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Los campeones de Copa no podían encontrar mejor escolta para zambullirse en un baño de masas por la ría. Una guardia pretoriana de 32 traineras ... abrió paso a la gabarra completando una regata que hasta el pasado sábado solo existía en el imaginario arraunlari del territorio. Esfuerzo, sudor y también alguna que otra lágrima en las tostas fruto de la emoción de vivir un momento histórico.
Poco les importó a los clubes que hubiera que modificar entrenamientos o buscarse la vida para llegar a los puntos de embarque establecidos en un día caótico en lo que a movilidad se refiere. «Había que estar sí o sí para disfrutar y poder contarlo algún día a futuras generaciones, aunque esperemos no tardar tanto tiempo en celebrar otro título», señalaron varios de los bogadores participantes.
Y es que la mayoría de los remeros y remeras que se sentaron en las tostas, salvo los de las cuadrillas de veteranos, ni siquiera habían nacido cuando los dirigidos por Javier Clemente congregaron a cerca de un millón de personas en los márgenes de la ría hace 40 años. Sí lo había hecho el candidato a lehendakaria por el PNV Imanol Pradales que con nueve años siguió aquella gabarra y ayer lo hizo de nuevo en las tostas de su 'Sotera' dejando por un momento la campaña electoral. «¡Una experiencia que no voy a olvidar en mi vida!», resaltó.
Se entiende, por tanto, que en más de un club hubiera 'tortas', en sentido figurado claro está, para formar parte de la cuadrilla 'titular. «No cabían todos y hemos tenido que realizar un sorteo», reconocieron desde varias entidades. A la vista de que había que hacer convocatoria, en el caso de Deusto algunos dirigentes que ya habían vivido la gabarra en dos ocasiones decidieron hacerse a un lado para que los más jóvenes «también sepan el subidón que es eso», apuntó Josu Ortube, entrenador de la 'Tomatera' femenina.
Tanto él como el presidente, Aitor Mojas y algunos directivos estuvieron en los homenajes a los campeones en 1983 y en 1984 a bordo de un batel y una trainerilla porque «todavía no teníamos trainera», recuerdan. Ayer, contaron con dos botes, uno femenino y otro masculino que escoltaron a los campeones en el último tramo, hasta el Ayuntamiento. El color del platamito era lo de menos, todos los botes iban de rojiblanco.
«Es un privilegio al alcance de pocos. La anterior vez seguro que no había mujeres remando. En 2015, cuando las chicas del Athletic ganaron la última Liga también salimos hasta el Ayuntamiento como reconocimiento a su logro», lanzó la bogadora deustoarra Soraya Martínez al llegar al Consistorio. La marea estaba subiendo y eso fue un punto a favor de las cuadrillas, aunque a los remeros de Kaiku les daba igual. Estaban sumergidos en la fiesta, aunque lamentasen que, en el año de su centenario, no les hubiese correspondido el tramo final.
«Estuve en Sevilla sin entrada y la Athletic Hiria fue una pasada, pero esto es lo máximo. Abrir paso a los campeones tan cerca es increíble. No cambio mi puesto en la cuadrilla por nada del mundo», lanzó Ibon Maíz, bogador de la 'Bizkaitarra', que al igual que otras muchas tripulaciones -más de una quincena- siguió la travesía hasta el final al ritmo de paladas que marcaban Muniain y compañía desde la proa de la gabarra. Ayer tocaba fiesta y no regata.
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