«Estoy orgulloso de lo que he hecho y de cómo lo he conseguido, me voy en paz»

- ¿Se va en paz?

- Sí, totalmente. Estoy orgulloso de lo que he hecho y de cómo lo he conseguido. Totalmente en paz.

- ¿Cuándo fue el momento en el que dijo 'se acabó'?

- No lo hubo. Ha sido más un proceso de momentos que he ido viviendo, de sensaciones. Quizás lo he notado sobre todo en los viajes, cuando me tocaba salir de casa y no iba a jugar. Tenía que estar de otra manera y lo entendía perfectamente. Pero ahí empecé a echar mucho de menos estar en casa, no perderme momentos puntuales, sobre todo de los críos. De ahí llegó la idea de dejarlo.

- Una vez dijo: «Nunca me acostumbraré a estar en el banquillo». Ha sido así hasta el final.

- Tal cual. Es lo que me ha hecho llegar hasta aquí. He convivido con compañeros para los que estar en el banquillo parecía... '¡qué felicidad! No pasa nada'. Para mí ha sido todo lo contrario. Entiendo que hay momentos en los que toca (ser suplente) porque el entrenador decide, pero yo me rebelo para no estar ahí.

- ¿No han intentado disuadirle, hacerle cambiar de opinión para que siguiera?

- Soy muy de ideas claras. Cuando tomo una decisión es porque lo he sopesado mucho. Y tengo la suerte de tener la mujer que tengo y de tener la familia que tengo. Me han apoyado, tanto de dejarlo como de seguir.

- Más de uno pensaba que todo acabaría en Osasuna.

- Es una opción que no se ha valorado y ni ha existido. Tengo mucho respeto al club. Pensar en la posibilidad de volver y que no salga un buen año me tiraba mucho para atrás. Quizás por mis expectativas también, porque siempre quiero rendir. Cuando vas cumpliendo años no solo depende de lo que tú quieras, sino también de otros factores que no puedes controlar. Me daba un poco de miedo dar ese paso.

- ¿Hubo momentos en los que pensó en tirar la toalla, en los que estaba enfadado con el fútbol?

- No, porque no va conmigo. Hay momentos muy duros en los que te llegas a plantear si te merece la pena, pero no de tirar la toalla. Todo lo que he conseguido es por esa cabezonería de demostrarme no solo a mí mismo, sino al resto de que están equivocados; de que yo podía con la situación y el momento negativo que vivía. Tirar la toalla no existe para mí.

- ¿Qué queda de aquel chaval que empezó a dar sus primeros pelotazos en las calles de Ardoi?

- Con el fútbol me he divertido mucho. El niño que no tenía presión ni pensamientos de responsabilidad también ha aparecido en ciertos momentos. Pero siempre he sido una persona responsable, incluso cuando era niño. No me gustaba hacer trastadas. Eso ha ido ligado a mi día a día.

- Solo ha tenido tres equipos profesionales. ¿A cuántos otros ha dicho que no?

- Siempre ha habido opciones. Y cuando las hubo no era el momento. Cuando las cosas iban mal quería darles la vuelta y demostrar que podían ir bien.

- ¿Hay algo que cambiaría? ¿Convertir un no en un sí, un sí en un no, decidir diferente?

- No, porque asumo las decisiones que tomo. En los momentos en los que quizás me haya equivocado había que equivocarse. En la vida, el error está ahí y aprendes de ello. Si te equivocas es una parte del proceso. No cambiaría nada.

- ¿Qué significa Osasuna para usted?

- Prácticamente todo. Si estoy aquí es principalmente por ellos. Y luego está la persona. Llegué allí con 10 u 11 años. Era la primera vez que salía del pueblo y del círculo de mis amigos. He aprendido muchísimo. A pesar de no haber podido estar a nivel profesional tantos años como me hubiese gustado, les tengo mucho cariño. Voy a ser un aficionado para siempre.

- ¿El Atlético?

- El progreso del futbolista y de la persona. Salir con 20 años de mi casa, de la casa de mis padres, vivir experiencias en una ciudad nueva y con una exigencia totalmente diferente a la que estaba acostumbrado, pues te hace madurar y dar pasos adelante. Es otro club que forma parte de mí.

- ¿Y el Athletic?

- Ha sido mucho mejor de lo que pensaba. Vine con unas expectativas, pero fueron superadas. Llegué en un momento pleno de mi carrera, de experiencia y aprendizaje. No venía con este sentimiento con el que me voy. Lo que vives dentro es especial.

- Cuando decidió fichar por el Athletic, en 2015, reunió en una sala a varios de sus amigos atléticos y les expuso sus planes. ¿Qué le dijeron?

- Para mí, no fue una decisión fácil. Salía de un club en el que a pesar de no ser titular indiscutible me sentía muy importante. Había una opción de ir a un club que desde fuera lo veía especial, que era bonito y encima estaba cerca de casa. Quería seguir mejorando a nivel de juego. Siempre he querido más y es lo que me ha movido. Junté a la gente que respeto y que me hablaba a la cara cuando me equivocaba. Me dijeron una frase que me siguen diciendo: que me había ganado la opción de elegir.

-Y le dijeron que se fuera al Athletic.

- Sí. Que si el cuerpo me pedía salir y llenar esos agujeros de fútbol, de juego, había que escucharlo. Ellos preferían que no lo hiciera, pero lo vieron normal.

- ¿Temía la reacción de San Mamés? No era precisamente su jugador preferido.

- No te puedes dejar llevar ni guiar por lo que se dice ni por lo que se oye. Si lo haces, no progresas y acabas dejando el fútbol pronto. Tengo confianza en lo que hago. No engaño a nadie. Soy una persona que hace las cosas desde el trabajo y el sacrificio, desde la insistencia en cada momento. Quería que la gente estuviera conforme con lo que veía. Estoy orgulloso de lo que he hecho.

- Nueve años después, ha sido despedido como un ídolo. Será Rulo para siempre.

- Sí. Cuando llegué tampoco tenía la sensación de que la gente tuviese tantas dudas. Y me voy con la sensación de que la gente ha entendido que soy un jugador que hace lo que tiene que hacer por su equipo. Es entender sobre todo dónde estás. Los clubes son diferentes. Tienes que entender cuáles son sus sentimientos y valores; a partir de ahí, actuar. Aquí lo he tenido bastante fácil. Van muy ligados a mi forma de ser y eso ha hecho que la gente entienda cómo soy.

- Solo puede quedarse con un momento vivido en el Athletic. ¿Cuál sería?

- El partido del debut es muy especial. Es un momento de cambio en el que quieres hacerlo muy bien. También el último partido lo es, en el que intentas saborear el cariño de la gente. Y luego está la final de la Copa. Quedarme con uno... serían estos tres.

- ¿El que más le ha dolido?

- Doler... Nunca siento que decepciono a la gente. Mi manera de ser es la de involucrarme al 200%. No puedes controlarlo todo. Las finales que hemos perdido, no entrar en Europa... Son momentos duros. Mucha gente no entiende que para ti también es duro, que no solo el aficionado lo pasa mal. Los que estamos dentro...

-... tienen ganas de desaparecer.

- Eso es. Muchas veces desde fuera eso no se llega a comprender.

- Se va con dos Supercopas y una Copa. ¿El Athletic va más allá de los títulos?

- Totalmente. Este club no se puede entender desde el resultado, desde la victoria. Tienes que empezar entendiendo que es un club especial, diferente, que compite con una filosofía. Si te paras a pensar medio segundo comprendes que es complicado competir contra todo lo que competimos, y sin embargo lo hacemos y de la mejor manera. Incluso con posibilidad de ganar títulos. El Athletic es otra cosa. No puedes hablar ni de resultados ni de Copas, sino de sentimiento.

-Y ahora, ¿qué?

- Descansar, desconectar. Si hay algo que necesito es no sentir ya esa responsabilidad de cara a los demás. Llevo una mochila desde muy joven queriendo rendir bien, comportarme bien, que nadie me pueda echar nada a la cara. Esa mochila me la quito y lo agradezco. Pesa, pero estoy orgulloso de que pese.

- ¿Se ve viviendo sin fútbol o vinculado a los banquillos, dirección deportiva...?

- Sinceramente, ahora mismo no hay nada en mi cabeza.

- ¿Podría vivir sin fútbol?

- No lo descarto. Pero no quiero decir que el día de mañana no estaré ligado al fútbol. Ya se verá. Ahora necesito los fines de semana tranquilos. Si algo he echado de menos en todos estos años ha sido disfrutar con normalidad de mi familia en un fin de semana.