Media hora para el optimismo

Valverde presentó una alineación en la que figuraban siete futbolistas de campo que jugaron en Sevilla el último partido a las órdenes de Marcelino. Descontemos al lesionado Yuri, cuyo puesto ocupó Balenziaga. Considerando que Vivian, titular en Sevilla, y Yeray, de inicio este sábado, son dos centrales intercambiables, el único cambio significativo respecto a aquella última alineación de Marcelino fue la presencia de Nico Williams en el lugar de Raúl, para redondear el cambio en el frente del ataque, donde lo único inmutable era la condición de 'nueve' de Iñaki Williams.

Hablamos de posiciones y de roles en el equipo, un viejo debate que en Newcastle se reavivó en la media hora final. Hasta entonces, el Athletic había sido un equipo que durante muchos minutos bailó al son que le marcaba el rival. El nuevo rico de la Premier ha montado un grupo de grandullones que orbitan en torno al brasileño Guimaraens. Forman un equipo muy físico, con tres o cuatro jugadores rápidos y de buena técnica que pueden resolver en un par de zarpazos.

El Newcastle, a primera vista, todavía está muy lejos de la aristocracia de la Premier, aunque por su exigencia física y por el ritmo que impuso durante buena parte del choque fue una buena piedra de toque para un Athletic menos rodado.

Durante una hora larga el equipo rojiblanco fue un deja vu. Sorprendido de salida y limitado a un mover el balón de aquí para allá casi siempre en horizontal. Sin profundidad ni velocidad, carente de precisión y con Iñaki Williams aislado en punta, en solitario hasta para terminar de forma lamentable un contrataque que fue complicando en su carrera, el Athletic recordaba tanto al que conocemos que daban ganas de bajar al banquillo para dar a Valverde un abrazo solidario ante el ingente trabajo que le queda por delante si quiere que el equipo funcione de otra manera.

Pero, mira por dónde, los cambios que introdujo a la hora de juego le abrieron el telón para mostrarle un camino diáfano por el que el Athletic puede transitar hacia la consecución de sus objetivos. Para entonces, los rojiblancos ya perdían por dos goles y cuando, como en aquel recordado partido de la UEFA, la cosa empezaba a oler a chamusquina, igual que entonces, el partido vivió un giro copernicano.

Sancet ya llevaba unos minutos en el puesto que había ocupado Muniain, cuando Zarraga y Raúl sustituyeron a Vencedor y Nico Williams. Los cambios desplazaron a Iñaki a la banda derecha. Tres minutos llevaba el equipo con la nueva configuración cuando un centro de Williams desde el costado acabó en un cabezazo a la red de Raúl. O sea, la típica jugada en la que el que es extremo centra y el que es delantero centro cabecea, lo de toda la vida, vamos, lo que se viene comentando en Bilbao cada vez que, como ayer, Iñaki falla en la boca del gol.

Con un Zarraga omnipresente dirigiendo las operaciones y la presencia física de Sancet robando muy arriba para distribuir con precisión y diligencia, el Athletic embotelló a un Newcastle que ya no se podía agarrar ni a su mayor rodaje. Un paradón en dos tiempos del portero a trallazo lejano de Zarraga, un remate a la base del poste de Raúl y un ramillete de jugadas bien trenzadas y centros con peligro despertaron la ilusión donde antes solo había decepción y sensación de estar ante una película repetida.