sustituir al lesionado Moyá en un partido de Champions ante el Bayern Leverkusen. ... La eliminatoria se resolvió en la tanda de penaltis. El meta esloveno sólo encajó dos y dio el pase a su equipo. Desde entonces ha sido titular, ganador cinco veces del Trofeo Zamora y la pieza clave del blindaje del Atlético del 'Cholo' Simeone. Indiscutible. Pero esta temporada, en la coraza de Oblak han aparecido las primeras grietas. Comete fallos como el que le costó un gol a su equipo en el último partido frente al Villarreal, recibe tantos que antes evitaba y a mitad de campeonato ya lleva 24 goles en contra, sólo uno menos que en toda la campaña anterior. Parece empequeñecido, menguante. Y con la versión reducida de Oblak también el Atlético pierde tamaño.

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En la década de Simeone al volante del Atlético, el club ha sumado ocho títulos: dos Ligas, una Copa, dos Ligas Europa, dos Supercopas europeas y una española. Ese palmarés sangra por la doble herida que dejaron las dos finales de Champions perdidas ante el vecino, el Real Madrid. En ese tiempo, el técnico argentino ha edificado su equipo desde la defensa. En algunos entrenamientos coloca a cuatro o cinco jugadores contra diez. Numantinos. Así forja su carácter resistente. Los rivales sienten que se enfrentan a un bloque casi inexpugnable. El triunfo en la pasada Liga coronó el proyecto. Se mejoró en verano la plantilla con el fichaje de Griezmann y, sin embargo, todo se ha torcido. El Atlético apenas mantiene su portería a cero y ha perdido casi todas su opciones en la Liga. Hasta su dorsal más seguro, Oblak, tiembla.

El meta esloveno finalizó el año con un acierto en sus intervenciones del 50 por ciento: de 40 disparos, detuvo 20. Lejos de sus estadísticas habituales. Unai Simón, Bono y Courtois rondan el 75 por ciento. Sorprende la fragilidad de Oblak recién cumplidos 29 años. En la temporada 2015-16 encajó 18 tantos y luego ha recibido 21, 22, 27, 27 y, la pasada campaña, 25. Ahora, en el ecuador de esta Liga, lleva 24. Y algunos de esos tantos encajados han dejado la agria sensación de que eran evitables. «Nunca me pongo nervioso», declaró Oblak en una ocasión. Pero empieza a poner de los nervios a los seguidores rojiblancos. Es, sin duda, uno de los mejores porteros del mundo y sigue siendo indiscutible, aunque ya comienzan las discusiones sobre su momento de forma.

Nada, en cualquier caso, que le altere. Su carácter es de hielo. En una entrevista concedida a 'The Times', dejó claro que no se arruga: «Para ser portero tienes que ser valiente. No puedes tener miedo del balón, ni al delantero. A veces hay que poner las manos y la cabeza donde ellos ponen las botas».

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Automatismos del tenis

Oblak creció en el Olimpija de Ljubljana hasta su debut en el primer equipo con 16 años. Pasó por el Benfica, y el Atlético apostó por él en 2014. Invirtió 16 millones en aquel chaval espigado, tímido y determinado que se había hecho portero imitando a su padre, también guardameta. Le acompañaba a los partidos, se colocaba detrás de la portería y si su padre se tiraba a un lado, él hacía lo mismo.

En Eslovenia, el país del ciclista Tadej Pogacar, ganador del Tour, y de Luka Doncic, estrella de la NBA, el deporte es una cuestión natural. Oblak jugó a todo, al baloncesto como su hermana, al balonmano y al tenis. Con la raqueta adquirió gestos que trasladó al fútbol. «Practicar tenis me ayudó un montón ya que los movimientos del tenista y el portero en la línea son bastante parecidos», asegura. A todo jugaba con las manos. «Por eso tengo las muñecas fuertes», dice.

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La cualidad máxima de un portero es la seguridad, sin adornos. Los guardametas modernos interfieren en las jugadas del rival e inician las de su equipo. Tienen que interpretar el juego de los adversarios y de sus propios compañeros. Y, además, detener alguno de esos remates que parecen imparables. Todo eso hacía Oblak hasta que comenzó esta temporada en la que ni él ni su equipo terminan de reconocerse.

Sin la protección de la defensa que encabezaba Godin, el Atlético juega mejor al fútbol con la clase de Griezmann, Lemar, Joao Félix, Luis Suárez y Carrasco. Simeone enseñó a un equipo 'grande' a protegerse como un 'pequeño', sin conceder ni un regalo. Y ahora que dispone de una plantilla diseñada para dar espectáculo el mecanismo no termina de funcionar. Mantiene su solidez en la zaga sin conceder muchas ocasiones, pero ahora los rivales sí rentabilizan esas oportunidades ante Oblak, que recibe más goles que antes y que ya casi nunca consigue dejar su portería a cero. Hay grietas en la coraza eslovena del equipo mejor blindado.

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la ficha

  • Datos. 29 años, Eslovenia. Mide 1,88 y pesa 87 kikos.

  • Equipos. Olimpija Lubljana, Benfica y Atlético.

  • Títulos. Supercopa Europa, Liga Europa, Supercopa España, Liga española. Cinco veces Trofeo Zamora.

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