La obligación de dar un paso al frente de Vivian, Sancet, Nico Williams, Vencedor, Zarraga y Villalibre

El tiempo ha pasado y «los chavales» están aquí, salvo algunos a los que la corriente les ha acabado llevando fuera del club o han sido cedidos. De los que se han instalado en el primer equipo, la gran mayoría suma los suficientes partidos como para que seguir hablando de ellos como promesas comience a parecer una gracieta, una broma cariñosa, como esos padres que siguen llamando niños a sus hijos veinteañeros. Pero la realidad es que, con la única y espectacular excepción de Unai Simón, los demás lo siguen siendo. Promesas, quiero decir. Y lo siguen siendo porque todavía no se han consolidado y se continúa pensando en ellos desde una perspectiva de futuro más que de presente. El dato definitivo es que ninguno se ha ganado una titularidad indiscutible.

Lo cierto es que el Athletic continuado sustentado en un grupo de futbolistas con un largo recorrido, con más mili que el sargento Arensibia: De Marcos, Yeray, Balenziaga, Iñigo Martínez, Berchiche, Vesga, Berenguer, Muniain, Raúl García, Iñaki Williams... La media de edad de este grupo es de casi 31 años. Los jóvenes, por tanto, tienen un gran reto pendiente esta temporada. Necesitan dar el paso adelante definitivo que les convierta en futbolistas claves del equipo. Estos serían los llamados a hacerlo.

Se puede ser optimista con él porque es un profesional muy serio y cumplidor. De garantías. La pasada temporada aprovechó su oportunidad y acabó jugando 27 partidos. En principio, si Iñigo Martínez continúa, será el tercer central. Yeray, un futbolista al que Valverde hizo debutar hace seis años, parece un paso por delante. Pero nadie duda de que el vitoriano acabará jugando un buen número de partidos y disputando la titularidad. Ante el Mallorca, de hecho, ya fue uno de los destacados del equipo y siempre cumple cuando juega.

Las miradas están puestas en él. Las miradas y las mayores esperanzas del club. El navarro, sin embargo, se hace esperar. A sus 22 años, acaba de iniciar su cuarta temporada y suma ya 79 partidos. Ahora bien, por una causa o por otra no se le recuerda una racha sostenida a un gran nivel. Quién sabe si, de no haber sufrido una lesión en el pubis, lo hubiera logrado la pasada campaña. El caso es que todavía no puede hablarse de Sancet como de un puntal indiscutible. Lo tiene todo para serlo, pero aún no lo es. Esta temporada, por lo visto, va a tener que pelear muchas veces por el puesto con Muniain. Hablaría muy bien de él que saliera vencedor de ese duelo.

Con Marcelino fue el primer medio centro en el escalafón y parecía, claramente, el más asentado en el once de todos los jóvenes valores de Lezama. Valverde, sin embargo, le ha dejado en el banquillo. El técnico rojiblanco quiere una pareja de medios centros versátil, con dos jugadores de distinto perfil, uno más defensivo que aporte solidez y equilibrio posicional y otro más veloz, dinámico y con llegada. Y para el primero de esos perfiles, que es el de Vencedor, por ahora ha apostado por Vesga, que fue el ganador en la carrera por la titularidad que se desató durante la pretemporada. En manos del jugador de Rekalde está convencer a Valverde de que se ha equivocado para recuperar el terreno perdido.

Su caso es justo el contrario que el de Vencedor, con quien formó una gran pareja en el filial. Y es que el getxotarra, aunque el pasado domingo se quedó en el banquillo, tiene condiciones para ser el medio centro ofensivo que quiere Valverde. Sólo le falta ser capaz de jugar con mucho más atrevimiento y ambición. O dicho de otro modo: con desterrar ese punto de timidez y conformismo que se le ha detectado tantas veces y ha sido el culpable de que sólo haya sido titular seis veces en la Liga. Su gran problema puede ser la llegada de Herrera, que en teoría vendría a ocupar su sitio y frenaría las posibilidades de Zarraga de acumular minutos para despegar.

Otra de las grandes esperanzas del club rojiblanco. Ya ha intervenido en 43 encuentros y esta temporada debe continuar su progresión. Sólo tiene veinte años, de manera que, más que cargarle de grandes exigencias, hay que tener paciencia con él y ayudarle a seguir creciendo. Esta temporada, además, va a vivir una situación curiosa ya que en muchos partidos se va a jugar el puesto con su hermano Iñaki, al que Txingurri ve más en banda que como delantero centro. En favor de Nico juega que también es un futbolista capaz de entrar por la izquierda.

Calificar como promesa a un jugador que dentro de un mes cumplirá 25 años, debutó con el primer equipo en diciembre de 2016 y ha disputado ya 96 partidos no tiene mucho sentido, la verdad. Si lo incluimos en esta lista es porque Villalibre sigue siendo a la vez una esperanza y una incógnita. ¿Hasta dónde puede llegar el delantero de Gernika? ¿Qué puede aportar realmente?

Es muy probable que a lo largo de esta temporada se despejen por fin estos interrogantes, que no deberían perpetuarse. Porque, a este paso, seguirán corriendo los años, al delantero de Gernika se le comenzará a clarear su pintoresca barba de muyaidín y todavía continuaremos discutiendo sobre él.