![El nuevo objetivo del Athletic: esmerarse en buscar un mayor equilibrio en el balance defensa-ataque](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/02/12/sancet23-knFF-U190615280171tSC-1200x840@El%20Correo.jpg)
![El nuevo objetivo del Athletic: esmerarse en buscar un mayor equilibrio en el balance defensa-ataque](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2023/02/12/sancet23-knFF-U190615280171tSC-1200x840@El%20Correo.jpg)
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El Athletic ha vuelto ha encauzar su camino con dos victorias cuya trascendencia no hace falta ni explicar. Basta con echar un vistazo a la clasificación e imaginar no sólo cómo estarían los rojiblancos de no haber sumado los seis puntos ante el Cádiz ... y el Valencia sino cuál sería su estado de ánimo en esa coyuntura. De nuevo en la pomada europea, con todas sus opciones intactas, el equipo de Valverde se encuentra en una buena situación para afrontar una pequeña fase del calendario que puede marcar a fuego su trayectoria: cuatro partidos de Liga de los que tres son contra rivales de la parte alta (Atlético, Rayo y Barça, el otro es el Girona) y la ida de las semifinales de Copa en El Sadar.
Al Athletic le llega, pues, un periodo de exámenes muy exigente. Y no es que necesite sacar una gran nota -cuando termine esta serie de partidos todavía le quedarían trece por disputar en la Liga, un tercio del campeonato-, pero desde luego sería muy peligroso que suspendiera. Lo decimos porque los de Valverde son un equipo que, por su estilo de juego, desatado y visceral, depende más que otros de su estado de ánimo. Y lo decimos también por algo que no deja de ser una sospecha: que la lucha por Europa va a estar más apretada y va a tener más aspirantes que otros años.
Es cierto que, a estas alturas del campeonato, pasado el Ecuador de la Liga, siempre hay muchos equipos enganchados a la pelea. Es más, en 2022 había un 'outsider' como el Sevilla que en 2023 está colgado de la brocha y no parece en condiciones de firmar una segunda vuelta apoteósica que al final le de opciones de colarse ni siquiera en la Conference League. Pero ahora hay dos equipos como Rayo y Osasuna que, a diferencia de otras temporadas, no dan la impresión de que vayan a dejarse ir en las últimas jornadas porque, en el fondo, la permanencia ya ha colmado todas sus aspiraciones. Los de Iraola, más maduros y sin la distracción de la Copa, tienen una ilusión enorme. Su afición, de hecho, ya canta en sus partidos aquello de 'El año que viene, Rayo-Liverpool'. Y los de Iagoba Arrasate, después de tres campañas en mitad de la tabla, quieren dar un paso adelante. Eso sí, volcados como están en la Copa habrá que ver si se resientan en la Liga. Sea como fuere, a los rojillos no es prudente descartarlos de ninguna pelea.
El Athletic tiene que esmerarse y mejorar en un apartado fundamental para cualquier equipo: su equilibrio en el balance defensa-ataque, que es como decir en su consistencia. Los dos últimos partidos de los rojiblancos sirven para hacer una reflexión que Valverde, que como cualquier técnico de primer nivel no sólo sabe celebrar las victorias sino también mirar más allá de ellas, seguro que ha hecho tras estos dos últimos. Ante el Cádiz y el Valencia, los rojiblancos han hecho valer su despliegue físico, el alto voltaje de su juego, su valentía para ir a por los partidos, y esa pegada suya que aparece y desaparece como el Guadiana pero que, cuando sube a la superficie, resulta demoledora. Ahora bien, también han mostrado desajustes en su trabajo defensivo que, de no corregirse, pueden ser muy peligrosos ante rivales que no sean víctimas fáciles o perros flacos.
Ante el Cádiz, por ejemplo, el Athletic concedió a su rival 15 remates y no pudo pasar de un 42% de posesión, un porcentaje realmente pobre y sospechoso jugando en San Mames ante un equipo del fondo de la tabla. Y frente al Valencia, la fragilidad fue todavía mayor. Hasta 18 remates firmó el equipo de Voro, que obligó a lucirse a Unai Simón. Alguien podrá decir que los porterías también juegan y, claro, quién va a negar semejante obviedad. Pero se antoja igual de obvio que vivir de las exhibiciones del portero es una mala vida para cualquier equipo.
Lo mejor de este problema del Athletic es que está perfectamente detectado. Es más, en cierto modo se podría decir que está incluso asumido desde la misma composición del once inicial. Si un equipo juega con Muniain y Sancet como volantes por delante de un único medio centro y Berenguer, Nico y Raúl García arriba, sabe que puede sufrir mucho en defensa si delante tiene un rival con efectivos de calidad en el centro del campo. En Mestalla, de hecho, Valverde acabó sacando a Zarraga en la segunda parte en lugar de Berenguer para dar más consistencia a la medular.
La duda que se plantea ahora es cómo actuará el técnico rojiblanco en los próximos partidos, cual será su apuesta. Que el rival sea el Atlético hace especialmente interesante esta cuestión. En la primera vuelta, los rojiblancos recibieron al equipo de Simeone en la novena jornada. Teniendo en cuenta que el Sevilla estaba entonces derruido, era el primer rival de alta graduación al que se enfrentaba el Athletic. Txingurri mantuvo su apuesta valiente y arriesgada, pero su equipo se resintió. El Atlético ganó con autoridad en San Mamés. Volvió a mantener la apuesta en Getafe, pero a los 55 minutos prescindió de Muniain y Sancet. Y ya no volvió a repetir con esa pareja hasta el duelo contra el Cádiz. No es extraño imaginar a Valverde estos días haciendo pruebas en la balanza que pesa el ataque y la defensa. De que acierte en la búsqueda de ese equilibrio pueden depender todos los objetivos de la temporada.
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