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Marcelino llegó a Bilbao con la lección bien aprendida, cabe elogiar su ponderación durante la mayor parte del tiempo, si bien en las últimas semanas, tal vez por la incertidumbre sobre el futuro, mientras se deja querer, ha dicho algunas cosas sorprendentes. Sorprendió que mencionara ... dos posibilidades para cubrir las bajas de Íñigo Martínez y de Yeray. La única opción que parecía verosímil era la titularidad de Núñez, y pareció doblemente innecesario que el entrenador expresara sus dudas cuando pensaba hacer sencillamente lo más razonable. Puede que barajara la opción Balenziaga, quien sustituyó a Núñez tras la desafortunada actuación de este en la primera parte con el Mallorca, puede que fuera una duda real o un aviso a navegantes, pero en ningún caso un estímulo. De haber jugado Balenziaga, que nunca ha sido un central, habría supuesto tirar definitivamente por el suelo el prestigio de Núñez, no dejarle siquiera la opción de ser el cuarto. La expresión de la duda no pareció el mejor estímulo posible para recuperar al central, quien jugó un partido impecable ante el Elche.
Me acordé de la caída en desgracia de Iturraspe (antes de que llegara Marcelino) y la de Unai López tras fallos por exceso de confianza en ambos casos, que costaron dos goles. Pero si los errores puntuales costaran tan caros, dónde estaría Iñaki Williams, por ejemplo, cuántas paredes, cuántos centros y disparos a gol tiene licencia para fallar con el pie, cuando chuta mirando al suelo, cuántos cabezazos en los que ni siquiera llega a rozar el balón.
Lo más paradójico fue que la teoría de las dos opciones para el puesto de central vino precedida de un discurso 'psicologista' sobre la influencia de la confianza en el rendimiento de los jugadores. Lo de qué pensará «el pobre Capa» sobre la continuidad del entrenador en el banquillo fue, en cualquier caso, una broma desafortunada, tan arbitraria como decir que un delantero centro, por quien muestra una comprensión encomiable, como seguramente debe ser, «no necesita el gol». Bromear con que el buen lateral derecho no ha jugado un solo minuto en toda la temporada no es de buen gusto para el futbolista, ni sirve tampoco como explicación para los aficionados, que se siguen preguntando la razón, sin que nadie haya dado explicaciones.
El Athletic fue muy superior al Elche en casi todo el partido y, sin embargo, durante los últimos minutos, se puso nervioso y se dejó dominar. Entonces el Elche metió un gol, favorecido por sendos errores simultáneos de Yuri Berchiche y de Unai Simón, y el partido se fue extinguiendo en un correcalles con inesperada incertidumbre final. Yuri, a cambio, a modo de compensación anticipada, había tirado un gran centro para el acrobático remate de Berenguer en el primer gol, y Villalibre acertó afortunadamente en el segundo para contrarrestar otros dos remates de cabeza que hizo con la perilla de la boina. La reflexión salta sola: cuántas ocasiones necesita el Athletic para marcar y con qué poco, con tan solo media, le pueden marcar y poner de los nervios.
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