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El 1 de febrero de 2025, hace casi dos meses, el Athletic oficializó el fichaje de Maroan Sannadi (Vitoria, 24 años), un delantero que jugaba ... en el Barakaldo cedido por el Alavés. Desde aquel día, la vida de este futbolista de origen marroquí cambió. Mucho. Lo ha confesado este miércoles en una rueda de prensa ofrecida en Lezama. «Ahora casi no salgo de casa», ha aceptado. «El cambio ha sido muy repentino», ha añadido.
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Sannadi, que ya ha celebrado una diana con el Athletic -la anotó frente al Valladolid, vive en Basauri en un pequeño piso del alquiler cerca del campo de Soloarte. La vivienda cuenta con dos habitaciones, un salón, un baño y una cocina. Comparte el domicilio con un buen amigo y excompañero en el Barakaldo, el central Aymane Jelbat. Según contó el defensa fabril a EL CORREO, pagan en torno a 800 euros mensuales. «Hablamos, le dijimos qué iba a hacer y nos dijo 'voy a intentar que no cambie nada y a seguir con Aymane porque está muy a gusto con él», narró su hermano Aimane.
De hecho, recorre cada día los 15 kilómetros que separan su domicilio de los campos en entrenamiento de Lezama en un Peugeot adquirido bajo el sistema de 'renting'. Conduce desde hace poco tras aprobarle el examen práctico a la tercera. Además, la rutina de ambos en la localidad del Nervión es la de dos jóvenes centrados en el fútbol. «Cuando le gano, que le gano más que él a mí, se enfada mucho. Apaga la tele. Soy su papá en la play», bromea el central del Barakaldo. Y cuando estaban en el club fabril tenían como hábito cenar tras los partidos unas chuletas que les enviaban. «Su padre siempre nos mandaba tres chuletas. Él casi se comía dos. Desde que está en el Athletic no lo hacemos. Se cuida mucho. Pesa unos 92 kilos, pero es todo masa muscular».
Esa es su vida, que por mucho que deseaba que no variara, ha cambiado a la fuerza. El peso de la fama, de ser un futbolista del Athletic, de que te señalen los focos como el nuevo delantero de la entidad vizcaína. «Siempre piensas estas cosas, pero hasta que no lo vives... Cambia mucho y hay mucha diferencia. Ahora casi no salgo de casa. Por eso, porque a cada sitio que voy te saludan y quieren hacerse fotos contigo. Yo lo llevo bien, así que hay que disfrutar del momento».
Eso sí, él lo asume como un aspecto más de su paso a la máxima categoría del fútbol nacional, de convertirse en jugador del cuarto clasificado de la Liga. «Lo llevo bien. Hay que disfrutar del momento también».
Maroan nació en Vitoria. Allí llegaron sus padres hace cerca de 50 años. Él trabajó como repartidor y abrió en el Casco Viejo de Vitoria la primera carnicería halal (con producto tratado de acuerdo con las leyes islámicas). Ella ha estado empleada hasta hace poco en el sector de la limpieza. Tienen cinco hijos. Las dos mayores, de 33 y 31 años, viven en Lausana (Suiza). Una es abogada y la otra higienista dental. En Euskadi quedan Aimane, Maroan y su melliza, que estudia Trabajo Social en la UPV.
Maroan tiene una profunda relación con su familia. Tras su debut, el momento que ha dicho que nunca olvidará, se fue a su piso de Basauri con unos amigos y al poco se dirigió a Vitoria para celebrarlo y dormir en casa de sus padres. «Están muy orgullosos de lo que su hijo está logrando, pero intentan darle la mayor naturalidad posible porque es el mismo chaval, sólo que ahora juega en Primera».
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