Personalmente, no he tenido esa suerte pero jugar una final de la Copa del Rey seguramente será la experiencia más bonita que puede tener un jugador del Athletic. El orgullo de representar a tu club con una tradición tan arraigada y especial, y que es ... lo que nos hace ser únicos en el mundo, siempre genera, sin duda, un sentimiento de responsabilidad muy importante pero en una final de copa tiene que aumentar exponencialmente.
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El hecho de saber que llevas contigo las ilusiones y pasiones de toda una comunidad, tanto de aficionados como de aquellos que han formado parte del club a lo largo de los años, añade una carga emocional significativa. La presión por dar lo mejor de ti mismo y dejarlo todo en el campo seguramente será abrumadora. Por otro lado, la emoción pura de estar en una final, con la oportunidad de alcanzar la gloria y dejar una huella imborrable en la historia del club, también sería palpable. El deseo de levantar el trofeo y compartir ese momento con compañeros, cuerpo técnico y aficionados creará un ambiente de expectativa y motivación excepcional.
Además, se junta el run run de todos estos días previos en el que nunca se había hablado tan poco del próximo rival. Nada mas y nada menos que el Real Madrid en el Bernabeu y donde también nos estamos jugando algo importante.
El sorteo de las entradas, la compra de las mismas, los preparativos del viaje y la tan añorada celebración posterior han llenado las páginas de los periódicos, las horas de radio y televisión y las conversaciones entre familiares y amigos.
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Mucha culpa de todas estas emociones que se están viviendo estos días la tiene el equipo, que ha transmitido unas sensaciones muy positivas durante la temporada en liga, tumbando con solvencia en cuartos y semifinales de copa a Barcelona y Atletico de Madrid. Para controlar todas estas emociones, de puertas para adentro, tenemos a un especialista, Ernesto Valverde. Esto hace que la confianza de todos los athleticzales en estos momentos esté por encima de otras ocasiones. En resumen, jugar una final de la Copa del Rey con el Athletic probablemente generará sentimientos intensos de orgullo, responsabilidad, presión y emoción pura. Será un momento inolvidable en la carrera de cualquier jugador y un hito que, de conseguirlo, perdurará en su memoria y en la historia del club para siempre.
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