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El desembarco de aficionados del Athletic en Roma está tiñiendo de rojiblanco las calles de la Ciudad Eterna. Todo es felicidad antes de que el balón ruede en el Estadio Olímpico, la casa del equipo de la capital italiana. Diversión, gritos, aplausos, bufandas al viento... ... Lo habitual cuando el equipo de Ernesto Valverde se dispone a disputar un encuentro. En este caso, jaleado por alrededor de 2.600 personas que empujarán en busca de la victoria.
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Y todo ello, en una atmósfera de respeto, de juego de limpio, de fair-play, como promulga la UEFA, la entidad que organiza la segunda competición europea, a la que vuelve el Athletic seis años y medio después. De hecho, la Policía de Roma ha elogiado a los bilbaínos en una conversación con este periódico. «Es un ambiente magnífico, sin incidentes».
Para evitar incidentes, se habían enviado refuerzos desde Bolonia, una ciudad que está a alrededor de 400 kilómetros de la Ciudad Eterna. «Como si no hubiésemos venido, la actitud es muy buena».
Desde primera hora de la mañana, Roma se ha convertido en una imitación de lo que sucedió en Sevilla en abril. A pequeña escala, por supuesto, pero la afición se lo ha pasado en grande. Incluso algunos han repetido la experiencia, como Xabier Antón, que acudió a la final contra el Mallorca en su despedida de soltero vestido de la Real. Y también, de nuevo, se ha cantado a Mari Jaia; en realidad una vecina de la Ciudad Eterna.
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