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«Lo recordaré siempre, pero ahora toca seguir trabajando con el primer equipo y con el segundo, para estar preparado para cuando toque», aseguraba Peio ... Canales el pasado 29 de septiembre tras debutar con el Athletic en San Mamés ante el Sevilla. Era el primer paso de su ansiada conversión de cachorro a león. El sueño hecho realidad. Fueron 19 minutos sobre el césped en los que dejó algunas pinceladas de esa calidad y versatilidad que los técnicos destacan de él desde que entró en la factoría rojiblanca con solo diez años.
Valverde le había dado entrada en la recta final de otros tres partidos, todos de Liga, -Betis, Girona y Valladolid-, siempre como relevo de Oihan Sancet. Su balance era de escasos 58 minutos disputados en ese plan de crecimiento controlado al dedillo. Hasta que ayer, el de Viandar de la Vera, que en la previa reconoció que Canales «está sobradamente preparado para jugar de titular», certificando así la enorme confianza que tiene depositada en el jugador, decidió otorgarle esa condición por primera vez.
Con un calendario tan exigente, se daban las condiciones idóneas para ello sin cargar de una presión innecesaria a una de las perlas de la cantera. La baja de Sancet después de sufrir unas molestias el sábado y que Unai Gómez, titular en Roma, no ha terminado de romper este curso en esa posición de enganche pese a que en el Olímpico fue de los más destacados, llevó al técnico rojiblanco a probar al centrocampista de Barrika en esa demarcación clave. Por su calidad, visión de juego y capacidad para distribuir el balón parece el candidato ideal.
Ayudó también el hecho de que el partido, aunque importante porque el Athletic tenía la oportunidad de ampliar su colchón respecto al Villarreal en la lucha por la cuarta plaza, no era decisivo después de la inesperada derrota del submarino amarillo el sábado en Mendizorroza.
Valverde le pidió que jugara «como lo he hecho desde el principio en el filial y que aproveche los minutos», reconoció el futbolista al término del encuentro. Considerado una de los cachorros más prometedores de Lezama -en abril renovó hasta 2027-, salió dispuesto a ello. Complejos fuera. Mostró personalidad desde el primer minuto. Se ofreció y bajó a recibir a campo propio, aunque en sus primeras intervenciones estuvo impreciso en el pase. La espesura del partido no le benefició en absoluto a un futbolista que necesita estar en contacto con el balón.
A los seis minutos envió fuera el esférico cuando el Athletic intentaba salir de la cueva tras una recuperación. Se contagió de la tónica general del equipo, inconexo y con muchos problemas en la circulación ante un rocoso Mallorca. Una muestra de su refinada técnica llegó al filo de la media hora. Controló el balón ligeramente escorado a la derecha y, tras deshacerse de Samu Costa con un recorte seco, erró en la definición. Su centro chut se marchó fuera.
Pocas oportunidades más tuvo en ataque el de Barrika, que se mostró solidario en tareas defensivas como en una acción al filo del descanso en la que bajó a echar una mano a Adama ante la incursión de Maffeo. Valverde, que le sustituyó en el 54, suma otro león a la causa.
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