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Robert Basic
Jueves, 25 de mayo 2017, 22:30
Cuando José Ángel Cuco Ziganda entre por primera vez en el vestuario del Athletic como su entrenador se encontrará con un montón de caras conocidas. No de haberlas visto por Lezama o San Mamés, que también, sino de gente que ha tenido a sus órdenes ... en diferentes etapas de su carrera profesional y que ahora volverá a cruzarse en su camino. Y lo hará para ponerse a su servicio e intentar mejorar la gran herencia legada por Ernesto Valverde, a quien el navarro sucede en el cargo con la ambición de evolucionar el equipo y llevarlo a cotas aún más altas. El desafío es mayúsculo, inmenso, y por eso cada detalle cuenta, como que 10 de los 23 futbolistas de la actual plantilla ya han trabajado bajo su dirección y también otros cinco cedidos que en su momento debutaron en la élite y ahora volverán en busca de una nueva oportunidad, además de los chavales que pueda incorporar. Es una suerte conocerles y que le conozcan, porque al menos en ese apartado pisa terreno seguro.
Ziganda se ha armado de paciencia y ha esperado su momento, que tarde o temprano iba a llegar. Él sabía que iba a llegar. El presidente del Athletic, Josu Urrutia, con quien mantiene una fluida y estrecha relación, le prometió que acabaría sentándose en el banquillo de San Mamés y el navarro supo sobrellevar el paso del tiempo. Mientras tanto, seguía trabajando en la cantera y suministraba piezas al primer equipo. Unas veces subían dos, otras uno o ninguno, pero poco a poco llenaba la despensa de los productos de la tierra. Ahora le toca recogerlos y junto a los veteranos y la gente que entrenó en otras épocas, como Raúl García, mantener el nivel de exigencia y no dar ni un paso atrás en la lucha por los objetivos nobles. Hace mucho que el equipo se sacudió los complejos y piensa a lo grande, una actitud que debe permanecer inalterable y alimentada desde todas las esferas del club.
Todavía habrá que esperar para conocer la composición definitiva de la plantilla, en la que habrá salidas, llegadas y promociones. De todos modos, ahora hay diez futbolistas que en algún momento de sus carreras han trabajado a las órdenes de Ziganda. Son Kepa, Remiro, Iñigo Lekue, Laporte, Yeray, Saborit, Eraso, Raúl García -hace más de una década en Osasuna-, Sabin Merino y Williams. De todos ellos solo el de Cascante no ha llegado a debutar con el primer equipo, portero al que el técnico navarro tuvo en el Bilbao Athletic y le dio 56 partidos entre Segunda y Segunda B. Y no solo eso, sino que de los diez cedidos que regresarán nueve le tuvieron de entrenador y cinco de ellos cuentan con mayor o menor experiencia en la élite. Se trata de Unai López, Mikel Vesga, Aketxe, Kike Sola y Villalibre. Dicho de otro modo, de los 32 jugadores que en teoría arrancarían la temporada 19 (57,5%) le han tendido como preparador.
«Saben que soy un pesado»
Los últimos cachorros que se han convertido en leones han sido Kepa, Yeray, Lekue y Williams. Tres de ellos son titulares indiscutibles, mientras que el defensa vizcaíno se ha hecho con un hueco y minutos gracias a su polivalencia que le permite actuar en las dos bandas, tanto arriba como abajo. Todo esto lo conoce perfectamente Ziganda, quien admitió durante su presentación de ayer que será un buen punto de partida entrar en un vestuario con tantas caras familiares. «Es una ventaja conocer lo que te rodea, el medio, el club, San Mamés, lo que quiere la gente y los jugadores. Sé lo que les puedo pedir y ellos saben lo que me gusta», comentó el navarro, quien destacó la juventud de muchos de ellos -«Raúl (García) es más veterano»-, hasta hace nada jugadores suyos y que volverán a serlo. «Tienen nivel y aún les quedan muchísimas posibilidades por delante para mejorarlo todo».
En este punto, el nuevo técnico rojiblanco tiró de un hilo de humor para trasladar su visión del día a día y el conocimiento que poseen de ello los jugadores. «Soy bastante pesado y saben (los futbolistas) que no van a tener mucho descanso y que estaré encima de ellos. Hablamos de gente a la que se puede sacar mucho partido porque se identifican con todo esto y serán capaces de transmitirlo en el campo. Transmitir lo que significa todo esto, el club, y lo que se juega en San Mamés». Reconforta saber que la adaptación al vestuario está prácticamente hecha y que cuando abra las puertas verá gente que no hace mucho luchaba bajo su mando. Necesitará que vuelvan a hacerlo y también conseguir que crean en él, que le vean como a alguien capaz de llevarles hacia objetivos importantes con valentía y firmeza. Hace tiempo que acostumbran a moverse en las alturas.
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