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Este miércoles se cumplen exactamente cuatro meses desde que Gaizka Garitano se sentara por primera vez en el banquillo del Athletic en un partido de Liga. Estrenó el cargo cuatro días antes en el choque de Copa frente al Huesca, pero el verdadero viaje ... comenzó ante el Girona y aquel agónico 1-0 anotado por Aritz Aduriz en el descuento y de penalti 'a lo Panenka' que detuvo el aliento de San Mamés. A partir de ahí arrancó una remontada memorable que ha despegado al equipo de los bajos fondos de la tabla y lo ha acercado a las posiciones europeas, por las que peleará en esta recta final del campeonato. En este proceso de crecimiento exponencial y sostenible, el técnico deriotarra ha asentado su modelo y elige con cuidado las piezas con las que completa su puzle. En los 20 encuentros disputados bajo su mando ha dado minutos a 25 futbolistas –con él solo son inéditos Remiro y Mikel Rico–, pero como es lógico tiene sus preferencias y estas se reflejan en la confección de parejas por las diferentes zonas del campo. Las hay más o menos estables y sitios en las que las rotaciones no llegan o son constantes, pero un análisis de sus puestas en escena devuelve el retrato robot del once tipo de Garitano.
Si hay algo que funciona a las mil maravillas es el sistema defensivo y la solidez del bloque en las tareas de contención. En las 17 jornadas de Liga con el de Derio, el Athletic ha encajado apenas 12 goles –0,7 por partido–, uno de los mejores registros del campeonato y el indicador clave que explica la corrección del rumbo rojiblanco. Pues bien, dentro de este esquema destaca por su buen rendimiento e indisolubilidad la pareja formada por Yeray Álvarez e Iñigo Martínez. Es la más estable de todas las zonas del campo y la que más se repite, nada menos que 14 veces en los 20 encuentros de la 'era Garitano'. Solo se descompone por lesión o sanción, momento en el que entra en escena Unai Núñez. De hecho, la segunda opción del preparador vizcaíno es la compuesta por el propio portugalujo y el baracaldés, aunque solo han coincidido en tres encuentros, uno de ellos en la Copa. La diferencia con la primera opción es abismal y confirma la predilección del deriotarra por la unión Yeray-Iñigo.
En la banda derecha es donde más alternativas ha probado Garitano. Muchas veces por obligación –por lesiones y sanciones– y otras para ajustar el guion a las necesidades del partido y del rival. La pareja que más veces ha repetido en este costado es la formada por Ander Capa y Óscar de Marcos (6), mientras que el segundo lugar lo comparten con cuatro comparecencias las sociedades De Marcos-Ibai y Capa-Susaeta. Las opciones menos empleadas por Garitano en esta zona, en la que ha combinado a cinco futbolistas en sus equipos titulares, son las compuestas por Capa-Williams, Capa-Ibai y De Marcos-Susaeta, todas ellas con dos concursos. Evidentemente, la baja de Aritz Aduriz ha obligado al deriotarra a poner a Williams de nueve y buscar soluciones en una banda en la que el de Laguardia casi siempre parte con ventaja como extremo. Ahora bien, las ausencias por lesión del interior de Santuxu y del lateral portugalujo –estarán fuera unas semanas– podrían dar un mayor protagonismo al capitán, sin olvidar que el donostiarra ha vuelto y que también está Lekue. Lo más lógico sería apostar por el eibarrés porque de esta manera no habría que tocar el resto de las fichas, pero si Aduriz está para los 90 minutos Williams volvería a escorarse a su antiguo puesto. Y, por supuesto, también queda la variante de poner a Lekue en el lateral y mantener arriba a De Marcos.
En el otro lado del campo, hay una pareja que ha sido titular en 10 de los 20 partidos con Garitano. Se trata de Yuri Berchiche e Iñigo Córdoba, quien tras su desaparición en algunos encuentros ha recuperado su sitio en el extremo izquierdo. Es la sociedad más empleada por el técnico en este carril, por el que han desfilado también Muniain, Balenziaga y Susaeta. Pero estos dos hombres constituyen la apuesta principal del deriotarra, quien les ha activado desde el inicio en la mitad de los choques disputados bajo su mando. Le gusta la proyección ofensiva del lateral guipuzcoano, que ha subido de nivel en los últimos compromisos, y también valora el compromiso defensivo del canterano, quien no para de trabajar ahí abajo y de echar una mano al de Zarautz. El bilbaíno sabe que para jugar debe aportar en las labores menos atractivas y a veces eso le penaliza en las tareas de ataque, en las que debe y puede ofrecer más desequilibrio. Además de esta sociedad, en el segundo lugar aparece la integrada por Yuri y Muniain, que ha intervenido en seis ocasiones. El resto de las opciones son residuales y solo han ocurrido una vez (Balenziaga-Córdoba, De Marcos-Córdoba, Yuri-Balenziaga y Balenziaga-Susaeta).
Si hay alguien indiscutible para Garitano no solo en la sala de máquinas sino también en el bloque titular de este Athletic es Dani García. Hablamos de una pieza fundamental en su engranaje y su complemento más frecuente hasta ahora ha sido Beñat. Estos dos hombres han repetido 11 veces en la formación inicial del técnico vizcaíno, quien entiende que la mezcla de físico, contundencia y técnica es la mejor fórmula para hacer jugar a su equipo. Así que estos dos hombres han sido su apuesta en más de la mitad de los encuentros dirigidos y a gran distancia del resto de las variantes posibles. Como alternativa a esta pareja aparece la compuesta por Dani García y San José (5). El navarro ha ido ganando peso con el transcurso de las jornadas y ha pasado de ser un recurso habitual en las segundas partes a salir cada vez más en los onces. El deriotarra ha empleado cinco combinaciones en el centro del campo, pero dos han sido en formato copero –entraron Iturraspe y Unai López contra el Sevilla– y puede decirse que tiene muy claro quiénes deben ser los inquilinos de una zona fundamental en la creación del fútbol y su desarrollo.
La lesión sufrida por Aritz Aduriz en enero dejó al Athletic sin su principal referencia ofensiva durante las últimas siete temporadas. El hombre de los 171 goles, el sexto máximo anotador en la historia del club, se ha pasado tres meses entre algodones y por fin reapareció el domingo en el Coliseum, donde su regreso fue una de las pocas noticias positivas en una jornada marcada por la derrota y la lesión de Ibai. La ausencia del donostiarra, quien decidirá si sigue un año más o cuelga las botas al término del presente curso, provocó el desplazamiento de Williams y su conversión –¿definitiva?– en el '9' del Athletic. No le van mal las cosas al bilbaíno, quien lleva diez goles en la Liga –su récord particular en el campeonato de la regularidad– y cada vez se encuentra más cómodo como delantero centro. ¿Y quién es su acompañante más frecuente? Desde la posición de media punta, Raúl García. Juntos han salido en la formación inicial en nueve de los 20 partidos desde que se produjo el relevo en el banquillo rojiblanco, seguidos a bastante distancia por la segunda opción integrada por Williams y Muniain (5). En los cuatro primeros encuentros de Garitano jugaron arriba Aduriz y Raúl García, sociedad habitual y quizás ya más propia de otra época, pero luego se disolvió por el tema de las lesiones y también por el empuje de otras fórmulas puestas en marcha por el preparador vizcaíno.
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